Así era el burdel más importante de Europa entre los siglos XIV y XVII y sí, estaba en Valencia
Aunque se hallaba fuera de la ciudad, la ampliación de las murallas allá por el año 1356 provocó que el mayor burdel de la Europa de la época quedara dentro de la ciudad. Valencia tenía el mayor prostíbulo del viejo continente. Aunque ojo, esto no era nada raro en una sociedad donde primaba la doble moral, era algo muy normal en la época. El rey Jaime II el Justo terminó por confinar en esta parte del barrio las casas de prostituta que alimentaban los deseos tanto de locales como gente de todo el mundo que conocían la realidad de Valencia por aquel entonces.
Y es que, la mencebía de Valencia ha sido refelejada profusamente en la historiografía valenciana como se explica en el libro de 1876 de Manuel Carboneres titulado Picaronas y alcahuetes o la mancebía en Valencia. Y aunque en España destacan otros grandes burdeles como los de Sevilla o el de Barcelona -que no llegaría hasta mitad del siglo XV-, el de Valencia fue el más famoso. Tenía además un riguroso sistema de control médico y de orden público pero la fama alcanzó tan punto que incluso el gobierno de la época empleó el dinero público para ayudar a las mujeres arrepentidas concediendolas una dote para su integración social a través del matrimonio. Aunque la medida tuvo poca suerte.
Las prostitutas valencianas cobraron fama nacional teniendo los precios más altos de España, de hecho tener sexo con una prostituta de Valencia era el doble de caro que en cualquier otra ciudad de la corona española. Éstas tenían tanto dinero que se adornaban con las mejores sedas causando incluso la envidia de las damas de la alta sociedad. Y como muestra, un detalle que podemos ver a diario. Las alusiones a las prostitutas de la ciudad eran recurrentes incluso en los edificios como podemos ver en la misma Catedral de Valencia, cerca de la puerta románica, donde una gárgola muestra a una mujer madura desnuda sujetándose los pechos con lascivia.
Algunas de éstas mujeres también tenían aptitudes para el canto y organizaban todo tipo de diversiones para hacer más placentera la estancia de los visitantes. Pero poco a poco se fue estrechando el cerco al burdel más grande de Europa y se obligó a que las calles adyacentes se cerraran por las noches. Los hombres que querían cortejar a sus amadas meretrices se vieron obligados a saltar las tapias. Otra argucia consistía en sobornar a los hostaleros del burdel para que dejasen la puerta abierta, eso sí se arriesgaban a sanciones.
La llegada de Carlos II a finales del siglo XVII significó el cierre del mayor burdel de Europa, así como el fin de todos los de España. Mientras que las últimas prostitutas fueron enviadas a la casa de las repenides, el convento de San Gregorio, donde hoy se encuentra el Teatro Olympia de Valencia, en la misma calle San Vicente. Allí acabaron las últimas siete prostitutas oficiales que tuvo la ciudad.