El restaurante Imperdible despega gracias a una acertada reinvención

El restaurante Imperdible no es un local nuevo, pero resurgió con éxito hace apenas dos meses y el motivo tiene dos nombres propios, Paco Almarza en la gestión y Silvia Gavara en la cocina.
Este tándem ha logrado levantar un local que tiene una estética cosmopolita y llamativa pero que tenía una cocina dispersa que no acababa de encauzarse, sin embargo, la conjunción de ambos profesionales ha logrado aupar un restaurante que hay que tener muy en cuenta.
Gavara, que los últimos años ha estado dedicada a un local de su propiedad `Picoteo De Vicio´ que le ha permitido experimentar y tomarse un respiro de la presión que supone ser una primera dama de la cocina, ha decidido volver a encauzar sus pasos hacia la alta cocina y es que como ella misma relata cuando me hacen la propuesta de venir al Imperdible y me aseguran que podemos hacer una fusión de nuestra cocina con este edificio, me encanta porque veo la oportunidad de demostrar todo lo que he aprendido a lo largo de estos años" .
Habla de trayectoria porque la tiene y además larga y reseñable. No en vano fundó Las Meninas y ha pasado por cocinas como las del Marrasquino, el IVAM, el hotel Ferrer y Catering cinco
Gavara recuerda que aunque no ha estudiado cocina, "como me gusta mucho comer me he empapado de todo lo que me ha gustado y lo hecho mío. Desde el primer momento tuve claro, que la oportunidad del imperdible era única".
La cocina de Silvia Gavara como ella misma reconoce es de vanguardia "pero basada en la tradición, porque me gusta la comida con sabor al tiempo que la presento de manera elegante" y es por eso que el nuevo Imperdible, además de una carta impecable también presenta una exquisita oferta en barra porque esta cocinera ha querido hacer una reinvención de la tapa que la aleje de convencionalismos y la distinga frente al resto de la oferta gastronómica valenciana.
La cocina de Imperdible se basa en una materia prima exquisita, en una destreza única en los fogones y una dirección acertada que ha sabido reconducir el rumbo de un local ubicado en el corazón de Valencia y es que como reconoce Almarza "este local es tan cosmopolita que cuando te encuentras dentro no sabes si estás en Valencia o en Nueva York y por eso, consideré que era importante potenciar esa vertiente".
Paco Almarza explica que "el Imperdible tenía una cocina correcta pero no estaba acompasada con el ambiente que en él se respiraba, le faltaba alma, y por eso, necesitábamos una cocina que estuviera a la altura" y por eso "buscamos a Silvia que se había refugiado en Picoteo de Vicio, que era un lugar para ser felices, pero yo sabía que era capaz de mucho más, y además, consideraba que debíamos aprovechar la deuda pendiente que tiene la ciudad con ella porque es una de las cocineras que marcan la diferencia".
Almarza insiste en que este restaurante se ha buscado la excelencia y la versatilidad, no en vano puedes desde comer en la mesa o disfrutar de la exclusividad del piso inferior que está preparado para realizar eventos privados de alta gastronomía, por lo que este establecimiento está hecho a medida de todos los bolsillos, aunque el tique medio se establece en unos 30 euros.
El comensal de Imperdible puede degustar desde actualizaciones de los platos estrellas de Silvia como su "pasión cítrica", que fue incluido en el libro de Rafael Ansón sobre productos hasta propuestas del Marrasquino o Las Meninas, pero eso sí, "siempre introduzco cosas nuevas dictadas por el mercado, la temporada o el propio cliente, porque sino me aburro. Además, soy muy exigente y constantemente pruebo cosas nuevas con las que sorprender al comensal".
La sala, con Manolo Peris, marido de Gavara, también es un punto extra. Veterano en estas lides ha sabido encontrar el equilibrio entre los diferentes espacios del restaurante para que cada comensal perciba un ambiente confortable sin que se pierda un ápice de este espíritu mundano que exhalan las paredes de este local.
Lo cierto es que la historia de este restaurante no acaba aquí, apenas ha comenzado a despegar, puesto que el deseo de Almarza es crear una cadena de restaurantes de alta gastronomía a semejanza de este, primero en Madrid y posteriormente en el extranjero, para que la cocina de Silvia Gavara se internacionalice y gane fama mundial, algo que viendo la buena marcha de este restaurante, a buen seguro que conseguirán.