Héctor Alterio: "Mientras nos divirtamos hasta el último suspiro"
Héctor Alterio, actor, 89 años, toda una vida entregada al arte de transmitir y cuando cierro los ojos noto la vitalidad de un muchacho que cuando declama se escuchan los latidos apasionados de su corazón y ya, no sabes si atender a sus palabras o a su presencia escénica.
Es un orgullo para viuvalencia.com y el periodicodeaqui.com edición València que el gran actor Héctor Alterio nos haya concedido en exclusiva esta entrevista por su paso por València. Eligió un escenario íntimo y cargado de valores culturales, El TEM, teatreelmusical.es en el luchador y emblemático barrio Cabanyal-Canyamelar con motivo de su gira por toda España “Como hace 3000 años” declamando poemas del poeta León Felipe fusionados con la garra de la guitarra del internacional maestro, José Luis Merlín.
C.S. – Me impresionó y me marcó la frase que usted dijo cuando recogió el Premio Goya: Estoy decididamente por la libertad de expresión. ¿Esto ha marcado su vida?
H.A. – Sí, por supuesto, todas mis elecciones son en base a mis principios y es muy difícil que uno pueda hacer una cosa que no está de acuerdo; actúo, me muevo, trabajo, ya estoy a punto de terminar mi vida y poco tengo que preocuparme si tengo que pensar en que esto está bien o está mal, lo hago y así sale.
C.S. – Por favor, no diga que va a terminar su vida, al contrario le queda mucho por transmitirnos.
H.A. – Todo lo que empieza tiende a terminar, no te preocupes.
C.S. – Por todo lo que ha vivido dijo que en las situaciones límite uno descubre quién es quién.
H.A. – Así es. Tuve que recalar en España hace ya 43 años, la situación no era fácil y en estas situaciones límite uno sabe quién es quién porque surgieron manos de gente que no tenían historia conmigo y me ayudaron generosamente en todo sentido; en esas situaciones límite uno sabe quién es quién, quiénes son, quienes fueron, quienes serán maravillosas personas que circundaron mi vida durante mucho tiempo y en esta situación límite, tiene un valor primordial y eterno.
C.S. – ¿No se valora la poesía en el siglo XXI?
H.A. – Depende de qué se entiende por valorar la poesía. Si se entiende valor por lo que conocemos tener que respetar puntos, comas y distinta indicaciones para que se diga tal cosa y tal otra pues no, yo me revelé un poco. No leo, ni hago, ni digo poesías, tengo un texto y me lo creo y lo dramatizo o lo digo tal cómo lo siento y así lo vengo haciendo de toda la vida. Esto no es una falta de respeto sino que es una forma de expresarme distinta, de ahí mi trabajo y es lo que hago, no tiene otro misterio.
C.S. – Pero es ser auténtico, natural.
H.A. – Si no actúo así, el público se lo va a creer menos. Ese señor desconocido que está sentado en la butaca y espera que lo movilicemos de alguna manera, lo hago con mi verdad.
C.S. – He de hacer mención a un maravilloso acompañante la guitarra, José Luis Merlín en el espectáculo intimista “Como Hace 3.000 años”.
H.A. – Lo conocí hace muchísimos años y con él iniciamos esta aventura, realzo su talento y su maravilloso hacer en la guitarra que me sirve a mí muchísimo para decir los versos de León Felipe. Estamos de gira por España viendo cómo la gente reacciona muy bien.
C.S. – Su estilo no dejan indiferente pero hay que recalcar ”Como hace 3.000 años”·es un diálogo de teatro aunque sea poesía que se adentra en nuestro interior.
H.A. – No tengo otra manera, leo para mí y si yo me lo creo y lo puedo ofrecer es el trabajo que hacemos, elegimos 5 o 6 poemas de León Felipe con la música de José Luis Merlín y realizamos este recital que dura una hora y media. Lo pasamos estupendamente y el público también porque el resultado se manifiesta al terminar la función.
C.S. – Que el público esté en el mismo escenario me gusta, es muy intimista.
H.A. – Es una situación propia de cada lugar.
C.S. – ¿Por qué eligió poemas de León Felipe? Todos dicen que era increíblemente humilde pero curioso y esto me describe un poco a usted, curioso, creativo y como decimos en Valencia, discúlpeme, una lagartija que no se queda quieta.
H.A. – Me gusta, lo voy a adoptar. Respeto mi trabajo, el trabajo de los demás y lo único que espero es que respeten el mío, porque lo que menos quiero es molestar a nadie y trato, en lo posible, ocupar el lugar que considero que puedo estar y esté es mi lugar. Tengo una edad en la cual ya la mayoría de mis compañeros se jubilan. Y no puedo jubilarme por dos cosas: primero porque yo puedo seguir trabajando y segundo porque la jubilación que me puedan dar no me sirve para nada y no me llega. En la medida que me doy cuenta que esa actitud mía esté molestando a otro o esté usurpando lugar que no me corresponde lo dejo todo. Mientras eso no suceda, mientras el público acceda a mi propuesta, mientras nos divirtamos todos, adelante hasta el último suspiro.
C.S. – León Felipe buscaba la luz en la oscura travesía de una vida marcada por el infortunio a través de los poemas que usted nos da a conocer, esa luz interior que tenía.
H.A. – Eso sale porque el talento de León Felipe, es intocable, tiene talento tanto leído como recitado o cantado, siempre sale. Trabajo muy bien con estos textos y trata de sacar mi verdad para transmitírselo al público.
C.S. – Eso es el fundamento, la transmisión, la comunicación- Su inquietud empezó a los siete años cuando hacía reír a sus compañeros. ¿Ese fue el germen de todo?
H.A. – Me sentía muy bien, me sentía protagonista. Tengo una imagen como si fuera una foto en mi cabeza: estar en el centro de una reunión de pequeños y la cámara digamos en mi cabeza y estoy mirando hacia abajo, están sonrientes, cinco o seis pequeños de mi edad que están muertos de risa, alegres y contentos. Me sentía el protagonista de esa situación, esa imagen corrobora todo lo que lo que yo puedo decir de dónde nace voluntad de ser interprete.
C.S. – Fuiste un renovador en su momento en la escena con la compañía Nuevo Teatro. Tienes 89 años y ¿todavía sientes esos retos?
H.A. – Me siento feliz porque tengo una compañera estupenda, mi mujer que es la madre de mis hijos y mis hijos que han seguido también esa carrera. Parece que fue ayer que llevaba a Ernesto de la mano, tendría cuatro años, me miró con curiosidad y me dijo: papá en qué idioma hablan acá, eso conforma mi actitud ante la vida.
C.S. – A través de esta vida tan dilatada ¿qué conclusiones saca de sus fracasos y de sus éxitos?
H.A. – De mis fracasos más que de mis éxitos, esto tiene lo que tiene bueno el teatro. Tengo la posibilidad de hacer otra función al día siguiente con la posibilidad de mejorar aquello que yo considere mejorar y esa posibilidad me la da el teatro que no tiene, ni la televisión, ni el cine, que tienen otra ofertas, otras maneras de expresión. El cine me posibilita viajar y ganar más dinero, trascender más, lo mismo ocurre en la televisión, es más efímero pero nuclea más gente, pero ahí se termina. El teatro está vivo, termina una función y empieza otra, la misma, eso me posibilita mejorarla y en esa situación estoy, en plena fiesta con mi trabajo.
C.S. – Quería terminar dedicándole este poema: Ser en la vida romero, romero solo que cruza siempre por nuevos caminos, que no se acostumbra el pie a pisar el mismo suelo para que nunca recemos, como el sacristán, los rezos. Poetas nunca contemos la vida de un mismo pueblo, ni la flor y yo le añado: creo que usted nunca se repite y nunca cuenta lo mismo porque lo cuenta diferente y con sentido.
H.A. – Estupendo y muy bien dicho. Gracias querida.
C.S. – Ha sido un placer
Entrevista realizada por Carmela Sánchez
Fotografías realizadas por Álvaro Bujons
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