Si yo fuera rico
Dentro del nivel mediocre que ha dominado la comedia española en 2019, con contadas excepciones, este estreno, remake de una cinta francesa, presenta un divertimiento correcto, narrado con fluidez y que cuenta con secuencias verdaderamente inspiradas, aunque se advierten altibajos puntuales. Aprovecha su vertiente romántica para ironizar sobre la idea de que el dinero no da la felicidad y construye una historia amable en líneas generales, que recurre a los tópicos y a personajes básicos un tanto exagerados, pero aceptables e idóneos si se piensa en su intención principal y en el género al cual corresponde.
Santi atraviesa una situación delicada: está a punto de divorciase de la mujer a la que sigue amando, vive en una furgoneta y no tiene trabajo. Por si fuera poco, un antiguo compañero, de quien se burlaba en el colegio, acaba de regresar de Estados Unidos convertido en un ejecutivo de éxito y ha contratado a su todavía esposa, lo que despierta en él unos celos irreprimibles. Ese panorama cambia el día que le toca un premio de 25 millones de euros; sin embargo, en sus actuales circunstancias, mantenerlo totalmente en secreto parece la opción más apropiada, al menos durante un tiempo.
No hace falta ser un visionario a la hora de prever el desarrollo de la película prácticamente desde los compases iniciales. Apoya su recorrido en un variopinto elenco de secundarios, representados fundamentalmente por los amigos, que funcionan de forma desigual. Acierta en mayor medida al caricaturizar la adaptación de los nuevos ricos a los lujos que de repente tienen al alcance.
El apartado sentimental responde a una especie de triángulo que no termina de resolverse bien. No obstante, en este terreno depara el mejor momento del film: una escena de cama a dos bandas cuyo ingenioso tratamiento proporciona un resultado tronchante, alejado de las zafiedades habituales.
Encabeza el reparto Álex García, que tras participar en Litus demuestra moverse a las mil maravillas en registros cómicos, y además aquí le acompaña una actriz que constituye un valor seguro: Alexandra Jiménez, nuevamente magnífica. Se agradecen las pequeñas e hilarantes intervenciones de Antonio Resines e Isabel Ordaz; mientras que Adrián Lastra, Jordi Sánchez y Paula Echevarría cumplen con sus papeles.
Sería ideal, si se pudiera programar una sesión doble, continuar con el visionado de Felices 140 (2015) y sacar conclusiones acerca de los pros y contras de ganar una fortuna con la lotería.