El arte y la solidaridad llenan el Mercado de Tapinería
Sábado, 17.15 de la tarde. Las calles del centro de Valencia se estrechan a medida que nos vamos alejando de la Plaza del Ayuntamiento. Las callejuelas se llenan progresivamente de colores, flores y graffitis. Lejos queda la antigua imagen del barrio antiguo, con edificios a medio caer y callejones sucios. El lavado de cara que ha sufrido el barrio es evidente. De la mano de artistas, pintores, músicos y pequeños negocios ha conseguido convertirse en un referente de la renovación cultural que están sufriendo ciudades como Valencia.
Cuando llegamos a la plaza central del Mercado de Tapinería, el ambiente ebulle de vida. Niños correteando, parejas tomando un café en las terrazas, y gente con cámaras que viene y va de un lado al otro. Un par de locales exponen el cartel que reza 'Refui Il·lustrat', y desde lejos se los ve llenos hasta los topes.
Sorteando a los curiosos que se arremolinan en la puerta conseguimos entrar en el primer local. Es un espacio pequeño, remodelado recientemente para que parezca antiguo. Sentados a lo largo de las paredes se encuentran los dibujantes e ilustradores. A la derecha, un cartel de 'Valencia Ciutat Refugi' nos indica quién está detrás de todo el movimiento.
Al entrar, los visitantes pueden consultar un catálogo con algunos ejemplos del arte de los ilustradores allí presentes. Nombres tan importantes como Paco Roca u Ortifus. Si lo desean, los asistentes pueden pagar el simbólico precio de 10 euros a cambio de un ticket. Un ticket que luego trasladarán al ilustrador de su elección, quién les realizará un dibujo en el momento, para deleite de todos los presentes.
El objetivo detrás de todo esto es el de recaudar dinero para la asociación de Valencia Ciutat Refugio, una plataforma ciudadana que busca poder atender a los refugiados de la manera más inmediata posible, frente a la laxitud de las insitituciones. En palabras suyas: "Somos personas ayudando a personas desde un punto de vista horizontal no asistencialista. Nuestra colaboración es totalmente voluntaria. Sin adscripción política ni religiosa, Valencia Ciudad Refugio la componen ciudadanos y ciudadanas que con su tiempo o recursos quieren que la acogida de estas personas refugiadas sea lo más amable y fácil posible".
La plataforma ha lanzado un llamamiento a la ciudadanía y esta, a la vista de los resultados en el mercado, ha respondido. La unión de arte y solidaridad ha funcionado a la perfección, ya que no se requiere saber mucho de un tema social para apreciar el arte y viceversa. Una simbiosis perfecta que dará sus frutos cuando se acabe el fin de semana.
Quizás sea el ejemplo más evidente del cambio de rumbo de la ciudad de Valencia. Un cambio en la que lo antiguo ya no está olvidado, en el que la solidaridad no pasa por alto, y en el que los propios ciudadanos salen a la calle a buscar soluciones cuando todos los mecanismos de arriba fallan.