Los cruceros, la apuesta por la Marina Real, el soterramiento de las vías del Parque Central y la apuesta por las playas y nuestra gastronomía, claves
Pere Valenciano, durante la presentación de Viuvalencia.com en el restaurante L"Estibador.
La ciudad de Valencia ha experimentado en la última década un enorme crecimiento en el número de visitantes, tanto turistas nacionales como internacionales. La capital valenciana ha crecido posiciones en el ranking mundial de ciudades turísticas gracias a que los grandes eventos deportivos han surtido efecto -sin entrar en sus costes y todas las polémicas que serían objeto de otro artículo-, como la Fórmula 1, la Copa América y también el Mundial de Motociclismo. Esta es la clave principal por la cual ha aumentado especialmente el número de turistas extranjeros, especialmente europeos como italianos, franceses, ingleses, holandeses y alemanes.
Pero los grandes eventos deportivos, salvo el motociclismo, han desaparecido y hay que pensar en cómo conseguimos ganar cuota en el competido mercado turístico y aproximarnos a ciudades como Barcelona o Madrid, como grandes urbes referentes del turismo español, o en la costa destino como Benidorm, Málaga o las Islas Baleares y Canarias.
Colomer y Bernabé
Antes de continuar el análisis y reflexión sobre el presente y futuro de Valencia como destino turístico, destacar que es una buena noticia que al frente de la Agència Valenciana de Turisme se encuentre Francesc Colomer, quien como ex alcalde de Benicàssim conoce de primera mano las necesidades, las fortalezas y debilidades del turismo de sol y playa, uno de los grandes atractivos de la Comunitat Valenciana, si bien debería corregirse el error de que no haya una Conselleria de Turismo y se haya degradado a secretaría autonómica un sector que es fundamental para la economía valenciana. Por parte del Ayuntamiento de Valencia, otro acierto es el de Antoni Bernabé, al frente de Turismo Valencia, quien tiene buenas ideas y están trabajando en la Valencia turística de los próximos años, involucrando al sector privado.
Valencia lo tiene todo
Valencia es una ciudad que tiene una gran riqueza patrimonial y cultural, aunque los valencianos en demasiadas ocasiones no valoramos nuestro potencial. Contamos con la Lonja, Patrimonio de la Humanidad, símbolo del potencial de la Valencia del Siglo XV; las Torres de Quart y de Serranos, entradas que se conservan de la antigua ciudad medieval; la Catedral y el Miguelete; museos como el IVAM o el San Pío V; la fantástica rehabilitación de San Nicolás... Las playas de la ciudad son únicas en España y, sin embargo, absolutamente desaprovechadas como generadoras de riqueza. Contamos con parajes naturales importantísimos, como El Saler o l'Albufera y el cauce del río Turia como uno de las grandes aciertos históricos en esta ciudad, al convertirse en un pulmón verde que acoge numerosas actividades deportivas. La monumentalidad de la Ciudad de las Artes y las Ciencias supone un referente en la Valencia del Siglo XXI, pese a sus errores y su infrautilización. No podemos olvidar el Bioparc, al otro lado del río Turia, como uno de los zoológicos más modernos del mundo, en el que los animales se encuentran prácticamente en libertad.
Valencia tiene barrios que todavía no nos hemos dado cuenta de su potencial turístico, como Ciutat Vella o Russafa. Y, naturalmente, el Cabanyal, que una vez desaparecido el fantasma de la ampliación de la avenida Blasco Ibáñez, debe ser rehabilitado, imitando el modelo de Russafa, barrio de moda tras su fantástica recuperación en la última década.
Mención especial merece la Valencia gastronómica, tan unida al turismo pujante que encuentra en la gastronomía una razón más para viajar. Más allá de ser la tierra de la paella y de contar con los mejores restaurantes del mundo en este sentido, Valencia tiene zonas absolutamente deliciosas que 'vender' al turista nacional e internacional. Por supuesto, en cada rincón de la ciudad encontramos excelentes restaurantes, más allá de las 'estrellas Michelín' de Quique Dacosta -en Alicante- o Ricard Camarena, pero no hemos sabido explotar turísticamente como merecen zonas como la avenida de Neptuno, en la Playa de las Arenas o El Palmar, junto a l'Albufera.
Nuestras playas, como decía al principio, son espectaculares, por sus banderas azules y demás distintivos de calidad, por su arena fina y dorada y por la amplitud de, por ejemplo, Las Arenas o la Malvarrosa. Pocas playas pueden presumir de estar en un paraje natural tan bello como la de El Saler y sus protegidas dunas y pinadas, que la convierten en única en el mundo. Sin embargo, las playas de la Malvarrosa y Las Arenas están absolutamente desaprovechadas, con el 'castigo' de la Demarcación de Costas respecto a playas de otras provincias, como Málaga o Cádiz, sin actividades deportivas o chiringuitos a pie de playa, pese a los más de 250 metros de ancho de estas zonas.
Turismo crucerista
Otro de los grandes retos es el de los cruceros. Valencia se ha quedado estancada y está muy lejos de otros destinos como el de Barcelona, que sufre ya un cierto colapso. Frente a los que piensan que los cruceristas apenas gastan dinero, esta mentira se desmiente rápidamente comparando Valencia con otros destinos que reciben cruceristas, como Barcelona o Palma de Mallorca en España, o Venezia, Roma, Santorini, Mikonos o Dubrovnik en otras partes del Mediterráneo europeo. Hay que trabajar por que lleguen más turistas y, sobre todo, que se introduzcan paquetes para sacar el mayor rendimiento a esta circunstancia. En estos momentos, muchos de los cruceristas acaban yendo a las cuevas de San José, en La Vall d'Uixò (Castellón), cuando podrían prepararse visitas a l'Albufera y El Palmar, al centro histórico de la ciudad o la Ciudad de las Artes y las Ciencias. La ciudad lo tiene todo, pero nos falta organizar las visitas que recibimos, pensando en lograr que se gasten el mayor dinero posible en nuestra ciudad.
Es imprescindible potenciar el aeropuerto de Manises, logrando más frecuencias a destinos estratégicos. Hablaremos largo y tendido de este asunto en próximos artículos.
Tampoco hay que olvidar el turismo de negocios, importantísimo y con gran futuro, de ahí la importancia de resucitar a Feria Valencia y de apostar por el Palacio de Congresos. Se trata de un turismo que deja mucho dinero por el poder adquisitivo de quienes nos visitan y que beneficia al sector Servicios, en especial el de la restauración.
Marina Real y Parque Central
Dos claves fundamentales radican también en la Marina Real y sus amplísimas posibilidades turísticas, consiguiendo que de una vez por todas Valencia deje de vivir de espaldas al mar. Y la otra es el soterramiento de las vías del Parque Central, un proyecto que supondría cerrar la herida que separa los barrios de Russafa y Malilla y sería un nuevo pulmón verde imprescindible para mejorar la calidad de vida de los valencianos y otra atracción turística para la ciudad.
Si logramos unificar todos estos atractivos, pensando en todos los tipos de turistas que podemos atraer -sin olvidar el LGTB, el turista sénior, el cultural y el deportivo, como apunta acertadamente Colomer- y creyéndonos de verdad la importancia del turismo, convertiremos a Valencia en una ciudad al nivel de Barcelona y Madrid.
(I Parte)
* Pere Valenciano es editor del Grupo El Periódico de Aquí
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