La historia de la pintoresca casa judía de Valencia
Valencia está repleta de edificios singulares aunque en ocasiones los edificios sumamente coloridos brillan por su ausencia. Pero en la calle Castellón encontramos uno que enseguida nos llama poderosamente la atención. Recibe varios nombres como Casa Egipcia o Casa Judía aunque es este último nombre por el que se le conoce más.
Se levantó en 1930, aprovechando un momento histórico en el trazado urbanístico de la ciudad donde empezaron a ponerse en pie algunos de los edificios más altos que hoy en día conforman el skyline de nuestra ciudad. Se le conoce más por la Casa Judía por la estrella de David como dintel de su portal.
Fue construido por el arquitecto Juan Francisco Guardiola Martínez, nacido en Sueca en 1895 . En 1917 se instaló junto con su familia en Barcelona para cursar los estudios de Arquitectura consiguiendo a los pocos años un Premio Extraordinario por su proyecto para la estación de metro de la Plaza de Cataluña. Fue un arquitecto extremadamente prolífico y durante su dilatada carrera edificó gran número de viviendas, almacenes, cines, fábricas y teatros. De sus obras destacan la Casa Xina en Barcelona (Muntaner 54) o el Ateneu del Socors en Sueca aunque para sus admiradores, Valencia aún no le ha dado el lugar en la historia que le corresponde.
En la Casa Judía se juntan el amarillo, el azul, el verde y el rosa de la palmera frontal que traspasan de un piso a otro formando un conjunto más que original que llama la atención del viandante. Un estilo jónico/hollywoodense multicolor que en su día incluso llegó a estar decorado con remates tailandeses que culminaban los pilares centrales de la finca. Mientras en su eje central, en el centro del frontón curvilíneo que marca la entrada, se puede observar una estrella de seis puntas delineada en azul sobre una tela ondulada ocre.
El basamento está compuesto por dos plantas que en origen quedaban encuadradas por dos impresionantes columnas neo-egipcias de doble altura. Mientras que el cuerpo de la fachada está formado por dos pisos donde destacan la composición de los balcones y la disposición y el ritmo de los miradores centrales en madera. Desafortunadamente no se le ha dado la importancia turística que tiene este edificio en la ciudad.