Pensamientos desde mi cabaña de Kamo No Chômei

Un texto con ochocientos años de antigüedad que es un canto a la libertad, la contemplación y la autosuficiencia y que responde a algunas de nuestras más importantes inquietudes. Prologado por Natsume Soseki y muy bellamente editado por Errata Naturae.
"Todavía no tengo claro a dónde van o de dónde vienen aquellos que nacen y mueren. Tampoco el por qué de tomarse tan arduas molestias en construir semejantes casas viviendo en un mundo tan efímero como éste, donde dueño y morada rivalizan en impermanencia. Ambos perecerán, recordándonos a las campanillas que florecen en el rocío de la mañana, pero que se marchitan cuando aparece el sol. Algunas pueden incluso marchitarse antes de que el rocío desaparezca, pero ni siquiera el rocío sobrevivirá al día.
Desde que llegué a la edad de comprender, han pasado cuarenta años en los que he visto demasiadas calamidades": tornados, terremotos, incendios, hambrunas; "el grano siempre valía más que el oro". Chōmei, que acababa de cumplir cincuenta años y había rechazado la buena vida del funcionario de la corte por la incierta existencia del poeta, abandona la aristocrática residencia familiar de la capital para vivir en una modesta casa a las afueras, donde busca más libertad para escribir y un mayor dominio sobre su propia vida. Cinco años después, aquella toma de distancia no parece ya suficiente. Se marcha entonces al Monte Hino, donde él mismo construye una diminuta cabaña, lo justo para dormir, leer, escribir, hacer música y meditar. A través de la poesía, la imaginación y el vínculo espiritual con la naturaleza que lo rodeaba, el espacio se hizo infinito. Dejarlo todo para hallarlo todo.
"Sin paz mental, cualquier posesión carece de sentido. Ahora moro en mi tranquila residencia. Es sólo una cabaña de tres metros, pero la amo. Cuando voy a la capital a por alguna cosa, puede que me sienta avergonzado de mi apariencia de mendigo, pero cuando retorno siento pena por la gente que veo allí, tan inmersos y preocupados con sus riquezas y sus honores, tan atareados."
"La felicidad de mi vida se resume en una tranquila siesta, y en la esperanza de ver la belleza de las cuatro estaciones en el bosque."
"Con mis manos como sirvientes y mis piernas como vehículo, soy autosuficiente." "Incluso si es fatigoso tener que hacerlo todo por ti mismo, es preferible esta fatiga a usar la fatiga de otras personas en tu beneficio."
Aunque la nostalgia nunca nos deje del todo en paz. "A veces por la noche, si me siento sólo, observo la luna desde la ventana de mi cabaña y pienso en los viejos amigos mientras las lágrimas brotan de mis ojos."