La inquietante 'El ciclista utópico' llega a Valencia con Fran Perea y Fernando Soto
¿Puede un accidente cambiar nuestras vidas? ¿Podemos usar un accidente para cambiar nuestras vidas? Son dos de las preguntas que responde El ciclista utópico y que se ha hecho su director, Yayo Cáceres (Ron Lalá), a la hora de trasladar el texto a la escena. Una dramaturgia de Alberto de Casso, ganadora del Premio de Literatura Dramática Fundación Teatro Calderón de Valladolid en 2014, que llega a Valencia con cuatro únicas funciones del 19 al 22 de octubre en el Teatre Talia. Supone el estreno de este montaje de la Comunitat Valenciana.
Protagonizada por Fran Perea y Fernando Soto (La casa de papel, Antena 3), dos actores con una amplia y reconocida trayectoria en teatro y televisión, y producida por el Teatro Calderón, Emilia Yagüe Producciones (El pintor de batallas, Comedia Multimedia) y Feelgood Teatro (Feelgood, La Estupidez).
SINOPSIS
Manuel (Fran Perea) es un maestro rural que vive feliz y apaciblemente con su mujer y sus tres hijas menores. Acebal (Fernando Soto) es un hombre rústico, cerril, reaccionario, exaltado y aparentemente ingenuo que diseña en su ilusoria cabeza una serie de máquinas delirantes, insensatas y utópicas que faciliten las relaciones humanas. El destino los une un día en que, cegado por el sol, Manuel atropella en un cruce al ciclista Acebal y destroza su bicicleta. El ciclista, muy apenado por este hecho, despierta la compasión de Manuel.
Este atropello hará que surja un vínculo fuerte, tenaz y sumamente destructivo entre ambos personajes. Acebal se infiltrará cada vez más en la vida familiar y laboral de Manuel hasta convertir su existencia en un tormento y al final hará que su presencia resulte tan sofocante como necesaria, y todo llegue a un punto de no retorno.
En palabras de su autor, Alberto de Casso, "El ciclista utópico nos habla de dos hombres profundamente antagónico en sus costumbres ideales, vida social y familiar. Y de cómo el más débil trata de infiltrase en la vida del otro vampirizándolo y usurpando su equilibrio hasta llegar a un punto de no retorno."
Según su director, Yayo Cáceres, “humor duro y con el sarcasmo suficiente como para importunar”. “De Casso nos ofrece este texto en el que, una vez más, el teatro nos ayuda y nos sirve para escrutar la condición humana y el profundo e intrincado laberinto de las relaciones”, añade Cáceres.
“Manipulación, culpa, deseos ocultos, personajes oscuros y extremos, más otra cantidad de ingredientes asoman en este Ciclista utópico en el que dos personajes, el que provoca el accidente y el accidentado, se meten a la vez en un túnel en el que quizás ni siquiera se ve la luz de la salida”, explica.
En resumen, según su director: “Dos personajes, dos actores al servicio de la historia; y una historia humana y descarnada que no dejará indiferente al espectador…”
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