El Consorci de Museus reúne la pasión geométrica de Monika Buch
El Consorci de Museus presenta la exposición 'Monika Buch. Trayectoria 1956/2018' en la sede de la Fundación Chirivella Soriano, donde se podrá ver hasta el próximo 9 de septiembre.
Compuesta por más de 120 obras, la exposición es la mayor retrospectiva que se le ha dedicado a la artista valenciana, que a sus 82 años sigue produciendo.
La muestra ha sido presentada esta mañana por el director del Consorci de Museus, José Luis Pérez Pont; acompañado por el presidente de la Fundación Chirivella Soriano, Manuel Chirivella; por el comisario de la exposición, José Luis Martínez Meseguer, y por la artista, Monika Buch.
La exposición muestra la pasión geométrica de Buch y reúne 50 años de producción artística. Además, sitúa a Monika Buch como artista, como mujer y como valenciana, y reivindica su obra como una de las trayectorias más interesantes del arte valenciano del siglo XX.
En este sentido, el director del Consorci de Museus ha señalado que "la exposición reconoce la trayectoria creativa de Monika Buch y nos permite enriquecer el relato del arte contemporáneo valenciano".
Pérez Pont ha recordado que "desde el Consorci de Museus estamos trabajando para reconstruir la historia del arte desde el punto de vista de la mujer, visibilizando el trabajo y las aportaciones que muchas de ellas han hecho al arte actual".
Por su parte, el comisario de la exposición ha manifestado que "Monika Buch es de las pocas mujeres que se han dedicado en el siglo XX a la abstracción geométrica", y ha añadido que "es de las pocas que continúan y perseveran en la creación continuada, con sus altos y sus bajos, pues también fue madre en tres ocasiones, en un momento en que se exigía exclusividad a ello".
El director del Consorci de Museus ha añadido, asimismo, que "Monika Buch comenzaría su carrera sin un referente cultural femenino en el que mirarse; su obra es, sin embargo, hoy en día, un ejemplo para todos".
El presidente de la Fundación Chirivella Soriano, Manuel Chirivella, ha destacado que "en toda la obra de Monika Buch podemos apreciar la incesante búsqueda de la relación entre forma y color, la combinación de progresiones de color con estructuras geométricas, cuya superposición da lugar a nuevas impresiones visuales que permiten al espectador interactuar con ellas en un inacabable proceso de reconocimiento estético".
Monika Buch nació en València el 5 de marzo de 1936. Su familia, procedente de la ciudad alemana Halle an der Saale, se trasladó a finales del siglo XIX a València, pero la Guerra Civil española retorna a toda la familia a Alemania de nuevo.
Según el comisario, "cualquiera de las 120 piezas escogidas en la exposición son impresionantes; sin embargo, las obras de su etapa formativa, 1956-1958, en Ulm, son quizá las más relevantes. Pese a ser sus comienzos, sorprende la perfección en la ejecución", y ha destacado asimismo que "se podría pensar que sus obras están hechas a ordenador y todas están hechas absolutamente a mano".
José Luis Meseguer ha explicado que "en ella se diluye la frontera entre arte y diseño, en la que ahora parece que se haga más hincapié".
Tras su etapa en Ulm, en 1958 la artista se trasladó a Utrecht, ciudad donde sigue ahora residiendo y donde cursó los estudios universitarios de Pedagogía y Psicología Infantil. Durante dos años centró su actividad en el campo del diseño de juguetes en la fábrica holandesa ADO. Desde 1972 se dedicó a su trabajo artístico, con investigaciones centradas en la interrelación forma-color.
Discurso expositivo
La trayectoria de Monika Buch no es lineal. Toma y retoma ideas anteriores para seguir progresando en sus investigaciones y en los resultados plásticos que de ellas derivan.
Se ha agrupado su obra en siete apartados diferentes, independientemente del año de su creación. Las piezas realizadas en los años de Ulm compondrían la formación. Un segundo apartado con las obras lineales, geometría en estado puro. Otro con las modulares, con la repetición. Un cuarto, con las engañosas figuras imposibles o trampantojos (de "trampa ante el ojo").
En ese mismo sentido estarían las obras opticocinéticas, que pretenden llevar el movimiento, su efecto, a la bidimensionalidad; las casuales, aquellas obras -en su mayoría collages- en las que la repetición de un mismo módulo deja un cierto azar en el resultado según la carga de acrílico que conlleve el tampón utilizado para su realización. Y, por último, la denominada investigación, donde se ve todo ello en piezas cuya experimentación reitera a lo largo del tiempo y de los temas.