Valencia frente al mar
Desde pequeños, los valencianos, en las conversaciones de mesa camilla, siempre hemos escuchado de nuestros mayores aquello de que "Valencia, vive de espaldas al mar". Una frase tremenda y contradictoria, siendo Valencia una ciudad marítima. Si bien es cierto que Valencia aún no ha resuelto, definitivamente, su frente marítimo o "waterfront", como dicen los anglosajones. Somos una ciudad mediterránea con un litoral urbano manifiestamente mejorable y también somos una ciudad con puerto pero Valencia no es una ciudad portuaria al uso, o creada en torno a un puerto, como lo fueron y son, por ejemplo, Santander, La Coruña o Alicante, en las que su epicentro urbano más representativo lo tienen construido en torno a su fachada litoral junto al puerto. Muchas veces nos hemos preguntado por qué Valencia no tiene un frente marítimo claramente identificable como su imagen de marca, cuando nuestra ciudad tiene puerto y varios kilómetros de espléndidas y envidiables playas de finas arenas que afortunadamente en los últimos años con el paseo marítimo se han recuperado para el uso masivo de los ciudadanos en cualquier época del año.
Las playas del Grao, Las Arenas, Cabañal y Malvarrosa y su franja litoral no eran tan extensas y bellas cuando Valentia Edetanorum fue fundada por los romanos. El que Valencia esté situada a muy pocos kilómetros del mar pero no frente al mar fue una decisión logística de los romanos. Ya lo describió Plinio el Viejo en el siglo I d.C. en su tratado de Historia Natural al citar que Valentia distaba del mar tres mil pasos (4.434 metros), unos cientos de metros menos que ahora pues el mar se ha ido alejando por el espigón norte del puerto con el paso de las décadas. Cuando los soldados romanos, licenciados de las guerras lusitanas contra Viriato, fundaron Valencia en el año 138 a.C., la construyeron en una isla fluvial cerca de la desembocadura del río Tyris. La nueva colonia romana de Hispania estaba estratégicamente situada en la prudente equidistancia de dos importantes poblaciones indígenas, como eran las íberas Arse (Sagunto) y Edeta (Lliria). La Valencia fluvial de aquellos veteranos soldados y sus familias no tenía un puerto natural y comercial como ya entonces lo eran los de Dénia o Tarragona, de los más importantes de la Tarraconensis para los navegantes del Mare Nostrum, el "nuestro mar" de los romanos. Sí que es verdad que Valencia disponía ya entonces de un grao en su litoral. Un terraplén o dique natural en su costa formado fundamentalmente por las arenas y limos que arrastraba el río Túria en su desembocadura y que al amansar en dicho grao las aguas y rompientes de las olas servía de embarcadero en el que podían fondear las naves de la época que ya entonces comerciaban o pescaban en nuestras costas. Primero fueron los graos en las costas valencianas, como los de Sagunto, Borriana, Castellón, Gandia y Valencia, y luego se construyeron los puertos. De hecho, hasta finales del siglo XV, en tiempos de Fernando de Aragón, no se construyó en el Grao un puerto de Valencia digno de tal nombre y que sirviera para un regular y fructífero intercambio marítimo-comercial, comenzando a partir de entonces el liderazgo mercantil y naval en el mediterráneo occidental de la Corona de Aragón a través del Reino de Valencia.
Los romanos tenían extraordinarios ingenieros y arquitectos que advirtieron de inmediato la insalubridad de las tierras valencianas existentes entonces junto a la orilla del mar. Unas tierras nada saludables de marjales pantanosos y palúdicos, con un suelo inestable y muy blando plagado de estanques, surcado de múltiples acequias y riachuelos del Turia. Un río con una bocana inestable sometida a frecuentes riadas y que junto a los temporales inundaban a menudo la franja litoral, haciéndola intransitable e inhabitable. Así las cosas, los romanos decidieron, con muy buen criterio técnico y por su gran experiencia del mundo conocido y de la ingeniería hidráulica, fundar su ciudad en la isla del Tyris, cerca del mar y de su grao pero no frente al mar. Valencia se fundó en el actual entorno de la Plaza de la Virgen porque no tenía puerto natural.
La separación física entre Valencia y su Grao, entre la ciudad y su frente marítimo ha durado dos mil años y todavía hoy no está plenamente resuelta. Los pueblos del Grao y Cabañal que surgieron en época medieval con carácter estable dedicados a las actividades portuarias y pesqueras, fueron poblaciones independientes con ayuntamientos propios hasta 1897, año en que fueron anexionados a la metrópoli de Valencia. La interconexión urbanística y de comunicaciones entre la ciudad de Valencia y sus "poblados marítimos" siempre ha sido objeto de polémicas y litigios y constituye aún una asignatura pendiente. Todavía hoy, cuando los graueros salen de su casa para ir al centro de la ciudad avisan a los suyos: "Em vaig a València", lo cual, al margen de ser una expresión coloquial y costumbrista, revela también una segregación o separación secular, una barrera mental y sociológica.
Con independencia de la falta absoluta de consenso durante muchos años entre los diferentes responsables políticos municipales para diseñar nuestro frente marítimo, lo bien cierto es que, a derecha e izquierda del puerto, nuestros barrios marítimos languidecen, envejecen y, en buena medida, albergan amplios guetos de marginación social. Es necesaria la intervención urgente y decidida de la Ciudad para, de una vez por todas, proceder a la recuperación social, económica y urbanística de la Valencia marítima y poner fin a su progresivo deterioro. Valencia es de los valencianos, de todos. De los que viven junto al mar en los barrios marítimos y de los que viven en los barrios de Patraix, Russafa o Campanar que, por cierto, también fueron municipios antes que barrios de la ciudad. Valencia también es una suma de pueblos ubicados más allá de sus murallas cristianas. Los valencianos hemos demostrado, a lo largo de los siglos, nuestra especial inclinación florentina a no ponernos de acuerdo en las cosas esenciales que nos afectan, en este asunto del diseño de nuestro frente marítimo quizá lo mejor sería, convocar un concurso internacional de ideas para que los mejores urbanistas y arquitectos del mundo nos diseñasen el mejor frente litoral posible para Valencia, desde todos los puntos de vista, en urbanismo y en contenidos culturales, comerciales y de servicios. Se lograría tener un diseño global, un horizonte despejado de lo que se debe hacer en los poblados marítimos de ahora en adelante y en varias décadas, evitando el parcheo, la indefinición y los remedios cortoplacistas para nuestro "waterfront" y nuestros degradados barrios marítimos.
Probablemente, el principal reto en el diseño de la ciudad de la Valencia del siglo XXI, es el de demostrar nuestra capacidad pública y privada, como sociedad valenciana, para construir un frente marítimo de gran calidad que sea nuestra mejor imagen de marca en el mundo de gran ciudad mediterránea y que a la vez sea una fuente de bienestar, empleo y riqueza para todos los valencianos. La solución a nuestro frente urbano litoral va más allá de la rehabilitación de unos barrios marítimos, que también, sino que debe ser una solución global para una Valencia marítima, una Valencia frente al mar.