Josep Renau, arte con conciencia social
«En enero de 1939 salí por los pelos de Barcelona (...) y vi por última vez las cajas que contenían el tesoro artístico, ya preparadas para abandonar el territorio nacional. (...) Todas las obras y los objetos artísticos e históricos de primer orden del Museo del Prado y otros museos, archivos y bibliotecas ya habían sido retirados y protegidos antes de los primeros bombardeos masivos de la aviación nazi-fascista sobre Madrid; las expediciones de evacuación más importantes desde Madrid hasta València pasaron el puente del Jarama antes que fuera abatido por la artillería enemiga. (...) Y, al fin, la totalidad de las cajas con las obras de arte atravesaron la línea fronteriza antes de que fuera totalmente ocupada por el ejército enemigo. No fue ninguna sucesión de casualidades: se debió a la tensa solicitud que los sucesivos gobiernos de la República mantuvieron por la suerte de nuestro patrimonio artístico y tesoro nacional».
Con estas palabras -extraídas de su libro Arte en peligro. 1936-37- el pintor, cartelista y fotomontador Josep Renau, relataba uno de los episodios más intensos de su vida. Estos hechos ocurrieron durante su periodo como director general de Bellas Artes del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Su labor al frente de la dirección se centró en dos áreas fundamentales: la promoción de la República desde el ámbito cultural y la protección del patrimonio histórico-artístico. Y, precisamente, la figura de Renau fue decisiva para preservar de la destrucción segura buena parte de los símbolos de identidad de la historia de España. Pese a su extensa obra artística, este episodio es uno de los que más satisfacción le produjeron a lo largo de su vida.
La comisaria y conservadora del IVAM, Irene Bonilla, asegura que el propio Renau afirma en este mismo libro que de lo que más orgulloso se podía sentir a lo largo de toda su carrera, era «de haber colaborado en la salvaguarda del llamado tesoro nacional». «Como artista conocía el peligro que había de que pudieran ser bombardeados todos los museos más importantes de Madrid y exigió que se trasladara todo el patrimonio nacional a València», asegura Bonilla. La actuación de Renau permitió que obras tan importantes como Las Meninas de Velázquez salieran del Prado poco antes de que el museo fuera bombardeado.
La sala de la Biblioteca del IVAM acoge la exposición 'Renau y la Segunda República', una muestra con más de 80 documentos -algunos inéditos-, entre carteles, libros, revistas, manuscritos y fotografías, que podrá ser visitada hasta el 16 de julio. La exposición repasa la trayectoria artística de Renau y su lucha social y política, desde la proclamación de la Segunda República, años en los que el artista pasa de ser un diseñador políticamente activo, de claro lenguaje vanguardista, a ser nombrado director general de Bellas Artes.
Exposición Internacional de París
La salvaguarda del patrimonio historicoartístico español no fue la única decisión importante de Renau al frente de la Dirección General de Bellas Artes. De hecho, también es muy destacable la participación española en la exposición Internacional de París de 1937, con el prestigioso Pabellón Español, en el que participó como gestor político y como fotomontador, y donde destaca su capacidad para convencer a artistas españoles residentes en París de su participación en el mismo. El pabellón fue de gran importancia para el arte español, sobre todo, porque allí se presentó el Guernica, obra que Picasso terminó un 4 de junio de 1937, hace justo ahora 80 años.
Renau mantenía una interesante relación con Picasso, a quien invitó a ser director del Museo del Prado, cargo que el pintor aceptó. Además, intercambió correspondencia con la fotógrafa Dora Maar, quien le envió una serie de fotografías del proceso de ejecución del Guernica, que fueron publicadas en primicia en la revista valenciana Nueva Cultura -fundada por el propio Renau-, y, posteriormente, en la francesa Cahier d'Arts. Según Bonilla, la exposición muestra «por primera vez juntas las fotografiás publicadas en ambas revistas».
Dirección de Propaganda Gráfica
Después de abandonar la dirección de Bellas Artes, Renau fue nombrado director de Propaganda Gráfica del Comisariado General del Estado Mayor del Ejército Popular. El nuevo cargo supuso para Renau una recuperación de la creatividad aparcada durante algún tiempo. En este caso, la tuvo que aplicar en la propaganda de guerra, en el apoyo al soldado y en la reflexión sobre los medios gráficos que podía utilizar.
Uno de sus primeros trabajos fue la famosa serie 'Los 13 puntos de Negrín', que contribuyó notablemente a fijar la representación iconográfica de los postulados de paz anunciados por el presidente el 20 de abril de 1938 y difundidos en carteles, folletos, revistas, etc. En palabras de Bonilla, se trata de un trabajo «muy interesante» porque «es la perfecta obra de la vinculación entre él como artista y como político». «La obra se compone de unos fotomontajes realizados por Renau para explicar a los españoles los 13 puntos con los que Negrín pretendía desarrollar su política», continua la comisaria.
Además, diseñó numerosos carteles y publicaciones para al Ejército Popular, como el folleto 'Instrucciones militares al cabo y al sargento del ejército popular', o la interesante 'Cartilla escolar antifascista', proyectada por Mauricio Amster, y uno de cuyos ejemplares se puede encontrar en la exposición.
La sala de la Biblioteca del IVAM también muestra la interesante y poco conocida relación de Renau con Cifesa, productora fundada en València en 1932. Dos años después, Renau firmó un contrato en exclusiva con la productora para diseñar sus carteles, una colaboración que dio lugar a modernos diseños, entre los que destacan las tintas planas y los dibujos geométricos. La exposición muestra algunos ejemplos como 'La mujer X' (1935), 'El noveno huésped' (1934), 'La verbena de la Paloma' (1935) o 'Mi debilidad' (1936).
Vertiente política
Anteriormente, a principios de la década de los años 30, Renau trabajaba como cartelista, ilustrador, muralista, diseñador y editor de revistas modernas, y, en alguna de ellas, ya mostraba un diseño combativo. De acuerdo con Bonilla, durante este periodo, "aportó novedades estilísticas e introdujo la técnica del fotomontaje político en España, además de consagrarse como un experto en la litografía y el aerógrafo". Su compromiso socio-político se iba reafirmando hasta que, en 1931, se afilió al PCE.
Además, Renau colaboró con escritos en numerosas revistas, siempre con un trasfondo sociopolítico, como por ejemplo Orto, de la que se exhiben dos ejemplares en la muestra. Según Bonilla, en estas revistas "anarcosindicalistas i socialistas, él hace de diseñador e ilustrador, pero, además, escribe textos realmente interesantes».
El artista también participó en el II Congreso de Escritores Antifascistas celebrado en València en 1937, que contó con la presencia de destacadas personalidades como Machado, Tolstoi o Tzara, unas conversaciones que, en palabras de la comisaria, siempre estuvieron «muy vinculadas a la unión entre política y literatura»
«La vertiente política de Josep Renau es fundamental a lo largo de su vida, y es lo que hemos querido reflejar en esta exposición, ya que que se afilia al PCE en 1931, con 24 años, y no deja de ser parte del partido hasta su muerte, en 1981», apunta Bonilla. De hecho, según la comisaria, ya en sus primeros trabajos en revistas, carteles y cubiertas de libros «hay una definición clara por sus ideales políticos, los que defiende absolutamente».
Más información sobre turismo, ocio, cultura y gastronomía en www.viuvalencia.com