El Ayuntamiento recupera el refugio antiaéreo del edificio consistorial, que podrá ser visitado por la ciudadanía
La concejala de Patrimonio Cultural y Recursos Culturales, Glòria Tello, ha presentado el primer refugio antiaéreo rehabilitado de la ciudad, que se encuentra en el edificio de la casa consistorial. En el refugio, que se complementa con una exposición temporal que contextualiza su construcción, se han instalado paneles informativos. “Es un acto de justicia la recuperación de estos espacios, las generaciones futuras tienen derecho a saber su historia”, ha declarado la concejala. El alcalde Joan Ribó, junto con la concejala Glòria Tello, inaugurarán el refugio esta misma tarde.
La concejala ha explicado que “la idea de memoria histórica, o memoria colectiva son conceptos muy arraigados en muchos países europeos, ya desde el siglo pasado, y que en nuestro país llevaban un considerable retraso. Ahora, por fin, València se adentra en su propia historia más reciente. Porque obviar nuestra historia no conduce a ningún sitio. Un gobierno responsable, que defiende la democracia, no puede ni debe pasar de largo por capítulos de nuestra historia más reciente, como la guerra civil. Por eso mostramos a la ciudadanía un refugio como el que abrimos hoy”.
Se trata de un refugio de tipo escolar que fue construido en 1938 y tenía capacidad para 700 niños del centro educativo que estaba situado en un lateral del propio edificio del Ayuntamiento. Constaba de dos entradas simétricas a través de escaleras y cinco naves cubiertas con bóveda rebajadas de hormigón. Todas las naves disponían de bancos corridos de obra para que los niños se sentaran mientras esperaban a que pasara el peligro. El refugio disponía de retretes y de electricidad.
En la recuperación del edificio se ha añadido también “una musealización en paneles para que los visitantes aprecien las instalaciones y recuerden cuál fue su cometido”, ha explicado Tello.
Fue modificado parcialmente en los años 50 para construir la actual cochera, y en los 60 comenzó a utilizarse como almacén de documentos, por lo que se eliminaron algunos elementos originales como por ejemplo los bancos corridos. Además, se añadió un pavimento de baldosas hidráulicas y se picaron las paredes. También se modificó el aspecto original al compartimentar las naves con tapias y dichas naves se independizaron con puertas.
Con tantos cambios y con el nuevo uso se olvidó su origen hasta que, en 2016, la Concejalía de Patrimonio Cultural y Recursos Culturales emprendió la recuperación y puesta en valor “como legado patrimonial de la memoria histórica de la Guerra Civil de la ciudad de València”, según Glòria Tello. El coste total ha supuesto 212.000 euros, que han sido asumidos por la Concejalía.
Las visitas a este refugio se prevé que serán con cita previa y en pequeños grupos por motivos de capacidad y seguridad.
En cuanto a la exposición temporal, “Tempesta de ferro. Els refugis antiaeris a València”, se presenta en tres ejes temáticos. El primero de ellos se dedica a los ataques que sufrió la ciudad por aire y mar, y a los medios para repelerlos. Los paneles informativos recuerdan que València fue una de la ciudades que sufrió más bombardeos, más de 440, especialmente a raíz de ser sede del Gobierno de la nación. Los poblados marítimos fueron los más devastados, así como el puerto, que fue bombardeado de forma sistemática.
La segunda parte de la exposición muestra los efectos de los ataques en los edificios y en la población civil. El impacto se calcula en 825 víctimas mortales y 2.831 heridos a 31 de enero de 1939, según se recoge en la publicación editada con motivo de la inauguración de la restauración del refugio. El testimonio gráfico recogido por los fotógrafos de la época refleja la dureza del conflicto.
La tercera parte trata sobre la construcción de refugios acometida por la ciudad, que ha partido de este emblemático enclave del edificio consistorial. En proyecto queda la recuperación de otros refugios como el situado en la calle Serranos, que se estudia habilitar para actos culturales. Se llegaron a construir más de 300, aunque de la mayoría apenas queda testimonio. La Sala de Exposiciones es de entrada libre y tiene acceso por la calle Arzobispo Mayoral.
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