¡Una mascota no es un juguete!
A Linda, una perrita cruzada con American Stafford y Labrador la tiraron de un coche en marcha en la localidad de Silla, alguien, ante su asombro, lo observó y se lo comentó a Joanna, nuestra heroína. Linda asustada buscó el edificio más cercano y localizó un agujero en un semi descampado para resguardarse.
Joanna no lo tuvo fácil, la buscó y al final la encontró. Joana se sentó en un escalón, le puso comida y esperó a que saliera, transcurrió dos horas, comió un poquito pero rápidamente volvió a su escondite, esto ocurrió el 12 de agosto de 2015.
El veterinario le comentó que a esta raza de perros los eligen para pelear y los entrenan poniéndoles comida y pegándoles, asociando comida con las palizas, por este motivo comen lo mínimo y rápidamente para cubrir sus necesidades.
Ahora tiene un hogar con Joanna y su familia y como compañero de juegos tiene a Max, un Braco de Weimar. Podéis ver los ojos apagados y tristes que delatan su estado cuando la encontraron y el brillo en su mirada, ahora, al saberse integrada en una “manada”.
Esta historia se repite, lamentablemente innumerables veces; después de fiestas como Reyes o en verano, nos encontramos a muchos perros abandonados, por este motivo quiero hacer hincapié que las mascotas no son un juguete y los beneficios que nos pueden aportar son innumerables.
Sin lugar a dudas nos aportan cariño sin esperar nada a cambio y muchas personas que tienen problemas de sociabilización, de cómo exteriorizar su cariño, conocen a otras personas con las que pueden “romper el hielo” hablando de su experiencia con sus mascotas, mejorando su estado de ánimo y mitigando el temido stress. Nos dan seguridad, además del cariño, nos hacen ser responsables por tener que realizar una actividad diaria y a su vez nos estimulan a que nos levantemos del temido sofá para realizar un ejercicio mínimo.
Contamos con el asesoramiento profesional de la psicóloga canina Eva Balaguer que ha contestado a nuestras preguntas y nos ha orientado, pero a mi modo de ver, recapacitemos antes de abandonarlos, busquemos una alternativa y démosle una oportunidad.
C.S. - ¿Cómo recibir, en un hogar, a un perro abandonado?
E.B. - Recibiremos a un perro abandonado como deberíamos recibir a cualquier otro perro que llega nuevo a casa por primera vez, siendo conscientes de que tenemos una vida entre manos.
Debemos ser conscientes de lo que es un perro y cuáles son sus necesidades, ya que los perros no son juguetes que cuando nos cansamos de él lo dejamos a un lado. Al dejar de lado a un perro, dejamos una vida, que si bien, no tienen los mismos sentimientos que un ser humano, son capaces de sentir los estados emocionales como miedo, frio, hambre, etc, que se sufren a consecuencia del abandono.
En caso de un perro abandonado, tendremos que observar su estado, y acudir a un profesional para saber gestionar sus estados y emociones en función del estado en el que se encuentre.
C.S.- ¿Qué pasa cuando abandonamos a un perro? ¿Qué siente?
E.B. - Como ya indicaba anteriormente, un perro no siente las cosas de igual forma que lo haría un ser humano, pero sí es cierto que son capaces de experimentar estados emocionales que les permiten sentir una sensación (miedo, inseguridad, frío), mientras permanezca el estímulo que la provoca, ya que los perros viven el presente. En el caso de un perro abandonado, estas sensaciones se pueden alargar bastante en el tiempo, y eso hace que el perro se convierta posteriormente, en ocasiones, en un perro con carácter miedoso o inseguro.
Si un estado emocional se alarga demasiado en el tiempo puede convertirse en una forma de vida (carácter miedoso o agresivo) y el perro puede aprender a vivir solo de esa manera, porque es la única que conoce.
C.S.- A un perro de unos 3 años, al que abandonan ¿Cómo le podría cambiar la situación?
E.B. - Efectivamente habrá un cambio importante en su vida, sobre todo al pasar de tener una familia (para él manada) que lo guie y lo acompañe en el camino de la vida, a encontrarse sólo.
Dejará de tener una rutina, en la que cubramos sus necesidades básicas como perro (una correcta alimentación, ejercicio físico, explorar nuevos lugares o una buena socialización desde pequeño), y eso le creará desequilibrio mental. Además, le faltará su manada, donde se siente seguro y uno más de ella, otra necesidad importante en ellos, porque no hay que olvidar que los perros son animales gregarios y el hecho de encontrarse integrados dentro de su manada ayuda, también, en su equilibrio mental.
Sobre todo sabemos que los perros son unos seres muy especiales que dan cariño sin esperar nada a cambio, y que por su condición de ser animales sociales nos apetece compartir con ellos nuestras vidas, pero no tenemos que olvidar que un perro es una vida y tiene sus necesidades, las cuales son imprescindibles cubrir para que la convivencia entre perros y humanos fluya de manera adecuada y evitar así el abandono por no saber comunicarse con él o no darle lo que necesita.
C.S.-Como psicóloga canina ¿Qué mensaje quisieras transmitir a los que adquieren regalan una mascota y al poco tiempo la abandonan?
E.B. – -Pienso que regalar una mascota, si no se hace a conciencia, es un error.
El perro se debe elegir a conciencia, ya sea de raza o de perrera y para eso tiene que ser la misma persona que se va a ocupar en un futuro se su educación y convivencia, la que piense en cuáles son las posibilidades que tiene él/ella mismo/a, para cubrir las necesidades básicas de su perro.
Y no solo hablamos de la comida, del ejercicio físico, etc, sino que, saber entender a nuestro perro, es la primera tarea que deberíamos tener en cuenta, entender su mente para poder comunicarse con él de manera adecuada y evitar así, futuros problemas de conducta.
C.S.- ¿Es difícil pero no imposible la integración de una mascota en un núcleo familiar con otros animales? ¿Qué pautas indicarías?
E.B. - -La integración de una nueva mascota será posible dependiendo de la edad de los que ya habitan en él.
Por ejemplo, si queremos introducir un gato en una casa donde ya vive un perro de unos 3 o 4 años, el cual no se ha socializado con gatos desde pequeño, será imposible que convivan como si nada porque el perro lo podrá ver como una presa, en lugar de un compañero.
Lo ideal sería introducirlos en la casa a ambos a una temprana edad, desde cachorros a ser posible, para que así crezcan juntos y se identifiquen como compañeros.
Pero cuidado, que un perro no cace al gato con el que convive, no quiere decir que no lo haga con los de la calle, ya que no deja de ser un instinto.
Fotos realizadas por J. Félix Gimeno.
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