¿Sabes dónde estaba la temida calle de las Brujas en Valencia?
Para trasladarnos a esta calle, que recibía el popular aunque no oficial nombre de Calle de las Brujas, debemos de trasladarnos al barrio de la Seu, una de las calles cercanas a la Basílica de la Virgen de los Desamparados. Aún hoy existe pero tiene otro nombre, calle Angosta del Almudín.
Se trata de un largo y estrecho callejón, de hecho es uno de los más pequeños de la ciudad en este sentido, y que queda ubicado entre las paradas del edificio del Almudín y un bloque de viviendas privado, muy cerca de las calles del Salvador y de la Plaza de San Luis Beltrán.
Hoy en día nada tiene que ver con el nombre que le dio fama, la calle de las Brujas, siendo una calle agradable y tranquila aunque tampoco demasiada transitada… más allá de algún turista.
Nos tenemos que remontar al siglo XVII y XVIII, cuando la ciudad carecía de luz eléctrica. Esta calle ya existía y era una calle muy oscura, tenebrosa y enigmática. Eran años de la creencia popular de la existencia de brujas y dada su apariencia, esta calle tenía todas las papeletas a adquirir una fama relacionada con estas mujeres…
No existe ningún documento que haya pasado a la historia pero sí es una de esas leyendas que se han heredado con el boca a boca en Valencia. La leyenda dice que en esta lúgubre calle vivían varias mujeres conocidas como hechiceras o brujas.
Apenas salían de casa, su aspecto era tan descuidado como la casa que se podía observar por los casi siempre cerrados ventanales. Y nadie, se atrevía a pasar por esa calle de fuertes olores y raros sonidos.
Lo que sí está documentado es que esta calle estaba cerrada con puertas en ambos de sus extremos, que debían cerrarse como medida de seguridad por la noche, constituyendo una calle prácticamente privada que ayudó a crear la leyenda sobre el poder de las brujas. Este cerramiento se mantuvo hasta 1862, año en que fue de nuevo abierta al tránsito normal.