Noema Ortí: "Todo el mundo debería empezar a trabajar como autónomo"
Interiorista, distribuidora de vinos y aceites y organizadora de catas y maridajes en su Laboratori Carme de Valencia. Allí mismo, hace un año conoció al que hoy es su media naranja empresarial, el economista Javier Peiró. Le dio a probar un licor con base vínica de corteza de naranja, fabricado en su casa, que hoy se comercializa bajo el nombre de Carmeleta, en homenaje a la abuela paterna de Noema Ortí. Producido y embotellado en L’Alqueria de la Comtesa, se está expandiendo por todo el territorio valenciano con sus primeras 2.000 botellas. El objetivo, llegar a 20.000 anuales penetrando en Madrid, Inglaterra y Rusia. Reivindica la cultura del esfuerzo, detesta la falta de empatía y la crítica poco fundada hacia la figura del jefe que arriesga su patrimonio para generar riqueza. Anima a fomentarla en los colegios y a que todo el mundo rompiera la mano como autónomo en su primer empleo. Muy al estilo anglosajón, admira incluso a quien se arruina porque crisis es siempre oportunidad. Carmeleta siempre será el hermano mayor de una saga que va a ampliarse en las próximas semanas, con un nuevo proyecto del que sólo conocemos que será, también, vitivinícola. Estaremos atentos.
¿Qué es Carmeleta?
Un licor con base vínica. Es el mosto que se fermenta con la corteza de naranja. Muy diferente a lo que oferta el mercado porque habitualmente la base de un licor es el agua y en este caso, el vino. Es un producto natural, sin azúcares añadidos ni agua ni colorantes artificiales. No hay nada igual en el mundo y eso lo hace mucho más mágico.
¿En qué se diferencia del Agua de Valencia?
¡No tiene nada que ver! Desconozco el proceso de fabricación del Agua de Valencia pero sí sé que ni tiene base vínica ni es natural.
¿Toca poner en valor la naranja?
Mi socio es productor en La Safor y llegó un momento en que te malcompraban las cosechas y él le dio la vuelta y ha inventado algo en que son útiles estas frutas tan nuestras.
2.000 botellas en medio año, ¿son más o menos de las esperadas?
Nunca te pones ninguna meta pero estamos muy contentos porque Valencia es una plaza muy compleja donde cuesta mucho reconocer lo nuestro. En el tema del vino siempre se ha dicho que los experimentos vitivinícolas debían hacerse en Valencia y Zaragoza para saber si iban a funcionar en todo el mercado nacional. Aquí nos cuesta mucho valorar lo nuestro. No sé por qué siempre genera duda aunque finalmente sorprenda.
¿Resulta muy complicada la economía real?
Los números son muy reales y muy sacrificados. Estamos luchando para que nuestro proyecto sea a largo plazo. La ilusión y la pasión nos compensa. Todo el mundo debería empezar su vida laboral como autónomo y en los colegios haría falta que se explicaran desde pequeñitos los costes de producción. Al final es la cultura del esfuerzo.
Ése es el lema de Juan Roig, presidente de Mercadona.
Es muy fácil criticar y decir que el jefe es el rico que se aprovecha del pobre y no todo es así. Juan Roig ha hecho mucho por la sociedad, creando miles de puestos de trabajo y está claro que quien llega tan lejos en la vida debe tantear mucho. Yo digo: inténtelo usted a ver cómo lo haría. Me molesta mucho que se critique Mercadona, que tendrá sus fallos como todo el mundo, pero sus propietarios apuestan por nuestra ciudad con su patrimonio. Podrían vivir mejor y ser más ricos de lo que son. Valoro mucho lo que han construido.
¿Cuándo y con qué combinar Carmeleta?
Es un producto muy versátil y se puede tomar solo como producto estrella o como aperitivo tipo Spritz con cava o como cóctel. Iván Talens nos ha preparado una carta de coctelería muy fácil de elaborar. ¿Por qué no hacerse un Gin Carmeleta en vez de un gin-tonic? Si hablamos de beberlo solo, el alimento estrella para combinar es el dulce, como los pastelitos de boniato, la coca de llanda o las calabazas, ahora mismo de temporada. Pero también los quesos o el foie.
Y también con bombones…
Hemos hecho una colaboración con Trufas Martínez, que son un número 1. Les costó mucho dar con la fórmula pero se ha logrado un bombón relleno con nuestro licor y dibujado con nuestro logo.
Fabricante pero también distribuidora de vinos…
Laboratori Carme, el espacio en el que nos encontramos, es un espacio muy polivalente donde se preparan catas, maridajes, tardeos o presentaciones de interiorismo. Apuesto por pequeños viticultores, con caldos elaborados de forma muy especial. Es mucho más costoso pero siempre hay un cliente que prefiere lo diferente al supermercado. También ofrecemos aceites, un mundo con mucha competencia. Nosotros apostamos por Jumilla y Muro de Alcoy, fabricado con las variedades de la zona, muy potente e intenso, con mucho olor y aroma. Para combinar con tostadas para el desayuno. Incluso se puede combinar con dulce, ahí está Trufas Martínez con sus chocolates, una rebanada de pan y aceite.
¿La alimentación es actualmente un laboratorio que descubre nuevos sabores?
Igual han existido siempre y no se les ha dado uso comestible. Ahora hemos recuperado productos maravillosos, como por ejemplo el jengibre. Ayuda el conocimiento. Las personas cada vez sabemos más porque viajamos por todo el mundo. Antes las personas nacían y morían en el mismo sitio y el saber más obliga a innovar más.
¿El supermercado deprecia el producto?
Siempre he dicho que tiene una clientela que no debería ser la misma que en restauración porque se conocen los precios y se ven los incrementos del precio de la botella desde la gran distribución hasta una mesa de restaurante. La hostelería debería apostar por marcas mucho más desconocidas por el gran público. Las grandes producciones incorporan una elaboración más artificial.
¿Cuáles son nuestros vinos favoritos?
Hemos cambiado mucho porque éramos muy de Ribera y Rioja y de ahí no nos sacaba nadie. La bobal ha sido una uva muy desprestigiada pero ahora se ha puesto en valor. En mi caso, no me obsesiono con las DO. Por ejemplo en Castellón no tienen DO pero eso no significa que sea mejor ni peor.
¿Por qué un país históricamente productor consume tan poco vino?
La gente joven no apuesta y se sigue bebiendo mucha cerveza y bebidas azucaradas, que son mucho más artificiales. El cliente debería dejarse llevar por el hostelero que le aconsejara cosas nuevas para que no prueben siempre lo que diariamente pueden comprar en un supermercado. Estoy convencida que el público, que no es tonto, cada vez está más abierto a aprender y conocer cosas nuevas que sustituyan lo anterior.
En países donde hay mucho consumo azucarado, como EEUU o Inglaterra, sí que se valora el vino.
Se valora y mucho porque fíjate que el mismo caldo que aquí cuesta 10 euros, en Inglaterra se pagarían 40 euros seguro. Será por el valor añadido de potenciar lo que no se tiene. Cuando tenemos algo fácil, no lo apreciamos tanto.
¿Hemos superado la crisis?
Espero que no del todo porque ha traído valores muy buenos que hay que conservar. Dejar atrás el derroche y valorar más las cosas. Estos últimos años, por ejemplo, hemos vuelto al campo a hacer un picnic, que es una cosa maravillosa que ahora se ha puesto en alza. No hay que emocionarse y seguir con los pies en el suelo.
¿Por qué está mal visto en España arriesgar y arruinarse?
Para quien lo vea mal, que no es mi caso. Formo parte de ese mundo en el que hemos tenido empresa y se ha ido todo al garete. Las cosas siempre pasan por algo y de toda crisis surge siempre una oportunidad. Si no me hubiera pasado eso, Carmeleta no estaría aquí. Así que prefiero haberme equivocado 1.000 veces y haber acertado otras 1.000 y haber vivido a mi manera, arriesgándome.
