La bodega del siglo XIII que hay en València y debes visitar
¡Si el subsuelo del cap i casal hablara, todo lo que nos encontraríamos! Y es que debajo de los adoquines por los que caminamos día tras día, València esconde aún hoy en día un patrimonio arqueológico impresionante y que, cómo es lógico -a no ser que levantáramos toda la ciudad- nunca conoceremos.
Hace ya unas cuantas décadas tuvo lugar en la ciudad uno de los descubrimientos más impactantes, justo en el corazón del barrio del Carmen: una de las bodegas más antiguas y mejor conservadas de España, destacable también por su tamaño. Una muestra de la importancia que, con los siglos, nuestra ciudad fue adquiriendo,
Hablamos del Celler Agrícola que gestiona la Asociación Proava en la calle Baja. El hallazgo tuvo lugar a finales de los años 90, cuando se demolieron algunas viviendas de la zona y se excavó para construir los garajes y cimientos de 21 viviendas de VPO. Nadie imaginaba que bajo de estas viviendas estaría la bodega con más solera de València levantada tan solo unas décadas después de la conquista cristiana.
Esta bodega no era una bodega más, si no todo un símbolo de prosperidad y auge de un barrio de artesanos vinculados con las necesidades de la sociedad feudal de la época. Por aquel entonces la calle Baja estaba ubicada fuera de los límites de la muralla árabe, rodeada de olivos, viñedos y almendros.
Acondicionada y abierta al público hace apenas unos pocos años, ahora mismo es un proyecto gastrocultural que tiene como finalidad promocionar productos agroalimentarios valencianos y donde tienen lugar exposiciones, visitas guiadas con cita previa, catas de vinos premiados y eventos privados. En el pasado, esta bodega de gran tamaño se encontraba en el semisótano de una antigua casa agraria de gran relevancia en el entorno de la ciudad y cuyo acceso se disponía desde la plaza del Árbol.
Esta bodega, la más antigua de València, también se usaba como almacén para otros productos y es que durante las excavaciones se encontraron diversas tinajas y restos de varios depósitos situados a diferentes alturas utilizados para el vino. El espacio sirvió para la elaboración, producción y almacenamiento del vino, junto con otros usos como almacén de aceites y cereales, cultivos principales de aquella época.
Los muros originales del celler están fabricados con la antiquísima técnica construida de tapial en costra, es decir tierra prensada con diversas capas de cal. Sus dimensiones, de planta rectangular, son de 7×5 metros y cuyos muros se cree que alcanzaron en el pasado los 4 metros de altura. Llama la atención un banco corrido o el arco rebajado, y su propia construcción cuya estructura se llevó a cabo son sucesivas capas alternas de mortero de cal, tierra y piedras medianas dentro de los cajones o tapieras a modo de encofrado.