La obra teatral 'Vidas Enterradas' recupera la memoria de los asesinados por la dictadura franquista
El Monasterio de San Miguel de los Reyes acoge la obra teatral 'Vidas Enterradas', que recupera la memoria de las personas que fueron asesinadas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista.
La representación está basada en un serial radiofónico creado por los periodistas Javier del Pino, Conchi Cejudo y Gervasio Sánchez para el programa 'A vivir que son dos días' de la Cadena Ser. El serial ha recibido el Premio Internacional de Periodismo Rey de España 2018.
Las compañias Corsario, L'Om-imprebís, Micomicon y Temple se han unido en este espectáculo teatral que la Generalitat trae a València los días 3, 4 y 5 de octubre a las 11.00 horas y 19.30 horas de manera gratuita, pero con un aforo limitado a 60 personas por representación que requiere de reserva previa. Para ello hay que enviar un email a publico@imprebis.com, en que se indique el día y el número de personas. Las solicitudes aceptadas recibirán un correo de confirmación.
A través de unos monólogos, que se representan en diferentes espacios del monasterio de San Miguel de los Reyes, se narra la vida y la muerte de seis personas reales que siguen vivas en el recuerdo de sus hijos, nietos y bisnietos, de sus vecinos o compañeros de lucha. Con sus testimonios es con lo que se han construido las biografías de los asesinados.
Las piezas que se interpretan son las siguientes:
- 'Manuel España' de Juan José Millas, interpretada por Pilar San José y dirigida por Jesús Peña
- 'Las cuentas de Carmencita' de Juan Mayorga, interpretada por Mariano Anós y dirigida por Carlos Martín
- 'El que guarda' de Mafalda Bellido, interpretada por Carles Montoliu y dirigida por Santiago Sánchez
- 'A los pies del Moncayo' de Alfonso Plou, interpretada por María José Moreno y dirigida por Carlos Martín
- 'Primitivo Florián' de Laia Ripoll, interpretada por Mateo Rubistein y dirigida por Mariano Llorente
- 'Tertulia' de Pepe Viyuela, interpretada por Luis Miguel García y dirigida por Santiago Sánchez