María José Peidro: "Nuestros vinos están al nivel de los Rioja y Ribera"
Farmacéutica y enóloga, se lanzó, a finales de los años 80, a la aventura de la producción vinícola junto a su marido. Compraron una finca en San Antonio (Requena), a la que llamaron Chozas Carrascal, con 100 hectáreas que producen anualmente 250.000 botellas bajo los paraguas de Utiel-Requena, Pago Chozas Carrascal y DO Cava. Chozas, por el apodo con que se conocía a su familia política en Requena y Carrascal, el antiguo nombre de la finca: “Quisimos unir la familia con el amor por la tierra”.
Defensora a ultranza de la marca y del trabajo en equipo frente a los grandes genios, pilota el relevo generacional con sus dos hijos.
Lucha por ser profeta en su tierra, exporta a Mexico, Brasil y Europa, reclama a la Generalitat más apoyo para convertir en consumidores a los más de siete millones de turistas que nos visitan anualmente y defiende el gran paraguas de la marca España, siguiendo el modelo de los caldos chilenos y argentinos. Apuesta por el enoturismo porque “quien visita una bodega se convierte en un consumidor permanente” y presume de sus añadas: “No tienen nada que envidiar a los Rioja o los Ribera”. Mientras charlamos con María José Peidro, en su finca se trabaja en la poda en una temporada que puede ser histórica, beneficiada por las lluvias de diciembre y el frío de enero. Y prepara las maletas para presentar sus vinos en Fitur.
- ¿Cómo nace Chozas Carrascal?
La finca se compró a finales de 1989 bajo un paraguas familiar. Los antiguos propietarios habían arrancado todo el viñedo excepto una pequeña parcela de bobal. En el resto, habían plantado cebollas. Empezamos a plantar entre 1990 y 1992, no sólo la variedad autóctona, que era la bobal, sino ocho variedades tintas y tres blancas.
- Un recorrido paciente de 13 años hasta que se lanzan los primeros vinos al mercado.
Desde un principio sabíamos que queríamos vinos de calidad y para lograrlo, el viñedo debe tener más de 10 años. En el año 2000 empezamos la restauración de la casa, que contaba con una bodega oculta de 1870. Después de 13 años, sacamos nuestra primera vinificación y en 2004 hicimos nuestra primera presentación en sociedad de un blanco y un rosado y no de un tinto, lo que supuso un reto.
- ¿Quiénes fueron sus primeros clientes?
Para hacer marca, hay que hacerlo dentro de tu tierra. Es importante tener un peso específico en la Comunitat Valenciana y ésa fue y es nuestra apuesta.
- Desde hace tres años son, además, Pago. ¿Qué significa?
Es el máximo de calidad, porque es una DO propia. Está en la pirámide más alta de los vinos de calidad españoles. De nuestras 100 hectáreas, 33 son Pago. Y continuamos produciendo variedades en blanco y tinto dentro de la DO de Utiel-Requena y espumosos en la DO Cava, además de nuestros olivos que producen nuestro aceite Mirall de la Terra.
- Se han atrevido también con la cosmética.
En efecto, con bobal porque hay otras cremas formuladas con vino pero ninguna con esta variedad.
- La bobal siempre fue una variedad despreciada que, paradójicamente, ahora es la reina de la DO Utiel-Requena.
Hasta hace 20 años, se producían vinos a granel y ahora, cada vez se trabaja más a nivel de vinicultura. La bobal hace más grande los granitos de uva y cuanto más pequeños sean, más calidad tiene el vino porque todo lo que le da estructura al vino está dentro de la piel. Ahora lo que se pretende es que el grano sea más pequeño y eso obliga a trabajar más la bobal en el campo. Hay que sacrificar los kilos por la calidad.
- ¿Estamos al nivel de las grandes marcas españolas?
¡Por supuesto! No tenemos nada que envidiar a Ribera o Rioja, con más de 100 años de historia a sus espaldas. Hacemos grandísimos vinos. Somos un gran escaparate turístico que hemos de aprovechar para potenciar la cultura gastronómica.
- ¿Cómo debemos maridar?
Depende de la época del año. Reconozco que en invierno me gusta más tomar vinos tintos y el blanco apetece en pleno verano, con un golpe de frío, como los cavas. Curiosamente, los espumosos maridan muy bien desde el principio hasta el final de la comida y cada vez hay más consumo fuera de las celebraciones tradicionales.
- ¿Cómo guardarlos en casa?
El vino siempre tumbado y el cava, de pie.
- ¿Y consumirlos?
El vino aguanta muy bien el paso del tiempo pero no ocurre lo mismo con el cava, cuya reserva la hace la bodega y en el momento se degüella, debes consumirlo antes de un año.
- Acaba de venderse Lladró, emblema de las empresas familiares. ¿Tan difícil resulta dirigirlas?
Cuando empezamos el proyecto, nuestros hijos eran pequeños. Poco a poco, hemos tenido la suerte que han querido continuar. Mi hija, que es abogada, coordina la parte de Márketing y Comercial y mi hijo, Ingeniero Agrónomo y Enólogo, acaba de incorporarse. Ellos tomarán nuestro relevo. Cada uno debe tener su espacio, con profundo respeto por el trabajo de los demás y saber escucharse. Creo profundamente en el equipo frente a los grandes genios. Una marca debe sobrevivir a las personas porque no es la primera botella sino muchas más.
- ¿Tiene la fórmula?
¡Ojalá! La marca ha de vivir generaciones y generaciones. Todas las personas son fundamentales y para ello, han de sentirse respaldadas y consideradas. Por ejemplo, en una empresa gastronómica, la limpieza es esencial porque ha de ser escrupulosa. Tiene muchísimo valor la persona que está en el campo con un trabajo super duro, podando agachados con un frío tremendo en una época fundamental para la posterior cosecha. Y así, eslabón a eslabón.
- ¿Ante qué cosecha estamos?
Aún no se sabe cómo será la cosecha pero que haga frío es buenísimo para los viñedos y las lluvias de diciembre han sido muy beneficiosas porque han producido una reserva importante para las vides y el acuífero.
- Siempre mirando al cielo…
En 2011 hubo un pedrisco enorme en verano y los vinos de Pago no pudieron salir porque no se respetaban los estándares de calidad. Una bodega conlleva un riesgo enorme y muchísimo sacrificio. Cada añada es un producto nuevo.
- ¿Qué tendencias apunta el mercado?
El ecologismo es fundamental. Nosotros lo somos desde 2010 y el 40% de la energía que consumimos la producimos nosotros y nuestras aguas residuales las depuramos nosotros mismos. Los jóvenes están más abiertos a probar y descubren que hay vinos de calidad en nuestra tierra. Las preferencias apuntan vinos con personalidad pero frescos y poco pesados.
- ¿Ayudaría operar con un paraguas potente España en el exterior?
Por descontado, hay que luchar por la gran marca España. El año pasado, en Dubai, la presentación de los vinos argentinos nos dejó entusiasmados, con la gran marca Argentina. La Administración debe darnos un empujón para ponernos en valor. Valencia no sólo es sol y playa y nos tenemos que dar a conocer más a nivel artístico, gastronómico e industrial.
- Si tuviera delante al president de la Generalitat, ¿qué le pediría?
¡Apoyo! Nos ha dado un empujón, por ejemplo haciendo el segundo brindis del cava en Requena. Es muy importante que nos dé visibilidad porque la gastronomía es un pilar esencial de la Cultura. Cuando viajo, siempre procuro tomar productos de la zona que visito. Con la cantidad de turistas que recibimos, deberíamos empujar con el consumo de vinos valencianos. El consumidor debe ser el primer prescriptor reclamándolos.
- ¿Visitar una bodega asegura consumo en el futuro?
Quien nos visita se convierte en un consumidor permanente y, de hecho, nosotros recibimos visitas prácticamente todos los días del año. Hay que estar en revisión constante con los ojos bien abiertos viendo qué demanda el mercado.