Vicente Penadés, ingeniero agrónomo por la UPV, es el alma de este proyecto. Completó su formación en Enología también en la UPV. Hace un par de años se le presentó una oportunidad que no podía dejar pasar: emprender un proyecto bodeguero en la Finca Casa Peller (Cal Peller), en Fontanars dels Alforins. En el mismo se unía el sueño de varias personas que compartían el amor por la agricultura, la enología y la ecología. Pero, especialmente, que entendían que podían hacer un vino de la variedad Monastrell con un estilo propio (mayor complejidad aromática y una boca más fresca). Y ahí nació Vinya Alforí.

Fin de Cal Peller

La finca de Cal Peller ha tenido en las dos últimas centurias una continuidad en la viticultura y enología en la privilegiada zona dels Alforins. Fue adquirida en 1880, ya con una larga tradición en la viticultura, por don Luis Melo de Portugal y Pérez de Lema, marqués de Vellisca y grande de España. En 1951, tras la muerte del marqués de Vellisca, pasó a ser propiedad de don José Luis Enríquez de Navarra y Toviá. Y finalmente fue adquirida en 1988 por su actual propietario, don Vicente Francés Mora.

Hasta finales del s. XIX se elaboró vino en el “Cubet de Cal Peller”, situado a 100 metros al oeste de la bodega actual. Esta tipología de bodegas subterráneas con tinajas de barro o “Cellers Vells” era habitual en la mayoría de heredades dels Alforins, siguiendo la tradición de la cultura ibérica y romana.

Entre 1880 y 1949 la uva de la finca Cal Peller se trasladó a la bodega principal del Marqués de Vellisca, situada en la finca del “Balcó”, al lado del Palacio de Torrevellisca.

Posteriormente, en el año 1948, se empieza a construir el edificio donde se sitúa la bodega actual. La finalización de la obra sería en 1950, con la elaboración de la primera cosecha el mismo año, y siguiendo con actividad ininterrumpida hasta el año 1983.

Durante el período antes citado, los vinos se vendían principalmente a granel para la exportación a partir de los puertos de Valencia y de Alicante, mientras que también existía una venta al detalle para el consumo de proximidad.

Y será en el año 2016 cuando se decide retomar la actividad de la bodega, con el objetivo de producir vinos de calidad y embotellados a partir de una cuidadosa viticultura.

Por tanto, se trata de un proyecto con historia, alma y vida, que no es nuevo, sino que sus impulsores han retomado la actividad habitual en ese privilegiado enclave. Además, con el valor añadido de que la gestión de la viticultura ha recaído durante los últimos 200 años sobre diferentes generaciones de la familia Pastor. Por lo que el conocimiento de la elaboración natural de vino, las

destrezas agrarias de la viticultura y la adaptación medioambiental de la finca a su entorno se han mantenido con el paso del tiempo. Esta experiencia acumulada es la herencia de un legado histórico y un referente de las buenas prácticas agrarias del pasado. Legado que hoy hemos querido continuar para seguir el camino de sus antepasados, y con la experiencia para maridar el justo equilibrio en el proceso enológico de ayer y de hoy.

EL VIÑEDO

Cal Peller cuenta con un clima mediterráneo-continental, es decir, de transición entre el mediterráneo más húmedo de la costa y el continental de la llanura castellana del interior. Los veranos son calurosos y secos, mientras que los inviernos son fríos y con la humedad propia del Mediterráneo, con una temperatura media de unos 14ºC. El régimen pluviométrico está ligeramente por encima de los 400 mm / año y contamos con una altitud media de 650 metros sobre el nivel del mar. El suelo tiene una textura francoarenosa, con gravas, poca profundidad y escasa fertilidad. Dichas características nos permiten producir uvas con características muy particulares.

Tiene 50 hectáreas de terreno y la variedad predominante en la finca es la Monastrell, de la cual cuenta con cinco parcelas distintas, tanto en sistema de poda en vaso como en espaldera, y un rango de edades entre los 25 y los 60 años. En cuanto a variedades de uva blanca tiene una parcela de Macabeo. Para el futuro más inmediato tiene pensado plantar Verdil.

LOS VINOS

Vinya Alforí

Vinya Alforí tinto es un monovarietal de Monastrell que quiere respetar al máximo las características y particularidades del terruño y la tipicidad de la variedad.

Vendimia manual a mediados de octubre, en cajas de unos 12 kg. Seguidamente se introduce la uva en una cámara frigorífica para poder bajar la temperatura hasta 0ºC durante 24 horas.

Tras el despalillado y un suave estrujado fermenta en pequeños depósitos abiertos controlando la temperatura y realizando ligeros y constantes bazuqueos, de forma manual, para asegurar el constante contacto del mosto con los hollejos y favorecer la extracción de aromas y polifenoles. Por último, separan el vino de los hollejos sin prensar, para no extraer taninos de baja calidad y exceso de lías.

14 meses en tinas de roble francés y depósitos de hormigón.

Por último, se realiza el ensamblado, uniendo los dos tipos de vino, con lo que se logra una complejidad muy agradable, y dando como resultado un vino con alto rango de aromas tales como frutos rojos, compotas y torrefactos. En boca es fresco, con sabores balsámicos y larga persistencia.

Vinya Alforí Blanco

Vinya Alforí Blanco se elabora con la variedad Macabeo. Se vendimia a principios de septiembre, en cajas de unos 12 kg y, a continuación, se introduce la uva en una cámara frigorífica a 0ºC durante 24 horas.

Después del despalillado se realiza una maceración en frío para potenciar al máximo los aromas frutales. Seguidamente, se fermenta el mosto a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable con el objetivo de potenciar aromas varietales y fermentativos. Tras la fermentación, el vino permanece con parte de sus lías en depósitos de hormigón para ganar untuosidad y volumen en boca.

Así late Vinya Alforí. Un proyecto con historia y alma en el corazón de una de las zonas más destacadas de la DOP Valencia.