TEATRO
El espectáculo de 'Kultur' ofrece 'sexo voyeur' en la sala La Mutant
El Conde de Torrefiel representa en La Mutant Kultur, una evocación de la figura del "mirón" que asiste en secreto a un espectáculo apto solamente para mayores de edad
REDACCIÓN
2020-10-14
Kultur en València. EPDA
Pese a que en el teatro el espectador es casi siempre un observador de la historia que se cuenta desde el escenario, su equidistancia (unida a la habitual ausencia de connotaciones eróticas) le ha permitido mantenerse al margen de las motivaciones de lo que se entiende como un voyeur. Sin embargo, la compañía El Conde de Torrefiel ha decidido con su último espectáculo, Kultur, romper esa barrera e implicar directamente al público en la experiencia de quien mira en secreto las relaciones sexuales que mantienen unos desconocidos a solo unos metros de distancia. Este deseo transgresor, que ya estaba presente en su anterior montaje La Plaza -galardonado con el Premio de la Crítica 2018-, adquiere aquí una dimensión inédita para una pieza escénica, ya que los espectadores asisten a una escena de sexo explícito dejando al descubierto esa curiosidad voyeurística a la que nadie puede permanecer ajeno.
Kultur podrá verse los próximos 16 y 17 de octubre en La Mutant (20:30 horas) en dos sesiones que, como se advierte desde la propia sala, podrían herir algunas sensibilidades. En esta ocasión, el dúo creativo formado por Tanya Beyeler y Pablo Gisbert enfrenta al público a una propuesta hiperrealista, consistente en presenciar desde el patio de butacas el casting para una película porno, mientras a través de unos auriculares se escucha la narración paralela de una joven despreocupada con la que resulta imposible no identificarse. Desde la oscuridad de la platea, los asistentes adoptan el rol del "mirón" que contempla este encuentro sexual agazapado en su escondrijo, y viajan desde la intimidad de los demás hasta la suya propia a través del pensamiento no compartido.
En palabras de la compañía, la obra se presenta "como un trabajo lejos de la convención teatral para dar paso a una instalación performativa donde el espectador toma el punto de vista de un voyeur total, ante la imagen de una escena incuestionablemente explícita y la escucha del florecer sin control de los pensamientos inconexos de una escritora en busca de una pista frente a la página en blanco. Kultur evoca, en definitiva, el estremecimiento frente a la desnudez en su sentido más frágil, oscuro y humano".
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