El Jardín del Turia y el triunfo de la voluntad ciudadana
Hace ya 30 años de la inauguración oficial de los jardines del antiguo cauce, esa "Perla del Turia" que, con sus más de 9 kilómetros de longitud y sus 1'8 millones de metros cuadrados, se alza como el parque urbano más grande de España y uno de los más grandes de Europa, con varios millones de visitantes anuales. Y si bien todos los que vivimos en el Cap i Casal somos conscientes de la fortuna que tenemos por disponer de este gigantesco pulmón verde que oxigena la ciudad, muchos de nosotros desconocemos las luces y sombras de su creación.
Como página negra de nuestra historia reciente, todos conocemos las consecuencias que tuvo en la ciudad y en varios puntos de la provincia la gran riada de 1957 (la riuà) que provocó el desbordamiento del río Turia, con casi un centenar de muertos y miles de millones en pérdidas. No era la primera vez que ocurría. Desde principios del siglo XIV hasta dicha fecha se tenía constancia de decenas de desbordamientos del río Turia que habían causado multitud de estragos, incluso diversos estudios señalan la existencia de riadas en la ciudad desde el siglo II a.C. Por este motivo, y en aras de evitar futuras e indeseables inundaciones en la ciudad, el Gobierno de España y el Ayuntamiento de Valencia iniciaron meses después el llamado "Plan Sur" para desviar el río. Sin embargo, quedaba un interrogante de crucial importancia: ¿qué hacer con los terrenos del antiguo cauce que rodeaban la ciudad una vez desviado el río?
A finales de los años sesenta y principios de los setenta, el Ayuntamiento de Valencia y el Gobierno de España planearon la construcción de un entramado de autopistas y carreteras que conectase el acceso a Madrid, el puerto y el aeropuerto, además de dar fluidez al tráfico interno de la ciudad. Sin embargo, la propuesta generó un fortísimo rechazo social, surgiendo muchas voces críticas que exigían la paralización del proyecto y la creación de un gran parque para uso ciudadano. Movimiento cívico encabezado por la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Valencia y el arquitecto ecologista Just Ramírez, con la campaña "El llit del Túria és nostre i el volem verd", y por la directora del periódico Las Provincias, el más leído en la ciudad por aquel entonces, Mª Consuelo Reyna. El movimiento social finalmente consiguió su objetivo, siendo en 1976 cuando los terrenos fueron cedidos al Ayuntamiento para declararlos zona verde.
Ese movimiento ciudadano que consiguió que hoy en día tengamos un parque verde que recorre Valencia desde la misma Ciudad de las Artes y las Ciencias hasta el Bioparc y que se configura como un lugar de encuentro referente en la ciudad, debería inspirar a las administraciones e instituciones públicas en la toma de sus decisiones más a menudo y no de forma tan excepcional a como lo hace.
@VBoluda