Compras en línea durante el estado de alarma
La situación generada por el coronavirus está provocando un cambio de paradigma en la forma en que consumimos, trabajamos, nos relacionamos, nos entretenemos y, en definitiva, vivimos. El estado de alarma impulsado por las autoridades para frenar la crisis ha provocado un cambio drástico en la forma en que hacemos las cosas, como si de la noche a la mañana todo un sistema de vida se hubiera desmoronado para dar paso a otro distinto.
Y en cierta medida así ha sido. Y lo seguirá siendo por un tiempo, ya que incluso con una relativa vuelta a la normalidad, habrá medidas y patrones heredados de la situación actual de los que no nos será fácil desprendernos. Pero, pensémoslo bien, ¿realmente ha sido un cambio de paradigma, un giro de 180 grados en la forma en la que veníamos actuando?
Si lo miramos con detenimiento, la tendencia hacia una forma telemática de trabajo, de consumo y de socialización viene ampliándose de forma paulatina desde hace décadas, impulsada por fenómenos como el desarrollo de la tecnología y la aparición de la red global (y las herramientas que traen consigo).
Es indudable que las circunstancias que ha traído consigo la pandemia de Covid19 ha generado dinámicas del todo atípicas y excepcionales. Sin embargo, es interesante observar como la generalización en el estado de emergencia de determinadas pautas de actuación y de consumo están asociados a sectores al alza y a tendencias que ya de por sí venían siendo cada vez más habituales.
Las redes sociales, la mensajería instantánea y los encuentros virtuales iban ganando protagonismo en el ámbito social; el teletrabajo, poco a poco, iba abriéndose hueco como alternativa a las relaciones laborales tradicionales; el entretenimiento online y los servicios de streaming iba paulatinamente ganando adeptos y aumentando su cuota de mercado...
Otro buen ejemplo de este tipo de fenómeno se da en el sector del comercio online. Durante el periodo de confinamiento las ventas online han experimentado un impresionante crecimiento. Aunque esta forma de adquisición de productos también venía siendo cada vez más común (especialmente a raíz de la aparición de plataformas de venta online como Amazon o Ebay), muchos consumidores aún miraban el comercio online con recelo por diversas razones, prefiriendo hacer sus comprar de manera presencial en las tiendas. Sin embargo, el Coronavirus parece haber dado el impulso definitivo a esta manera de consumir.
Durante las últimas semanas, las ventas en línea de los supermercados han alcanzado un 74% de incremento. Muchas de las grandes superficies han impulsado canales de venta online para hacer frente a la demanda, pero muchos pequeños comercios también han adaptado sus estructuras para lidiar con esta nueva realidad. Los establecimientos que ofrecen productos de alimentación y primera necesidad son, de hecho, unos de los más beneficiados por la crisis. Pero no son los únicos. Sectores como el gaming o el de productos tecnológicos (portátiles, teléfonos móviles, etc.) también están viviendo momentos de abundancia en esta época.
En España, la rigidez de las medidas de confinamiento está provocando que la tendencia al alza del comercio online sea aún más acusada. Según la consultora Kantar, en el resto del mundo, alrededor del 20% de la población ha reducido las compras en tiendas físicas, mientras que en España el porcentaje asciende al 50%. Uno de cada diez encuestados afirman que es la primera ocasión en que están haciendo sus compras por internet, por el 16% que, haciéndolo antes, ahora asegura haber aumentado su consumo a través de la red. La preocupación por la seguridad en este tipo de transacciones ha aumentado la demanda de servicios de VPN en un 300%.
Todo este aluvión de demanda ha provocado algunos problemas logísticos entre los distribuidores, incluidos aquellos con un cierto bagaje en el sector, como es el caso, por ejemplo, de Amazon, que desde hace semanas advierte a sus clientes que los plazos de entrega pueden verse significativamente alterados debido al gran aumento de volumen de pedidos.
Todo ello pone de manifiesto que nos encontramos en un momento histórico trascendente. Cabe preguntarse si las consecuencias de esta crisis seguirán coleando una vez pasada la tormenta. Si la situación provocada por la pandemia nos hará cambiar nuestra manera de actuar, de relacionarnos y de consumir una vez que las medidas de excepción se suavicen o desaparezcan. O si las actividades que venían generalizándose, y que con la crisis se han extendido y acentuado aún más, mantendrán su tendencia después del levantamiento del estado de alarma y se consolidarán durante los tiempos venideros.