Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, de Elena Favilli y Francesca Cavalo
Cuenta la historia de 100 mujeres que han destacado en sus profesiones, o por no haberse conformado con lo establecido. La historia de cada una de estas mujeres excepcionales ha sido narrada como si fuera un cuento, sus biografías ocupan una página, lo que supone un punto de partida para seguir descubriéndolas, y vienen acompañadas por una ilustración que las representa. Ilustraciones que han sido realizadas por sesenta mujeres artistas de todo el planeta. Por lo general, las mujeres son representadas de la misma manera, así que Elena y Francesca han considerado que sería importante mostrar que cada mujer es única, y para eso contactaron con artistas de diferentes estilos.
Las autoras han seleccionado a mujeres de tantos países como fuera posible, porque “las producciones de medios de comunicación infantiles no solamente carecen de diversidad en términos de género, sino también en términos de raza, orientación sexual, creencias religiosas…” Así como mujeres de distintas profesiones: primatólogas como Jane Godall, físicas y químicas como Marie Curie, campeonas de motocross como Ashley Fiolek, pintoras como Frida Kahlo, chefs como Julia Child, cantantes como Nina Simone, escritoras como Virginia Woolf, arquitectas como Zaha Hadid, abogadas y primeras damas como Michelle Obama, reporteras como Nellie Bly, biólogas marinas como Sylvia Earle, astronautas como Mae C. Jemison... Y de todos los tiempos: desde la astrónoma helenística Hipatia, hasta Yusra Mardini, la nadadora olímpica siria, que empujó a nado la barcaza con la cual alcanzó Europa en el 2015. Hay reinas como la faraona Hatshepsut, cuya memoria fue borrada para alejar a otras mujeres del poder, pero también personas anónimas como Manal Al-Sharif, la joven saudí que se atrevió a conducir un coche. Y no han evitado historias duras, como la de Malala Yousafzai, la Premio Nobel por la Paz paquistaní que fue tiroteada por los talibanes.
Son mujeres que soñaron en grande, aspiraron a más y lucharon con fuerza, tal y como recomienda a las lectoras la dedicatoria del libro. “Es importante que las niñas conozcan los obstáculos que afrontarán a lo largo de su vida, pero también […] que sepan que podrán superarlos.” En este libro no sólo muestran formas de sobreponerse a ellos, sino que pueden ir eliminándolos para las mujeres del futuro, igual que lo han hecho las grandes mujeres de este libro. "Vivimos en un mundo en el que el género no debe definir el tamaño de nuestros sueños ni la distancia que podemos recorrer. ¡Todas las niñas merecen crecer pensando que pueden llegar a ser lo que ellas quieran!".
La razón principal por la que Elena y Francesca decidieron embarcarse en este proyecto “es para que las niñas recuperen la confianza en sí mismas. Un artículo de la revista Science afirma que, a partir de los seis años, las niñas comienzan a verse a sí mismas como inferiores y menos talentosas que sus pares del sexo masculino. A esto se suma que en los libros y los programas de televisión infantiles rara vez aparecen mujeres que trabajan.”
El título se debe a que era importante relacionar el libro con el momento de irse a la cama, normalmente a esa hora se cuentan historias de princesitas débiles a quienes el príncipe tiene que rescatar, pero no de jovencitas que tienen el destino en sus manos. Elena y Francesca quisieron romper ese estereotipo, reuniendo una serie de historias de mujeres reales que han hecho grandes cosas para cambiar y mejorar el mundo, y cualquiera de ellas, podrían salvar a muchos príncipes en apuro.
Tampoco dejéis que vuestras pequeñas vean un programa de telebasura antes de irse a dormir, cuando pueden escuchar antes de cerrar los ojos frases como estas:
"Nadie tiene derecho a decirme que puedo o que no puedo lograr", de la levantadora de pesas de Emiratos Árabes Unidos Amma Al Haddad.
“Estoy consciente de los peligros. Quiero hacerlo porque quiero hacerlo. Las mujeres debemos intentar hacer las mismas cosas que los hombres. Si fracasamos, nuestro fracaso será un desafío para las demás mujeres”, de la aviadora Amelia Earhart.
“No puedo amar a un hombre que me mande, como tampoco puedo amar a quien se deje mandar por mí” de la pirata Jacquotte Delahaye.