Las dietas milagro más peligrosas que evitar este otoño
El otoño es la típica época del año donde maldecimos no haber sustituido los suculentos platos y las dislocas cenas fuera de casa con amigos por ensaladas y un poco de ejercicio, y ¿ahora qué?... Decidimos ponernos manos a la obra recurriendo a internet, a amigos o a “mágicas” recetas para adelgazar esos inoportunos kilos que hemos ganado en los últimos meses. Hay quienes optan por encomendar su salud a dietas que prometen quitarnos los kilos en un tiempo récord, aun sabiendo que su metodología está puesta en entredicho por más de un especialista, e incluso son famosas por los riesgos perjudiciales que pueden repercutir en nuestro cuerpo. Pero hacemos oídos sordos y pensamos que si hay casos de éxito, ¿por qué no nos pueden ayudar a nosotros?
Conocidas popularmente como dietas milagro, en ellas se engloban aquellas que prometen perder kilos de una manera rápida e incluso sorprendente pero que “no tienen fundamento científico alguno y entrañan riegos para la salud”, según dictamina la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Estas dietas, aparecidas gracias a programas de televisión, páginas webs o revistas de moda, suelen esconder tras de ellas un beneficio económico más que otra cosa y pretenden sustituir una alimentación sana y equilibrada y un ejercicio mínimo regular por una ingesta descontrolada de alimentos según sus componentes nutricionales. Las consecuencias de estas dietas, como pueden ser la dieta disociada de Hay, Atkins, Mayo, la de la Sopa, la del Grupo Sanguíneo o la del Test de Alcat, por solo citar algunas de las decenas existentes, conducen a una serie de deficiencias en vitaminas y minerales que alteran el metabolismo debido, entre otras causas, a las escasas calorías que aportan al cuerpo, algo tremendamente peligroso para el ser humano. Sin embargo, quien sigue estas dietas interpreta erróneamente la pérdida de masa
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición clasifica estas dietas como
•Dietas hipocalóricas desequilibradas: en estas se incluyen la dieta de la Clínica Mayo, Dieta “toma la mitad”, Dieta Gourmet, Dieta Cero. Estas dietas provocan un efecto rebote, caracterizado por una rápida ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de masa muscular. Esto obedece a que el metabolismo se adapta a la disminución drástica de la ingestión de energía mediante una disminución del gasto energético. Estos regímenes suelen ser monótonos, además de presentar numerosas deficiencias en nutrientes, sobre todo si se prolongan por largos períodos de tiempo.
•Dietas disociativas: Dieta de Hay o Disociada, Régimen de Shelton, Dieta Hollywood, Dieta de Montignac, Antidieta, etc. Se basan en el fundamento de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. No limitan la ingestión de alimentos energéticos sino que pretenden impedir su aprovechamiento como fuente de energía con la disociación. Esta teoría carece de fundamento científico y los resultados obtenidos sólo obedecen a un menor consumo de energía. Además, este tipo de consumo es casi imposible porque no existen alimentos que solamente contengan proteínas o hidratos de carbono.
•Dietas excluyentes: se basan en eliminar de la dieta algún nutriente. Estas dietas pueden ser: ricas en hidratos de carbono y sin lípidos y proteínas, como la Dieta Dr. Prittikin y la Dieta del Dr. Haas; ricas en proteínas y sin hidratos de carbono: Dieta de Scardale, Dieta de los Astronautas, Dieta de Hollywood y la Dieta de la Proteína Líquida. Producen una sobrecarga renal y hepática muy importante; iricas en grasa: Dieta de Atkins, Dieta de Lutz. Se conocen como dietas cetogénicas. Pueden ser muy peligrosas para la salud, produciendo graves alteraciones en el metabolismo.
La importancia de acudir a un especialista
La deficiencia de proteínas, vitaminas y minerales por la falta de consumo de alimentos, efectos psicológicos negativos, trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia e incluso un posterior aumento de peso, son solo algunas de las consecuencias que pueden acarrear al organismo estas milagrosas dietas. Especialistas también han comprobado que muchas de ellas pueden traer consigo otros problemas graves como dermatitis, temblores musculares, litiasis renal, fatiga, depresión, dolores musculares, náuseas, diarrea, anemias, problemas de absorción, alteraciones neurológicas, hemorragias subcutáneas, encías rojas, trastornos oculares, alteraciones de las mucosas e inmunodeficiencia, pérdida de masa ósea, osteomalacia, lesiones renales, alteraciones a nivel del aparato genital y trastornos en la coagulación sanguínea, casi nada.