El IVAM reflexiona sobre el concepto de hogar con 12 instalaciones de artistas internacionales
El director del Institut Valencià d'Art Modern y comisario, José Miguel G. Cortés, ha presentado '¿Cuál es nuestro hogar?', una exposición organizada en colaboración con el Museo Nazionale delle Arti del XXI Secolo (MAXXi) de Roma, con obras de artistas como Bruce Nauman, Teddy Cruz, Mario Merz o Richard Hamilton, que cuestiona el concepto de hogar tal y como lo conocemos.
La muestra toma su nombre de la instalación creada por Ilya y Emilia Kabakov llamada 'Where is our place?' (2003), que muestra en la última sala un salón de arte del siglo XIX con unos visitantes gigantes al lado de unas fotos contemporáneas donde todo se ha transformado y se han cambiado las dimensiones, sugiriendo "que existen múltiples maneras de entender y crear nuestro entorno", según ha explicado el comisario José Miguel G. Cortés.
"Las doce obras que componen la exposición, nueve procedentes del MAXXi y tres de la colección del IVAM, presentan una doble lectura del hogar como espacio íntimo, de encuentro entre amigos y familia, y el hogar como espacio público. Existe una relación íntima entre las esferas públicas y las esferas privadas, no se entiende un aspecto sin el otro", ha enfatizado Cortés sobre las obras que ocupan las galerías 4 y 5 del IVAM.
Cada una de estas piezas es diferente y cada una incide en cuestiones sociales, políticas o ideológicas diferentes, aunque en todas "subyace la sensación de extrañamiento, de soledad, de gente que por su condición económica, sexual o por su color de piel se siente marginada de la sociedad", en palabras de Cortés. Así, el recorrido muestra desde una instalación más lúdica y sensorial como la 'Fun house' (1956) de Richard Hamilton, un canto a la sociedad del consumo y a la importancia del cine, hasta obras de contundente crítica política como la del arquitecto Teddy Cruz compuesta por más de trescientos conos de tráfico. "Unos elementos banales como los conos de circulación nos impiden acercarnos al interior de la obra, transformándose en una especie de arma", ha apuntado el director del IVAM.
Algunas obras de la muestra adquieren nuevas lecturas tras los cambios radicales que ha traído el coronavirus a nuestras vidas. Es el caso de las 150 fotografías de Gabriele Basilico de la colección del IVAM tomadas en Berlín, Madrid o Milán, que muestran ciudades desiertas en las que no hay ningún ser humano. "Durante el confinamiento recuerdo el silencio sepulcral de las calles, roto de repente por el sonido de ambulancias", ha recordado Cortés al ver las fotografías de unas ciudades representadas como un teatro sin actores.
"La exposición habla de espacios físicos, pero sobre todo de espacios mentales", ha remarcado el comisario. Un buen ejemplo es la instalación 'Infinite cell' (2004), de Alfredo Jaar, en la que recrea una celda forrada de espejos como metáfora de las barreras físicas y el deseo de superar los muros que separan las sociedades. Otra instalación icónica es 'Triplo igloo' (1984-2002), una de las últimas obras que realizó Mario Merz; se trata de tres de sus característicos iglús, formas que remiten al hogar más primitivo, que obligan al espectador a transitarlos y preguntarse acerca de cómo las formas arquitectónicas y sus materiales condicionan nuestros actos más cotidianos.
La docena de instalaciones que componen la muestra se suceden a través de salas hiperiluminadas que contrastan con salas en penumbra, acentuando la incomodidad del espacio. De esta forma, nos encontramos con piezas inacabadas como una escultura de Bruce Nauman "que parece derrumbarse" frente a una poética instalación multimedia de William Kentridge, "que reflexiona sobre algunos de los tópicos del colonialismo", ha comentado el director del IVAM. Estas referencias a la segregación racial o el 'apartheid' también están presentes en la videoinstalación de Kara Walker en la que dos esclavas negras pasean por un entorno idílico con una campanilla que delata su posición. "Vayan donde vayan están vigiladas", ha apostillado el comisario de la muestra.
La exposición intenta comprender de qué modo los espacios marcan el tiempo y están vinculados a la memoria del lugar. Como esa yurta de la artista Jana Sterbak que da la bienvenida al visitante a la exposición y le anima a pensar en ese deseo de construir un hogar, un cobijo o una guarida.