La historia de la casa más estrecha de Europa y que está en València
La casa más estrecha de València
Tan claustrofóbica como enigmática y tan curiosa como desconocida. València tiene el curioso honor de tener la que está considerada según el Libro Guiness de los Récords como la casa más estrecha de toda Europa. Seguro que has pasado por ella más de una vez. Se encuentra situada en la Plaza Lope de Vega, una plaza empedrada y repleta de una bulliciosa vida social, detrás de la iglesia de Santa Catalina. Concretamente en el número 6.
A pocos metros de la plaza redonda, la casa más estrecha de Europa tan solo mide 105 centímetros y está compuesta por cinco plantas. Lo que le ha hecho convertirse en otro de los atractivos turísticos que tiene la ciudad de Valencia y es que no hay turista que no se pare a hacer una foto a esta casa que hace pocos años atrás reformó su fachada para el disfrute de quienes la inmortalizan.
Nombrada en numerosos libros y programas de televisión, hace relativamente poco tiempo se le colocó un cartel donde muestra sus pocos centímetros pero, ¿es realmente una casa? ¿cuál es su historia? ¿cómo puede la gente vivir en un edificio tan sumamente estrecho? ¿es tan solo una fachada estrecha?
En la actualidad, la entrada pertenece al bar contiguo, bautizado como La Estrecha. Este establecimiento ha derribado la pared que los separaba por lo que el interior dista ya de ser una casa estrechísima y prácticamente inhabitable, eso sí conserva su suelo original. En la parte alta, sus pisos superiores han sido unidos en apartamentos y como futuro proyecto, su propietario quiere hacer incluso hasta un museo como homenaje a esta peculiar vivienda.
Las anécdotas se acumulan por doquier. Por ejemplo, cuentan que una de las niñas que vivía allí se tuvo que vestir en la calle el día de la Comunión, ya que con el vestido puesto no podía salir por la puerta. Tampoco para salir vestida de fallera cabía por la puerta. ¿Y cómo vivía esa niña en esta pequeña casa?
Según recientes declaraciones de esta niña, hoy convertida en una vecina del barrio, cuenta que la casa tan solo tenía dos diminutas camas, un catre, una pequeña cocina pegada a la pared y una mesa con dos sillas. Nada más. En los bajos, había una joyería donde trabajaba su padre y que servía como sustento de la familia.
La casa más estrecha de Europa, hoy un reclamo turístico del centro histórico de Valencia, a lo largo de su historia ha sido de todo hasta llegar a ser el bar que es en la actualidad. Desde un quiosco de prensa hasta una tienda de regalos e incluso como lugar de ubicación de una máquina expendedora.