Vive Sevilla, desde Santa Cruz a Triana
No cabe duda de que Sevilla es una de las ciudades más bellas de España, de ahí que sea la tercera ciudad más visitada por los turistas, tanto nacionales como extranjeros. El clima, su luz, los monumentos y el carácter de sus gentes, son el principal estímulo para querer conocerla. ¿Y qué es conocer una ciudad? Conocer una ciudad no sólo es visitarla, que también, es estar entre sus gentes y entender esa forma de concebir la vida que tienen y cómo se comunican entre ellos. Otra cosa importante para conocer bien una ciudad o un país, es entender su pasado histórico. En ese sentido, la historia de Sevilla la conoceremos visitando tres de sus muchos museos: el Palacio de las Dueñas, donde apreciaremos la esencia andaluza más castiza, el Museo de Artes y Costumbres Populares, donde paseando por sus instalaciones haremos un recorrido por el alma de la Sevilla más tradicional y el Archivo General de Indias, donde se aúnan historia y cultura en un noble edificio concebido por Juan de Herrera. Pero el verdadero sabor de Sevilla, el más real y espontáneo, es el que sentiremos paseando por sus calles más populares, las de los barrios de Santa Cruz y de Triana.
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A quince minutos en autobús desde el centro de la ciudad, encontraremos las ruinas de Itálica, esa ciudad romana que vio nacer nada menos que a Trajano y a Adriano dos de los más destacados emperadores del Imperio Romano. Pero el sello más importante por lo que se reconoce a Sevilla son sus grandes monumentos de la época musulmana: El Real Alcázar, la Torre del Oro y la Giralda. El Real Alcázar es un grandioso conjunto palaciego construido en diferentes etapas de la historia. La Torre del Oro es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad, parte de la antigua muralla que mira al río Guadalquivir y, por último, la torre de La Giralda, construida a partir del alminar de la antigua mezquita y que es el campanario de la actual Catedral de Sevilla. Su altura es de 104 metros, ocho por encima del Big Ben de Londres y diez y seis más que la catedral de Burgos. Una de las curiosidades de esta torre es que no se asciende por una escalera interior, como sería normal en estas construcciones, sino por una rampa, rampa que se hizo para que el sultán almohade de la ciudad pudiera subir con su caballo. Por su parte, la Catedral es la más grande del mundo. Otro monumento, quizá el más emblemático de Sevilla es el Río Guadalquivir, río que se puede navegar en un paseo inolvidable. La Plaza de España, nacida en la Exposición Iberoamericana de 1929 y el Parque de María Luisa los encontraremos al paso y son dos de los lugares más visitados de la ciudad.
Desde los fenicios hasta los musulmanes, los andaluces en general se han ido forjando con esa mezcla de culturas que son tangibles tanto en su gastronomía como en su carácter tan abierto y acogedor. Todo en Sevilla te va a cautivar y ahora es el momento oportuno. El mes de enero se disfruta de un clima seco, con sol y sin aglomeraciones de turistas. Podrás pasear sus calles, saborear sus tapas y sus mejores vinos. La música, el arte y la cultura los disfrutarás por la calle, la simpatía y la amistad de sus gentes te acompañará en todo momento.