Bombas Gens da un paso más en la mediación con visitas guiadas experimentales que relacionan el arte con el techno y la noche
Cuatro fotografías de cuatro personas en un club de techno captadas por la cámara de Paul Graham. Verlas en una sala de arte contemporáneo es suficiente para que la lectura de las obras se mezcle con los recuerdos personales de los visitantes y proyecten en ellas sus experiencias. Es el punto de partida de “Ghost ‘n Goblins”, una visita performativa en cuatro tiempos que Bombas Gens Centre d’Art ha ido proponiendo en relación a su exposición “El pulso del cuerpo. Usos y representaciones del espacio”, y de la que este sábado a las 19h se ofrece su última sesión con entrada libre hasta completar aforo.
Con esta serie de visitas guiadas experimentales que relacionan el arte con los videojuegos, la música techno o el mundo de la noche, Bombas Gens da un paso más en la mediación museística. Y es que los casos de estudio de los que se parte acaban fagocitando el formato de la visita, y son las propias obras las que generan el deseo de escenificar lo que aparece en ellas. “La mediación, o como entendemos este proceso desde Bombas Gens, no solo es esa idea convencional de acercar el visitante al arte sino además añadir metodologías, experiencias o dispositivos que quedan fuera de la idiosincrasia del museo moderno”, explica el mediador Carles Àngel Saurí, creador de la actividad junto con un equipo de colaboradores como el artista y comisario Ali A. Maderuelo. Según este último, el arte o el pensamiento filosófico están al mismo nivel que el techno o el mundo de la noche. “Cada manifestación cultural, sea del tipo que sea, tiene su espacio y su tiempo. No es cuestión de niveles, sino de contexto. La música electrónica o los videojuegos llevan más de una década en proceso de asimilación por parte de la institución artística; un proceso que puede dar pie a debate pero que, de todos modos, parece imparable. La música electrónica o los videojuegos se nutren del pensamiento filosófico contemporáneo y anterior a ellos, del mismo modo que este desarrolla actualmente cuestiones que aparecen como consecuencia de ambos”.
Así, si Ghost ’n Goblins arrancó con una primera visita en la que se partía de un texto teórico, en el segundo acto este texto entró en diálogo con imagen proyectada y música, y en el tercero apareció el cuerpo de la mano de cuatro performers (Rocío Pérez, Paula Pachón, Sandra Gómez y Néstor García). En esta cuarta y última entrega, el espectador será invitado a participar de forma activa en su desarrollo y, por tanto, será a la vez público y performer. “El papel de público es un elemento performativo. También tiene su propio guión y su propia construcción del personaje. En Ghost ’n Goblins pretendemos desplazar ese papel clásico de público para darle la posibilidad de interpretar otro rol como espectador”, afirma Sonia Martínez, coordinadora de actividades del Centro de Arte. Carles Àngel Saurí apunta que “En Bombas Gens entendemos que cualquier visitante es un elemento activo siempre. Desde la activación que supone ponerse frente a una obra y que ésta te despierte reflexiones internas, hasta el hecho de que estas reflexiones generen la posibilidad de contestar a unas fotos sobre discotecas de techno bailando esta música en sala”
Eso sí, que nadie espere que el Centro de Arte se vaya a convertir en una discoteca al uso. Precisamente, esta es una de las contradicciones que ha tratado de abordar la visita guiada. Según Àngel, “el museo por sus características y su idiosincrasia imposibilita el acercamiento a una discoteca. El museo está pensado como marco de conservación y exposición higiénica. Estos rasgos alejan la idea de discoteca y la relegan a su propio espacio con sus construcciones y su propia subjetividad. Al museo la fiesta solo puede entrar como imagen: fotografía, vídeo, documentación o performance”.
Esta sesión se enmarca dentro del programa de actividades de Bombas Gens Centre d’Art, que pretende desbordar e investigar los límites de una visita guiada y del propio espacio expositivo.