La catarsis emocional de 'Tlazohcamati'
“Tlazohcamati” es el primer largo de la compositora, multiinstrumentalista e intérprete Ela Vin. Tras ese alter ego artístico, Esther Vinuesa, la responsable de firmar los EPs “Solitoria” (2016) y “Danzantes” (2018). Lanzada al formato “long”, este trabajo es ese relato prácticamente desnudo que va vagando de localización en localización y que deja con cada verso, con cada puente, un rastro emocional que no pasa desapercibido. No es fácil emprender la composición desde lo más visceral, desde las entrañas. “
Cuando le preguntamos a Ela Vin de dónde sale “Tlazohcamati”, se le ilumina el semblante. Recuerda tímidamente que el motor de todo fue una experiencia vital en México, y el título contaba con una gran carga emocional para ella misma. “Se trata de una palabra que alude a la gratitud en mayúsculas; tiene un significado más transcendental y mucho más amoroso. Es conocerse en el amor del otro y agradecer.
De ahí que el título de este disco sea “Tlazohcamati”, una palabra náhualt, lengua indígena de México. De esta forma humilde Ela Vin da las gracias a todas las fuentes de inspiración que se han materializado para ver crecer cada uno de los 10 cortes del trabajo.
En ocasiones son las casualidades, las mágicas casualidades, las que hacen que algo discurra por caminos que ni intuíamos. Estando en Medellín, Ela recibió la propuesta de tocar abriendo para el concierto de Alondra Bentley en València. Le faltaron segundos para llamar a su amigo, el también músico Txema Mendizabal: “¡No te puedes creer con quiénes estoy grabando ahora mismo! Con Xema Fuertes y Caio Bellveser, los músicos de Alondra Bentley”. Como esa señal que debía seguir Ela Vin, se acercó al trabajo que estaban haciendo en el estudio y le pidió opinión a Txema: “Para el tipo de música que haces y el cómo quieres enfocar el disco, Xema y Caio son la clave”. El olfato de Txema no podía estar mejor afinado.
Le experiencia de trabajar con estos músicos no pudo ser más gratificante. “Creo que son músicos, Caio y Xema, que no necesitan presentación. Con ellos hubo mucha compenetración y llegamos a un entendimiento musical que ni yo podría haber imaginado. Imaginad el grado de emoción con el que llegaba yo al estudio”. 10 días de grabación en verano en el que parecía que todo el trabajo cundía, fluía: “Creo que el proceso de grabación se caracterizó por la fluidez. Y como suele decirse, fue canela”.
Pero, ¿cómo el proceso compositivo en un proyecto tan personal como el de Ela Vin? Metódica y ordenada, siempre sigue el mismo patrón. “Primero debe haber algo que me desgarre, que me mueva a nivel emocional. Cuando la chispa salta empiezo a jugar con los instrumentos: piano, acordeón, guitarra… Se genera la melodía, los acordes… y cuando todo eso está preparado, llega la letra”. Una letra que, por primera vez en este largo, se piensa en valenciano. “Abans de tu” es el primer tema que Ela Vin firma en esta lengua vernácula. Siempre en pro de la musicalidad, de lo que aporta la cadencia y la sonoridad del valenicano. “Pero no fue algo intencionado, qué va. Buscaba la melodía del fra ncés, del portugués… pero en el castellano no me entraban igual. Y me dije ‘pues en valenciano’, que encajó perfectamente. Yo soy castellano parlante, pero en esta ocasión las palabras me eligieron”,
Un proyecto muy personal que debe encontrar su espacio en una escena que no está totalmente definida en la ciudad. “No sé si es que no hay espacios para estos proyectos o es que no se les presta atención a música tan visceral. Un proyecto tan pequeño como el mío, y tengo la suerte de contar con extraordinarios músicos en el directo, no deja de ser algo muy íntimo, y a lo mejor la gente no está preparada para desnudarse y abrirse para conectar tanto con una emoción final”. En este sentido, a Ela Vin le gustaría que en cada escucha nos llegara la emotividad de cada corte. “Creo que es un disco muy emotivo de inicio a fin y te lleva por muchas emociones”. Imposible no valorar lo que transmite cada canción, encontrarse en esas historias y compartir sus vivencias. “Al final me estoy desnudando, es mi historia, es mi vida”.
Profesionalmente Ela Vin desarrolla su actividad en un colegio de educación especial. Enseña música a un alumnado del que recibe mucho más de lo que les imparte a ellos. “Estos niños conectan con la música como nadie. Tengo un alumno que detestaba la música. La odiaba. Cada vez que entraba en clase y me veía, era un drama. Y fue comenzar a llevar la guitarra a las clases y todo cambió de forma radical. Esta es una experiencia muy bonita que me nutre día a día; aprendo casi más yo de ellos que ellos de mí, la verdad”.
“Tlazohcamati” es un disco emotivo que enlaza la tradición latinoamericana de “Danzantes” con el folk americano de “San Ángel” (y el pedal steel de Txema Mendizabal). Una producción que nace de la propia pulsión vital de la compositora y que adereza con el desgarro personal, en primera persona. Es un viaje por el que dejarse llevar dejando que nuestras propias emociones se mezclen con las sensaciones sonoras de este trabajo.
y tengo la suerte de contar con muy buenos músicos, pero no deja de ser algo muy íntimo, y a lo mejor la gente no está preparada para ese desnudarse y abrirse y conectar tanto con una emoción al final.