Pacheco Iborra: "El premio fue estar en Madrid"

Pacheco Iborra (Viu València)

Hacer cine es también, en ocasiones, una forma de reivindicación. En el caso de "Las viudas de Ifni", el corto documental de Pacheco Iborra finalista en los Goya, se denuncia el abandono de las mujeres de los militares marroquíes en la antigua colonia española, que dejaron de cobrar pensión de viudedad cuando Franco así lo dictó en ley en 1965. El cineasta valenciano, que compagina su pasión con su profesión, nos recibe en una cafetería cercana a su oficina para hablar de la experiencia de la nominación.

• ¿Cuál es el motivo de intentar recuperar este tema, desconocido para el gran público?
• Yo desconocía este tema, igual que toda mi generación, a pesar de que es un pasado muy reciente de España. Así como normalmente buscas una historia porque te gusta, este tema lo hicimos más por lo que nos indignó que por lo que nos gustó. Toda la gente con la que hablamos nos comentaba que este tema era una cosa que nunca le han perdonado a España.
• ¿Podemos entender el corto como una contribución a la recuperación de la memoria histórica? ¿Crees que es una asignatura pendiente?
• Es curioso, porque al llegar allí estas personas se pensaban que nosotros íbamos a pagarles, pero en realidad lo que pretendíamos era contribuir con el documental a hacer visible este problema. Con respecto al tema de la memoria histórica, soy un poco escéptico. Esas mujeres fueron reclutadas por el bando nacional, y ahora han sido excluidas, no sé si por casualidad o por el hecho de luchar en el bando nacional. Quizá si hubieran luchado en el bando republicano sí cobrarían su pensión, pero no quiero ser político en este sentido.
• ¿De dónde surge la idea? ¿Cómo fue el proceso de creación?
• La idea surge porque el abuelastro de mi socio era el gobernador de Ifni en tiempos de Franco. El padre de mi socio se había criado allí como "el niño mimado de Ifni", y nosotros fuimos allí con la pretensión de hacer una trilogía sobre la huella que había quedado en las antiguas colonias de España. Pero en las primeras entrevistas surgió el tema de las viudas, y pensamos que sería más inteligente abordarlo, pues era algo muy indignante, muy interesante y muy desconocido.
• El primer viaje, como íbamos a hacer otra cosa, no nos sirvió para nada, aunque sí que aprovechamos para conocer gente que luego nos ayudaría mucho a la hora de empezar a trabajar, como por ejemplo guías locales o traductores.
• ¿Piensas que hay en nuestra sociedad, ahora también, grandes olvidados?
• Sin duda, y cada vez más. Con la crisis, vemos familias enteras que no les ayuda nadie. Igual que ocurrió con el tema de las viudas, son cosas que se preocupan mucho de tapar.
• ¿De qué manera recibiste la noticia de la nominación?
• Retransmitían por Internet en streaming el anuncio de las nominaciones. Yo lo vi en mi casa, con mi suegra y mi hijo en plan talismán. Cuando escuché mi nombre fue un subidón enorme. Porque además, vas haciendo tus pronósticos, y justo antes del mío dijeron un nombre con el que yo no contaba y pensé que me quedaba fuera. Pero al escuchar mi nombre sentí una alegría muy grande.
• ¿Y qué tal la experiencia de asistir a la gala?
• Lo mejor con lo que me quedo es con la gente que me siguió desde Valencia. Mi página de Facebook no había recibido nunca tantas visitas. Mucha gente me llamaba diciendo que habían montado fiestas para ver la gala aprovechando que yo estaba nominado. Y ver que tanta gente está pendiente de ti es muy bonito, y tapa un poco el hecho de no ganar. Al final, te sabe peor por toda esa gente que estaba ilusionada, compartiendo tu sueño, pendiente de ti, que por ti mismo. Para mí, el objetivo no podía ser tan pretencioso, y más con un proyecto tan humilde. El premio estaba conseguido, que era estar en Madrid.
• Imagino que a la gala fuisteis con el deseo de ganar. ¿Fue una decepción no poder traerte la estatuilla a Valencia o el hecho de ser finalista supone en realidad un impulso para seguir trabajando?
• Después de oír en la gala que a José Sacristán y a Concha Velasco no les habían dado un Goya en la vida, yo que soy un recién llegado no puedo pretender tanto. Si gracias a la nominación puedo tener trabajo este año y en adelante dedicarme a esto, firmo ya no ganar el Goya nunca, porque poder hacer cine es lo que me gusta. En este sentido, el premio es secundario.
• Después de todo el reconocimiento que ya de por sí supone ser finalista en los Goya, ¿qué recorrido le queda al corto?
• El corto lo calificamos en el Ministerio de Cultura justo antes de los Goya para poder entrar en el plazo de inscripción. El corto que nos ha ganado, que es brillante, tiene un currículum impecable, y eso ha pesado mucho. Probablemente si nosotros lo hubiéramos movido antes, igual hasta hubiéramos ganado. Pero el simple hecho de estar nominados nos abre una ventana de distribución muy grande. El objetivo es mandarlo a muchos festivales e intentar engrosar su currículum, pues en realidad el currículum del corto es mi currículum.
• ¿Qué repercusión está teniendo?
• Creo que la aceptación y la repercusión está siendo muy buena, incluso más de lo que yo esperaba. Podría haber gente a la que no le interesara el tema, o alguien que me recriminara el hecho de recuperar un tema como este con la crisis que está habiendo, pero lejos de eso, el resultado ha sido muy positivo.
• ¿Qué nuevos proyectos tienes a la vista?
• Cuando te han nominado un Goya, se te abre una oportunidad de hacer algo, pero siempre piensas que tiene que estar a la altura de lo anterior, y eso me crea cierta ansiedad. Sí tengo varios proyectos, aunque siempre me ha interesado más la ficción que el documental.