Como las reivindicaciones ciudadanas evitaron que los Jardines del Turia fueran hoy enormes autopistas
El 14 de octubre de 1957 la gran riada de Valencia que inundó la ciudad y causó la muerte de alrededor de un centenar de personas marcó un antes y un después en lo que al futuro del rio Turia se refiere. Tras esta catástrofe las autoridades decidieron que el rio no podía seguir pasando por la ciudad y debía ser desviado por otros cauces pero ¿qué hacer entonces con el río sin agua? Y fue aquí cuando empezó la polémica.
Años 60
Unos años después de La Riada, tanto el Ayuntamiento como el Gobierno de España liderado por el Dictador Franco planeaban la idea de la construcción de un gran eje de comunicaciones como autopistas y otros medios de transporte que ocuparan toda la parte del río y que conectase el puerto con el aeropuerto aliviando así el tráfico interno que padecía la ciudad.
Años 70
La idea avanzó hasta que en 1973 el pleno del Ayuntamiento de Valencia crea oficialmente una comisión para estudiar el uso del antiguo cauce del río y construir finalmente una gran autopista que recorrería toda la ciudad y enlazaría el acceso de Madrid con el puerto.
Sin embargo la voz ciudadana fue quien cambió el rumbo del río y por ende el de la ciudad de Valencia. Innumerables voces críticas se alzaron contra esta idea pidiendo la paralización del proyecto. Defendían otra opción: la creación de un gran parque para uso ciudadano ya que Valencia sufría de escasez de zonas verdes y espacios públicos Un fuerte movimiento vecinal que caracterizó los últimos años del régimen de Franco.
El movimiento vecinal de los años setenta era de carácter local y urbano, de amplia y plural base social y de un marcado carácter reivindicativo y sociopolítico. Además las asociaciones de barrio estaban formadas por grupos de vecinos, colegios profesionales, grupos parroquiales, gente del Movimiento Universitario, del Movimiento Democrático de Mujeres, y por militantes de organizaciones políticas de izquierda y sindicatos aún en la clandestinidad como CC.OO.
1975
Nace así la campaña cívica “El llit del Túria és nostre i el volem verd” que abogaba la paralización del proyecto de la autopista urbana y la transformación del antiguo cauce del Turia en un enorme espacio verde: urbanistas, arquitectos y otros profesionales se unieron y donde destacó Just Ramírez, clave en el movimiento. De hecho se llegó a plantear un debate público sobre el tema llevado a cabo en el Ateneo Mercantil en 1974. También importante fue el respaldo del diario Las Provincias a la causa y a informar diariamente sobre ella donde su directora María Consuelo Reyna se mostró firme defensora de las peticiones cívicas.
A finales del año 75 con el cambio de régimen, Obras Públicas y el Ayuntamiento de Valencia acuerdan convertir el viejo cauce en zona verde, modifican el PGOU y piden al Estado su propiedad. En 1979 el nuevo ayuntamiento democrático recalificaría definitivamente la zona como zona verde dando lugar, gracias al poder de la ciudadanía, al extenso y verde Jardín del Turia que podemos disfrutar todos los valencianos.