La tierra toma literalmente el escenario con el estreno de Horta, el nuevo espectáculo familiar de L'Horta Teatre
Unos 350 kilos de tierra trasladan, literalmente, el mundo del campo al escenario en Horta, la nueva propuesta de Horta Teatre. Después de pasar por FIET (Fira de Teatre Infantil i Juvenil de les Illes Balears), el próximo 2 de diciembre se estrena oficialmente esta pieza, indicada para espectadores entre 3 y 6 años, que recupera las raíces de una sociedad agrícola cada vez más olvidada.
El próximo domingo, a las 12 y 18h, y el 16 de diciembre con los mismos horarios, están programadas funciones abiertas al público general, mientras que las escolares serán del 26 de noviembre al 21 diciembre y del 7 al 25 de enero. La Sala Horta, centro gestionado por la compañía valenciana y rodeado por campos en la pedanía de València, Oliveral-Castellar, acoge esta propuesta íntima, sensitiva y experiencial, que se representa para un aforo reducido, con un máximo de 80 personas por función.
Pau Pons es la creadora y directora del espectáculo, el segundo que realiza con Horta Teatre, después de Martina i el Bosc de Paper. Uno de sus últimos trabajos creativos, Les Set Diferències, ha obtenido el Premi de Les Arts Escèniques 2018 al ‘Mejor Espectáculo para Niños y Niñas’. En su opinión, crear una pieza familiar es un reto tan importante o más que hacerlo para adultos: “tienes que ponerte en los ojos y en la piel de unos espectadores que tan solo han vivido 3, 4 ó 5 años, mientras que tú ya tienes cuarenta. El esfuerzo es mayor porque su experiencia vital, sus referentes e intereses, su capacidad de sorpresa es totalmente diferente”, señala la autora, para quien la clave es ir a la esencia. “Por eso en Horta contamos la historia a través de la materia, palpando la tierra, de manera que el público sale del teatro con las manos sucias, la cabeza rebosando historias y el ‘cabasset’ lleno de verduras”, comenta la autora.
UNA PROPUESTA BASADA EN LA EXPERIENCIA Y EN LAS EMOCIONES PARA PONER EN VALOR LA CULTURA DEL CAMPO Y LA TIERRA
El espectáculo nace de la experiencia personal de Pons, ya que sus abuelos eran labradores. "De pequeña vinculaba la vida en el campo con mis ‘iaios’ de manera natural porque estaba siempre presente, en la comida, en el paisaje, en la manera de hablar, de cantar... en todo”. La autora comenta que, a medida que se hizo mayor, perdió la relación con ese tipo de vida: “fueron faltando los abuelos, se vendieron las tierras... el único lazo que me queda son los recuerdos de mi padre y los míos para contarles a mis hijos, que ya no vivirán ese tipo de vida".
Por eso la pieza se plantea como un homenaje a los aspectos humanos y positivos de estar en contacto con la naturaleza. “Con Horta quería plantar una semillita en cada espectador, adultos y niños, para que no se pierda la cultura vinculada a la tierra, a aquello que nos da de comer y que ha alimentado nuestra herencia cultural”, afirma la dramaturga, preocupada por el uso abusivo de las pantallas, que a menudo nos aleja de la realidad que nos rodea.
“La obra tiene un componente sensorial muy importante, el público ayuda a las actrices a labrar, a plantar, a regar... y es maravilloso el silencio que se crea cuando grandes y pequeños se quedan mirando el agua caer. Hay cierta magia en los procesos naturales que muchos descubren o redescubren”, asegura la directora de un espectáculo que enlaza con una línea de investigación escénica de la compañía, “arriesgada pero, al mismo tiempo, muy responsable porque respeta el modo de aprender de los niños: la experiencia”, matiza Pons.
Las actrices Joana Alfonso y Esther López conducen una función que se plantea como un recorrido. Comienza en el trocito de huerta trasladada al escenario, donde el público aprende a preparar y trabajar el campo. Después atraviesan una ‘cebera’ - la reproducción de esta construcción agrícola tradicional – en la que van descubriendo tesoros y recuerdos de los abuelos de las protagonistas que, como los de la autora, eran labradores.
Al salir de este pasadizo, se encuentran en el mundo de la representación, donde ayudan a las actrices a narrar la historia de amor de sus antepasados. Y por último, una lluvia sorprende a los espectadores dentro del teatro, conectando de nuevo el hecho escénico con la naturaleza. “Es un momento casi de realismo mágico, que sirve para nutrir la tierra, pero también las sensaciones y emociones del público”, comenta Pons.
En definitiva, Horta supone una experiencia compartida para grandes y pequeños, en la que los espectadores suben al escenario, interactúan con los personajes, conocen ‘cants de batre’ y canciones populares, entre caballones encuentran objetos y palabras ligadas a la agricultura, aprenden los secretos para plantar y hacer crecer una buena cosecha, disfrutan de los pequeños regalos de la vida en plena naturaleza y entran en contacto con toda una herencia cultural que permanece enterrada en la tierra protagonista del espectáculo, un universo completo que espera a ser redescubierto.