Mª Luisa Merlo: "A quienes pagan para verme les debo mi carrera"
Ha hecho cine, televisión y teatro, aunque quizá en este último ámbito sea donde haya podido cosechar más éxito y popularidad. A sus 71 años, María Luisa Merlo es una de las grandes de la escena, toda una referencia para las generaciones que vienen. Una artista con una trayectoria infinita, que después de brillar en el Rialto a finales de diciembre, continúa con su interpretación en "Villa Puccini" en Torrent, donde se sigue sintiendo como en casa.
Pertenece usted a una de las sagas con más solera dentro del mundo del teatro. Es hija y nieta, madre y nuera de actores. También su marido era actor. La primera pregunta será tópica pero parece obligada. ¿Habría sido Mª Luisa Merlo lo que es sin esta familia?
Supongo que sí, porque yo tenía una afición que nada tenía que ver con esto. Empecé como bailarina en los teatros de ópera de toda Italia. Yo me tuve que ir de la "meua terreta" porque no había academias de baile. Me vine a Madrid porque tenía muy claro que quería ser bailarina. Pero el baile estaba tan mal en aquel momento que poco a poco lo fui dejando por el cine, que fue lo primero que hice. Pero como bailarina era muy buena y era lo que quería hacer. Así que no creo que influyera, porque en mi familia bailarines no había. Eran unos actores colosales, eso sí. Yo creo que hubiera sido de todas formas de esta profesión.
¿Cómo recuerda su infancia? ¿Formaba el teatro parte de la vida familiar?
Éramos muy familiares y muy poco teatrales. Tanto los Merlo como los Colomina eran dos familias muy unidas. En mi casa he oído hablar de todo, pero no especialmente del teatro. Mi abuela, Dña. Amparo Piquer, hacía las funciones y se venía corriendo a cuidar a sus hijos a casa. No eran gente que vivieran la vida de actores, sino que vivían una vida normal y luego eran buenísimos en el escenario.
Si bien es cierto que se ha centrado especialmente en teatro, también ha hecho algo de cine. ¿Recuerda con especial cariño alguna película?
Quizá todas. Yo he tenido mucha suerte. Recuerdo todo el cine que hice en Roma, y también todas las películas que había hecho antes, con grandes directores como José María Forqué. Pero últimamente ya no he vuelto a hacer nada de cine.
En los años 60 participó en "Primera Fila" y en "Estudio 1" de TVE, espacios referentes en lo que supone la presencia del teatro en televisión que ahora se han perdido. ¿Es posible hacer teatro en televisión? ¿Es bueno para el teatro? ¿Cree que este tipo de programas deberían recuperarse?
Yo si fuera director general de TVE, la 2 la tendría cubierta con el archivo maravilloso de actores que tienen. El archivo de grandísimos genios como Don Ismael Merlo es lo más grande que tiene esa televisión. Pero ya no les interesa económicamente. Es muy difícil. El "Estudio 1" ni era teatro ni era cine, sino televisión, donde se habla más bajito pero se entiende lo que se dice. Si hay que decir verso se dice, pero todo es como mucho más pequeño, mucho menos vendido.
En televisión también ha participado en alguna serie como "Aquí no hay quien viva", en la que coincidía con su hijo Luis. ¿Qué papel cree que juegan este tipo de formatos en la carrera de un actor? ¿Son un trampolín o un modo de supervivencia?
Con esa serie sigo manteniendo la popularidad de la televisión porque no paran de pasarla. Creo que son un trampolín, un modo de darse a conocer y de aprender. Los jóvenes no siempre tiene la oportunidad de trabajar con gente con más costumbre, y es una oportunidad que deben aprovechar como lo hicimos nuestra generación, acercándonos a los grandes maestros para que nos ayudaran.
A finales de diciembre actuó en Valencia con "Villa Puccini" y ahora lo hace en Torrent. ¿Qué supone para usted volver a su ciudad?
Mi ciudad será siempre mi ciudad. Los valencianos somos como los italianos cuando se van a Nueva York. Aquí se sigue comiendo los domingos la paella. La cultura valenciana se lleva en el alma. Yo siempre estoy encantada de volver. El "Villa Puccini" fue tal éxito en el Rialto que volveremos al Talía en marzo. Es una belleza de espectáculo. Tanto Emilia Honrubia como José Madrid y yo somos valencianos, y el director Alexander Herold, que es inglés, lleva 30 años viviendo en Valencia. Es valenciano de adopción, aunque dirige óperas por todo el mundo, y es un ser maravilloso.
Precisamente en esta obra interpreta a una artista que deambula entre su presente, su pasado y su futuro, recordando los éxitos de toda su carrera. Háblenos de su personaje.
Ella es una soprano conocidísima mundialmente. Entra en un escenario vacío porque es el día anterior de su última noche. Al día siguiente se va a despedir, y ello le mueve a recordar toda su vida, y cada vez que recuerda cómo actuaba canta las arias de Puccini Emilia Honrubia, que figura que soy yo de joven. También hay muchas sorpresas en la función. Está muy bien escrita.
¿Podríamos decir de usted que es una actriz que ha ganado con el paso de los años?
Yo creo que normalmente casi todo el mundo gana. En mi caso, me siento mucho más segura de mí misma.
Hemos leído que ha sido premiada tantas veces que no hay espacio para las estatuillas en su cuarto de baño. Explíquenos eso de guardar sus premios en el lavabo.
Me había mudado a una casa muy pequeña y en el único sitio en el que cabían eran en el baño, aunque ya las he pasado al vestíbulo. Yo estoy en pleno centro de Madrid, en un apartamento, y al llegar no sabía dónde poner los premios, así que los puse en el baño, que es muy bonito y muy grande.
¿Qué importancia tienen todos estos galardones? ¿Se considera una actriz suficientemente reconocida?
Depende. Yo estoy reconocida porque lo que verdaderamente importa son los señores que se sientan a verme. No sé si todos los directores y productores me reconocerán igual, pero a mí quién me ha hecho primera figura se llama público. A aquellos quienes pagan para verme les debo toda mi carrera.
Después de tantos estrenos, de tantas obras y de tantas noches delante del público, ¿hay algún escenario o algún teatro que le siga dando un especial respeto?
Respeto dan todos los teatros y todos los públicos. Todo el mundo se merece que le hagas la función lo mejor que sepas y puedas. No hay ningún teatro que me ponga especialmente nerviosa. Yo salgo a entregarlo todo, pero salgo bastante tranquila al escenario. Hace muchos años sí tenía miedo, pero ahora ya no, porque al salir noto esa energía del público al que le debo todo, y aunque esté un poco nerviosa eso me tranquiliza.
¿Hay algo que todavía no ha hecho y le gustaría hacer en el mundo del espectáculo?
Pues no. Todo lo que estoy haciendo me gusta. Lo que la vida me va dando, procuro manejarlo lo mejor posible. Pero querer hacer algo es como obsesionarse por algo que va o no va a suceder, y pienso que es mejor disfrutar con lo que tienes en cada momento.
Por último, en una época en que ir al teatro debería ser un antídoto contra el pesimismo contagioso que vive nuestra sociedad, ¿qué opinión le merecen las política culturales que estamos viendo en estos últimos años?
Mejor me callo... mejor me callo.
