La historia del edificio de la policía de Pont de Fusta
Como podemos ver en la imagen adjunta a este artículo, la parte trasera de este edificio presenta en la actualidad una imagen totalmente cambiada. Dónde hoy podemos encontrar una fuente y las vías del tranvía, en el pasado y antes de que se ensanchara la ciudad con la creación de nuevos barrios, encontrábamos unas vías del tren. Y es que cuando se creó su finalidad fue otra muy diferente a la actual.
El proyecto de esta estación comenzó en 1890 aunque sus obras tardarían aún un par de años en llevarse a cabo a cargo del arquitecto provincial Joaquín María Belda, que también creó la también desaparecida estación central de Aragón, en la Avenida de Aragón.
Este edificio fue construido con la finalidad de crear la nueva estación central de ferrocarril de València y que, con diferencia a la Estación del Norte, uniría la capital con municipios del interior como Llíria, Godella, Rocafort o Bétera, aunque también como Rafelbunyol o el Grao de Valéncia.
El proyecto original presentaba una simetría absoluta en fachadas además de en la distribución de las distintas piezas que componían el edificio aunque se perdió con su posterior ampliación para albergar las dependencias de Dirección, consejo de administración y Secretaría de la Sociedad Valenciana de Tranvías.
La historia de la estación de madera
Sin embargo, “la estación de madera” como también fue conocida durante muchos años, no solo era una estación también un centro administrativo de la compañía de ferrocarriles. En ella podíamos encontrar, a parte de las vías, andenes y vestíbulos, la factoría, servicios de explotación, centro administrativo, consejo de administración, dirección, consejo de administración y secretaría.
Proyectada en un lugar evidentemente estratégico, entre los puentes de Serrano y de la Trinidad, y a apenas 15 minutos de la Plaza del Ayuntamiento, también recibía el nombre de Estación de Santa Mónica, al estar al lado de la iglesia del mismo nombre. De gran belleza arquitectónica, se usaron para su fabricación materiales constructivos costosos y supuso toda una renovación de la imagen de la ciudad al otro lado del río.
Frente a ella se encontraba el conocido como Pont de Fusta que en su origen era una pasarela de hierro y suelo de madera, aunque la riada de 1957 lo destruyó, siendo reconstruido nuevamente hasta que en 2012 se inauguró el actual.
Con una superficie de más de 1.700 metros cuadrados, a finales del pasado siglo se realizó una remodelación de esta estación que había quedado en desuso y se habilitó como retén de la policía autonómica con una remodelación que costó casi un millón de euros.