Edificio Monforte, donde los exiguos almacenes La isla de Cuba
De estilo ecléctico es uno de los edificios más representativos del modernismo valenciano, un estilo que predomino en la ciudad a principios del siglo XX. Creado por Lucas García Cardona -que también construyó el Centro Cultural Bancaja de la Plaza de Tetuán o el edificio Sancho de la Calle Caballeros, 14 a 18- llama la atención a los viandantes por su bonita fachada de cerámica valenciana que representan figuras en danza.
Fabricado por fuertes columnas de hierro, su envidiable posición geográfica albergó los populares almacenes La isla de Cuba. Consta de planta baja, entresuelo y cuatro pisos, forma chaflán y unos impresionantes miradores de madera con columnillas torneadas en los extremos de la fachada.
La isla de Cuba
Fue un comercio de tejidos y sastrería hecha a medida crucial en la vida comercial valenciana de la primera mitad del siglo XX. A la órdenes de estos almacenes estaban Juan y Emilio Campoy que ocupaban la planta baja y el entresuelo (hoy convertidos en sede bancaria).
La isla de Cuba nació en una Valencia que poco tiene que ver con la actual donde aún habían viejas casas que se debían expropiar y derribar en la Calle de La Paz para dar vida a esta gran calle que es hoy en día.
Tampoco era lo mismo la plaza de la Reina con apenas una superficie de apenas la quinta parte de la actual y donde aún habían una ristrera de casas justo delante de tiendas actuales como Ale Hop, Mc Donalds o Bertal.
Los hermanos Campoy triunfaron con un comercio tan céntrico y concurrido y su nombre caló enseguida en la sociedad encima en un año donde empezó la guerra de Cuba. Un conflicto que durante 3 años causó la muerte de miles de soldados españoles para más tarde perderla como colonia.
En las puertas de acceso había un rótulo que rezaba Precio fijo, para que nadie se permitiera el juego del regateo. Y dentro tafetanes, surays, tornasoles y bengalinas, que vestían a nuestras abuelas y bisabuelas además de pañería de calidad, ajuares de las novias, las mejores sábanas de hilo y las más selectas toallas. Y todo ello ¡ojo! a precios ajustados ya que debía competir con otras tiendas de la época como El Siglo Valenciano, El Águila, Casa Conejos o el Rey Don Jaime entre otras.