Especiales
La desinteresada humanidad que recorre esta película, unida a la manera de acercarnos a los problemas de jóvenes con autismo, la hacen sobradamente merecedora de atención. Los artífices de la premiada Intocable (2011) presentan este film que bien podría emparentar con Campeones (2018); aunque aquí el humor no constituye un pilar del relato, porque su puesta en escena busca ser realista a la hora de retratar el día a día de estas personas, lo cual no impide que ocasionalmente afloren notas cómicas. Tampoco pretende regodearse en las lecturas dramáticas, pero inevitablemente las emociones están siempre a flor de piel.
Bruno y Malik llevan muchos años a cargo de dos organizaciones dedicadas a acoger a niños con diferentes trastornos de comunicación social. Estas asociaciones carecen de permisos oficiales y se mantienen gracias a la buena voluntad de quienes colaboran con sus fines y se comprometen a participar en unas tareas ciertamente delicadas. Sin embargo, la Administración no ve con buenos ojos esas actividades carentes de autorizaciones y supervisión, lo que hace peligrar su continuidad. La historia se compone de una sucesión de incidencias y anécdotas que surgen en torno a determinados casos significativos y suficientemente elocuentes para proporcionar una visión de conjunto de este universo. Además, el guion acierta a introducir circunstancias que nos dan una idea muy exacta de la capacidad de sacrificio de estos altruistas anónimos.
Poniendo énfasis en esos cuidados, sabe poner en valor una labor impagable, infinitamente agradecida por las familias de los chicos, y no renuncia a incorporar aspectos secundarios esenciales, algunos de carácter particular que arropan su discurso central. También se muestra corrosiva al denunciar el afán de control de las autoridades, incapaces de ver más allá de la prolija burocracia sanitaria y cuya percepción encorsetada del mundo choca con la realidad, imposible de reconducirse a unas normas generales y complejas en las que no se contemplan excepciones. Vincent Cassel se despoja de cualquier atisbo de glamour y transmite una total implicación con su afable papel, al que dota de enorme naturalidad. Algo parecido cabe decir de Reda Kateb. No obstante, habría que brindar un reconocimiento especial al formidable trabajo del nutrido elenco de actores que completan el reparto, en su mayoría no profesionales y próximos a sus personajes. Estamos ante un estreno que no debe pasar desapercibido; desde luego, no deja indiferente.