Valéncia está repleta de elementos románicos que no hacen otra cosa que demostrar más si cabe el origen de nuestra ciudad como tal gracias al Imperio Romano que dominó gran parte del mundo hace ya miles de años.

Uno de los más significativos es la Puerta del Palau de la Catedral de Valéncia. Sabemos que nuestra Catedral fue constituida inmediatamente después de la reconquista en 1238, aunque desde ese año hasta 1262 la sede catedralicia de Valencia seguiría siendo una antigua mezquita musulmana reconvertida al culto cristiano pero ¿y dicha Puerta?

Obviamente fue levantada a posteriori y aunque hay diferentes teorías la que cobra más fuerza según historiadores que es la Puerta se creó cuando la Catedral aún era  mezquita con el objetivo de establecer una puerta de entrada a un templo cristiano pero que en su interior todavía recordaba a una mezquita islámica. Algo así como desdibujar su condición musulmana.

Las cabezas de la Puerta del Palau

De su extraordinaria y exacta decoración destacan, por encima de la arcada, las cabezas con restos de policromía de siete parejas pero ¿quiénes eran estas? Se conoce que eran las siete parejas que llegaron a València desde Lérida a repoblar la ciudad del Turia tras la expulsión de los moriscos.  Según cuenta la historia con ellas trajeron 300 doncellas que debían casarse con colonos.

Por esa regla, muchos valencianos procedemos de estos repobladores pero ¡ojo! no todos ni mucho menos ya que pese a que València sufrió una crisis poblacional importante con dicha expulsión, no se quedó ni mucho menos vacía del todo.

El nombre de estas parejas aparecen inscritos entre ellas y son estos: Pedro y María, Guillém y Bartolomea, Ramón y Dolça, Domingo y Ramona, Francisco y Ramona, Bernardo y Floreta, Bertrán y Berenguela. Pero, ¿es esto verdad? No hay constancia histórica fidedigna que pueda asegurarlo y muchos expertos han considerado esta como una historia romántica más que una realidad.

El “culpable” de ello parece que fue el historiador valenciano Pere Antoni Beuter (1490-1554) donde en su libro "Segunda parte de la Crónica General de España" aseguraba que estas cabezas representaban a esos bienhechores que contribuyeron con sus donativos a la construcción de esta puerta. Tampoco está claro que esos nombres sean reales o fueron puestos ahí a posteriori de la  construcción de la puerta.

Lo cierto es que nunca sabremos si estas mujeres con tocados y coronas y estos hombres, con barba o sin barba, existieron alguna vez. Y serán, para la historia, otros de los muchos secretos que esconde el pasado de València.