'Cada vez hay más demanda de productos locales y auténticos'
En torno a las tres subzonas vitivinícolas del Alto Palancia-Alto Mijares, Sant Mateu y Les Useres-Vilafamés se elaboran los vinos de las 12 bodegas que, hoy por hoy, forman parte de la IGP Castelló. Años de ilusión y esfuerzo han conseguido volver a posicionar esta provincia entre las indicaciones de la Comunitat. No obstante, aún queda mucho trabajo por delante para conseguir que la producción aumente y el público sea capaz de reconocer el valor de elaboraciones en las que el mimo y la dedicación son tan importantes como la uva y la levadura. Víctor Bellmunt, Secretario de la IGP Castelló nos lo cuenta.
La viña ha sido, históricamente, un cultivo ligado al ADN de Castellón. Sin embargo, ha hecho falta vocación para conseguir hacer de ésta una zona vinícola: La filoxera, a principios del siglo XX y, como relevo, la aniquiladora Ley del Estatuto de la Viña, el Vino y los Alcoholes que acabó con casi la totalidad del cultivo por arranque (los llamados “híbridos”) ¿Cómo se ha ido recuperando la viticultura en la provincia en los últimos 20 años?
El problema principal de los vinos de Castellón fue el arranque, sin replantación, de los viñedos en los años ‘80. Un arranque subvencionado por el Ministerio, que quitó el 99% de los derechos de plantación a Castellón para repartirlo entre otras provincias y zonas vitícolas valencianas. En estos momentos estamos, aproximadamente, en menos del 1% de lo que fue la viticultura en la provincia.
¿Qué condiciones se dan en las tres zonas vinícolas de Castellón para que sus vinos tengan la calidad de la que presumen?
Prácticamente todos los viñedos existentes están enfocados a la producción de vinos de calidad, es decir, son propiedad de las bodegas y como la uva no se destina a graneles, la calidad es mucho mayor. En cuanto a condiciones destacables son la correcta pluviometría para la vid, temperaturas equilibradas en primavera-verano y la proximidad al mar mediterráneo, donde tenemos viñedos a menos de 5 km de éste.
Desde que en el año 2003 se crease la IG “Vins de la Terra de Castelló” (hoy IGP Castelló), ¿cuáles son los pasos que se han ido dando en el reconocimiento de esta zona como referencia vinícola?
Poco a poco se ha ido consiguiendo una notable calidad, gracias al pequeño tamaño de las bodegas y a la modernización de éstas, ya que son prácticamente todas de reciente creación. Un paso importante ha sido el aumento del número de bodegas: de 5 que eran al comenzar, a 16 que somos ahora. Prácticamente todas las de la provincia.
Llevan 6 años, sin éxito, tratando de ser reconocidos como DO. Otras indicaciones lo han conseguido en apenas unos meses ¿Cuáles son las dificultades a las que han tenido que enfrentarse?
Ojalá hubiéramos llegado a este paso… Aún estamos esperando la modificación del pliego de condiciones de la IGP Castelló para poder comenzar los trámites de la DO. Las dificultades son, básicamente, la lentitud de los organismos por los que se gestionan estas cuestiones que, entre comunicación y comunicación, pasa muchísimo tiempo.
Todavía es poco habitual, por desgracia, encontrar referencias de la tierra en las cartas de los restaurantes de la provincia de Castellón (pasa también con Valencia y Alicante), ¿a qué cree que se debe esta desvinculación de la restauración con los vinos de nuestras IGP y DOs?
Es la filosofía de cada restaurante, me refiero a que hay restaurantes que están más comprometidos que otros con el producto local o comarcal. Los establecimientos que ofrecen nuestros productos suelen ser restaurantes peculiares, no solo con el vino, sino con cualquier producto. Los restaurantes que no tienen vinos de la zona en las cartas, pues tendrán que ir poco a poco introduciéndolos, ya que, por suerte, cada vez hay más demanda de productos locales y de productos auténticos y diferentes. También hay una serie de restaurantes que solo miran el precio y contra esto no hay nada que hacer, ya que solo los productos mediocres tienen precios bajos, cosa que no ocurre con los vinos de Castellón y la mayoría de Valencia y Alicante.
Precisamente, algunos vinos de nuestra tierra han conseguido sorprender y situarse entre las primeras referencias. Un ejemplo reciente es uno de
Bodegas Hipano Suizas (según AEPEV) ¿Qué cree que puede ofrecer Castellón a estas listas de “mejores caldos”?
Castellón es simplemente una Zona Joven, casi Virgen … pronto llegará el momento que se empiecen a valorar los vinos de la IGP Castelló, ya que realmente sorprenden al que los prueba.
La preocupación por la alimentación adecuada, por la sostenibilidad y la responsabilidad con el consumo Km0 han vuelto a poner en el centro de muchas dietas la laureada Trilogía Mediterránea (vid, trigo, olivo)... el aceite de oliva es un básico; el pan, comienza a recuperar su talante artesano; ¿y el vino? ¿qué futuro le augura?
El vino seguirá existiendo en todas sus formas, pero el vino ecológico, natural, elaborado como se hacia antiguamente será el que va a cubrir las necesidades de toda esta gente que necesita productos naturales, artesanales y de km.0.
Como conclusión, ¿podría hacer una valoración de la situación en la que se encuentran los vinos de Castellón y hacia dónde se dirige su IGP?
La IGP Castelló, está en continuo crecimiento. Cada vez somos más bodegas, nuestros vinos están entrando con buenas puntuaciones en las guías más prestigiosas del sector y una de las cosas más importantes: cada vez el sector está más unido y con la confianza necesaria para poder dar pronto el paso a la Denominación de Origen.
Es momento, no hay duda, de empezar a crear una verdadera cultura del vino en la Comunitat Valenciana, porque “un pueblo que no bebe su vino y no come su queso, tiene un grave problema de identidad”. Pongámonos a ello: vino y punto en boca.