Tres años sin Canal 9
Canal 9 inició su andadura un 9 de octubre de 1989 con la retransmisión en directo de los actos de celebración del Día de la Comunidad Valenciana. La muerte de la cadena pública, su fundido a "negro", también en directo y con tintes melodramáticos, ocurrió el 29 de noviembre de 2013 con la presencia de la Policía Autonómica en los estudios de Burjassot. El cierre de la radio y televisión pública valenciana fue una decisión política del Consell de Alberto Fabra, el último gobierno del PP. Una decisión que generó una amplia polémica en la sociedad civil valenciana además de tener unas consecuencias políticas, jurídicas, laborales, económicas y socioculturales ciertamente graves y de gran complejidad.
La vinculación de RTVV con la defensa y promoción de la lengua y de las demás señas de identidad valencianas siempre fue, o debió ser, la principal razón de la creación y existencia de este servicio público de interés general en la Comunitat Valenciana. La defensa de la lengua valenciana y de nuestra identidad como pueblo diferenciado y con autogobierno serían, por tanto, las principales razones que justificarían la puesta en marcha de un nuevo servicio público valenciano de radio y televisión y ello sin perjuicio de añadir también las principales funciones u objetivos que debe cumplir cualquier medio de comunicación audiovisual, sea privado o público.
Todas las comunidades autónomas con lengua propia además del castellano como Cataluña, País Vasco, Baleares y Galicia la tienen. También la tienen Andalucía, Madrid, las dos Castillas, Asturias y otras autonomías. En esto, como en tantas otras cosas, los valencianos también somos diferentes del resto de los españoles y además de estar infrafinanciados también estamos infrainformados. A esta situación ha querido poner remedio el nuevo Consell y dicen que pronto la nueva radiotelevisión pública valenciana será una realidad.
Reabrir Canal 9 está exigiendo un arduo proceso de negociación y de diseño entre los socios de gobierno del Consell y los grupos parlamentarios, con la lógica presión de los extrabajadores de
RTVV y también de la industria audiovisual valenciana para la que la televisión valenciana es un motor de desarrollo y una fuente, qué duda cabe, de ingresos y de empleo.
El nuevo modelo público de RTVV tiene que ser fruto del máximo consenso político y profesional posible. Tiene que ser un modelo sostenible, o sea que lo podamos mantener en tiempos de infrafinanciación. Seguramente modesta y con una plantilla laboral dimensionada al servicio a prestar y a las posibiolidades de financiar el servicio público. Si se cerró Canal 9 de la peor manera posible habrá que abrir la nueva de la mejor manera posible al servicio del pueblo valenciano.
Ahora es una excelente oportunidad para definir o redefinir el modelo de radio y televisión pública valenciana. La televisión autonómica debe ser objetiva, de proximidad y responder a criterios de pluralidad para que los diferentes grupos sociales, culturales y políticos de nuestra Comunidad se vean representados. El nuevo Canal 9, o como se llame, como toda televisión que se precie de tal nombre, debe informar, formar y entretener. Con todo, la responsabilidad política de poner en marcha el nuevo servicio público de televisión es del actual Consell que lo debe hacer despacio porque hay prisa y necesidad, para emitir en vivo y en conserva, pero con información veraz, plural y objetiva.