Los asquerosos, de Santiago Lorenzo
Manuel, el protagonista de Los Asquerosos, es un joven madrileño con escasas relaciones personales y trabajos precarios, que un día sale de casa a comprar una boquilla para hacerse churros y se cruza con una estampida de manifestantes que le obliga a correr y a esconderse en el portal. Un agente antidisturbios se le viene encima y él se defiende de la agresión injustificada con un destornillador que siempre lleva en el bolsillo (amuleto extraño del que nunca se separa). Cuando consigue zafarse de él no está seguro de si le ha herido mortalmente pero ya sabe que en el marco legal de la España en la que se desarrolla la historia, la de 2015, no importa lo que diga para defenderse. La Ley Mordaza podría enviarle directamente a la cárcel. Manuel huye en su coche de quinta mano y se refugia en un pueblo característico del amplio territorio rural despoblado, donde ocupa una casa abandonada. Comienza alimentándose de una compra básica mensual que su tío, el narrador del libro, le hace en el Lidl. El tiempo que le queda después de hacer sus tareas de subsistencia, lo dedica a pasear y a leer una colección de libros Austral que los antiguos dueños de la casa se dejaron allí. Como dice el autor: “es un tío que ensaya una forma de estar en el mundo que asusta bastante y le sale bien”. Pero lo que a Manuel le gusta realmente de esta forma de vida es la soledad, la soledad libremente escogida, el no tener que dar cuentas a nadie, el poder hacer cosas sin pensar en las consecuencias, porque no hay nadie a quien afecten éstas.
Pero un mal día su refugio se ve amenazado cuando llega a ese pueblo un grupo de individuos que él denomina la mochufa, que alquilan la casa de al lado para pasar los fines de semana y llegan dotados de alta tecnología, haciendo de aquello un parque temático de la ruralidad. Es en este momento cuando comienza la segunda mitad de la novela. Manuel se dedica a espiarlos, se fija en la forma que tienen de comunicarse.
Para Santiago Lorenzo la mochufa sería aquel individuo que consume telebasura o lee prensa rosa; quien dice ser patriota pero no sabe ubicar en una mapa de España alguna de sus provincias o a lo peor muchas de ellas; la gente que grita habitualmente... La mochufa es un subconjunto de los asquerosos. Pero si estás criticando algo, hasta qué punto puedes estar cometiendo los pecados que denuncias. Todos somos susceptibles de ser mochufa y todos somos susceptibles de serlo para alguien.
La portada de Gim Tío es una bonita pintura. La silueta de una persona a lo lejos entre el verde de un prado y el azul del cielo.
Una historia que nos hace plantearnos si los únicos sanos son los que saben que esta sociedad está enferma.