Antonio León: "El peor enemigo de los videoclubs es el fútbol"
La caída de los videoclubs en los últimos años es un hecho innegable. Las grandes cadenas que se dedicaban al alquiler de películas han ido cerrando sus locales de forma progresiva y en la actualidad tan sólo resistes algunos videoclubs de barrio, que tienen que reinventarse vendiendo merchandising y ampliando sus servicios más allá de las propias películas para seguir con este complicado negocio. Antonio León gestiona su propio videoclub, Pangea Cinema, desde hace un par de años. Se decidió a abrirlo en plena crisis del sector, al notar que existía una carencia después del cierre masivo de muchos videoclubs.
Al preguntarle por las causas de esta caída, Antonio apunta a la televisión como la principal culpable. "Mucha gente habla mal de Internet y de las descargas ilegales, pero yo no estoy de acuerdo con eso. España no es un país nórdico y todavía existen muchos hogares sin conexión a Internet. La gran competencia del videoclub es la televisión, y particularmente el fútbol", comenta. Pero sin duda otro de los factores que amenazan con acabar de forma definitiva con estos míticos negocios que surgieron en los años 80 es la propia industria cinematográfica. "Fueron poco inteligentes. Hace 15 años tenían el monopolio y podían poner los precios que quisieran porque iba a funcionar. Pero ahora, en un panorama en que las descargas son una realidad evidente, las grandes productoras no se han atrevido a bajar los precios de sus películas". señala Antonio.
Además, el cambio de formato también afectó en gran medida a este negocio. Ante la imposibilidad de hacer frente a la inversión que suponía sustituir todas las cintas de VHS por DVD's, muchos videoclubs decidieron poner fin a su andadura. Ahora se presenta el mismo problema con la llegada del Blu-ray y del 3D. "Este es otro error de la industria", afirma Antonio León, que dice que los dueños de los videoclubs se ven en una encrucijada: apostar por estos nuevos formatos, lo cual en muchas ocasiones no resulta rentable, o bajar la persiana. "Quieres tenerlo todo, pero económicamente no compensa", afirma Antonio.
El dueño de Pangea Cinema nos cuenta que apostó por autogestionar su propio videoclub, tendencia que va a contracorriente de la forma en que este tipo de comercios comenzaron a crecer a finales del siglo pasado. Este negocio, entendido como una franquicia en la que un dueño contrataba a dos o tres personas que trabajaban a turnos, no puede funcionar en la actualidad, piensa Antonio León. Él, sin embargo, opta por un trato personal con el cliente. "Saber de cine y poder aconsejar a la gente siempre se agradece, pero no es imprescindible. Lo fundamental es saber tratar con el público", dice.
No obstante, a pesar de haber podido trabajar con una cartera de clientes importante, también los hay quienes prefieren no abandonar la magia de una sala de cine. Y es que las películas están hechas, en realidad, para verse en la gran pantalla. El hecho de poder ver cine en casa es muy cómodo, pero se pierde de alguna manera la esencia del film.
Los videoclubs ofrecen, eso sí, el hecho de poder ver las películas que en su día no pudiste ver en el cine. Y en este sentido, vuelve a jugar un papel decisivo, según el parecer de nuestro amigo, la televisión. Recién conocidos los nominados a los Óscar, Antonio comenta que "los premios son una gran ayuda para nosotros. Toda película que sale como noticia en televisión después de haber estado en el cine es perfecta para el videoclub. Los telediarios marcan tendencias y crean la necesidad de ver uno u otro film por la popularidad que le otorgan con sus noticias".
Los videoclubs, esos negocios que hoy caminan hacia un futuro incierto en peligro de extinción, siguen siendo, según Antonio, imprescindibles. Todavía algunos cerrarán sus puertas, pero por mucho que la tecnología permita ver películas gratis en la red, los amantes del buen cine siempre sabrán reconocer las garantías de calidad que siguen ofreciendo estos comercios. Y el cine nunca pasará de moda.