Alejandro Platero y Luca Rodi despliegan su cocina con reminiscencias orientales y mexicanas en `Come y calla´
El gastrobar Come y Calla de Alejandro Platero se vistió de gala para recibir al que fuera su compañero de Top Chef, Luca Rodi. Ambos a cuatro manos, y delate del público emplataron a gran velocidad un sin fin de bocados llenos de matices pero sobre todo de sabores intensos.
Un showcooking frentetico donde ambos cocineros emplataban sin descanso, junto a sus compañeros de fogones, para dar respuesta a la larga cola que se formó para disfrutar del buen hacer de estos famosos cocineros.
La guinda de la noche, la puso el pastelero Paco Roig que no quiso perderse la ocasión de estar en uno de las citas gastronómicas que últimamente está montando Platero, para acercarnos de manera generosa, no solo su cocina sino también la de sus compañeros de plató y amigos.
Sin duda, la presión a la que fueron sometidos Platero y Rodi se notó en Come y Calla, al ver a la velocidad que daban respuesta a las ansias gustativas de los comensales.
Raquel Bernal en la puerta, dirigiendo la sala con la maestría de un director de orquesta y las azafatas de Turia cautivando a los comensales que se adentraban en esta aventura gustativa, eran sin duda dos factores que desde el primer momento lograban que captar la atención de los numerosos valencianos que desfilaron esa noche por la sala.
El menú, con una importante base de tradición española, tenía reminiscencias mexicanas y orientales, lo que derivó en un contraste de lo más acertado. Personalmente me cautivó el tartar de atún rojo con ensalada líquida valenciana y un wabao de papada a baja temperatura con piña picante, pero las opciones a las que se iban sucediendo frente a los ojos de los comensales iban más allá: ensaladilla rusa de sardinillas picantes y sardina a la brasa, un aguachile de jurel, un pan al vapor relleno de cebolla, calamar, papada y diente de león, con una mayonesa de ajo asado y un taco de molleja de ternera con gamba y un ragut de setas
El postre de Luca Rodi consistía en un bizcocho de zanahoria y jengibre con helado de vainilla y el de Paco Roig consistió en una bandeja de petit fours consistentes en un carrot cake con frostin de vainilla, una cereza mimética, un tatín de manzana y vainilla y una bola fluida de coco y pasión.
Sin duda todas las opciones gastronómicas presentadas fueron un acierto, principalmente porque los sabores estaban muy logrados pero sobre todo porque daban respuesta a un amplio abanico de gustos y preferencias. Es más, estas opciones también se extendían a la bebida puesto que la cerveza Turia y el brut nature de Dominio de la Vega colaboraron en esta nueva iniciativa donde una vez más, Alejandre Platero ha desplegado su potencial y buen hacer.