Conoce la iglesia de Santo Tomás y San Felipe Neri de Valencia, inspirada en la iglesia del Gesú de Roma
Tenemos que retroceder casi 300 años para ver el origen de esta iglesia, concretamente tardó 9 años en levantarse entre el 1717 y 1736. La iglesia del Santo Tomás y San Felipe Neri es, junto a algún palacio que queda en la zona, el edificio más antiguo que sobrevive en esta parte de Valencia.
Su arquitecto fue un valenciano, Tomás Vicente Tosca. De hecho, ¿sabías que este arquitecto es el autor del primer plano histórico de la ciudad de principios del 1700? Conocida también como la iglesia de la Congregación, ya que estaba acompañada por una casa convento, ésta fue demolida tras la desamortización quedando solo en pie la iglesia que aún hoy en día reúne a diario la fe de centenares de fieles.
Ensombrecida por otras iglesias y monumentos de la zona, lo cierto es que esta iglesia aún es una total desconocida para muchos valencianos y valencianas pese a su ubicación y más aún su historia. Por ejemplo el edificio en sí está inspirado en los edificios barrocos de la ciudad de Roma tal y como podemos ver en su fachada donde predomina el ladrillo rojo como la iglesia del Gesú de la capital italiana.
En su interior un templo de planta de cruz latina, con una corta nave cubierta con una bóveda de cañón con lunetos entre capillas laterales coronadas por pequeñas cúpulas, además de ricos fondos pictóricos con lienzos de José Vergara, Espinosa o Vicente López, ¡casi nada!
Declarada en 1982 Monumento Histórico Artístico Nacional, fue construida por la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, creada en 1558 en Roma y creada en tierras valencianas por Luis Crespí de Borja. Éste compró una casa en los terrenos donde ahora se encuentra la actual iglesia y que albergaba el Corral de las Comedias. En 1648 se a crear junto con otras casas colindantes un oratorio y convento.
En la guerra de la Independencia el templo sufrió grandes desperfectos y solo fue utilizado como almacén, además el desaparecido convento era usado como cuartel para las tropas francesas. Pese a que la desamortización de Mendizábal de 1835 tanto el templo y convento fueron abandonados, por fin la iglesia reanudó su culto en 1836 y hasta hoy.