Rafael Castejón en el Teatro Principal de Valencia con la obra "El Perro del Hortelano", los días 20, 21, 22 y 23 de abril. ¡Un disfrute para toda la familia!
Queridos lectores/as si queréis divertiros con una obra de Teatro Clásico: El Perro del Hortelano, y reírse, con lo sano que hoy en día es reírse, sin duda alguna os recomiendo que vayáis al Teatro Principal los días 20, 21, 22 y 23 de abril.
Cuando me enteré que Rafael Castejón, conocido actor de teatro, televisión y cine estaba en Valencia no dudé en entrevistarle para que nos contara los entresijos de la obra y desde luego sus vivencias. Gracias a ti y a todo el equipo por saber atrapar al espectador con una obra de Lope de Vega, donde habéis hecho una versión que se mimetiza y adapta con la modernidad en un recinto maravilloso como es el Teatro Principal de Valencia.
C.S. – Eres un actor camaleónico. ¿Cómo puedes con todo?
R.C. – La mujer de Carlos Hipólito, Mapi Sagaseta siempre me lo dice: unas veces voy a verte y no te conozco. (risas) Bueno, se supone que es arte del actor, intentar cambiar en cada trabajo. ¡Es un buen piropo!
C.S. – Si me permites, el Perro del Hortelano es una comedia divertida...
R.C. – Ha ayudado mucho la película de Pilar Miró que tuvo mucha dificultad para ser estrenada pero luego fue un gran éxito. Creo que es una de las mejores comedias. Cuando topas con una buena obra, dices: ¡Esta sí! Y esto es lo que me pasó con el Perro del Hortelano. Yo tampoco era muy asiduo al teatro clásico antes de entrar a la compañía pero cuando me llamó Helena empecé a interesarme, a hacer un curso de verso, y en estos cinco años hemos trabajado muchos actores clásicos. Es una comedia con unos conflictos universales, completamente atemporales muy divertida, muy loca…
C.S. – El público se ríe mucho.
R.C. – Se lo pasa genial y la gente joven también se lo pasa muy bien, que para nosotros es un buen “termómetro”, porque los martes y los miércoles en el Teatro de la Comedia en Madrid van institutos. Aquí se ven menos móviles (risas) y eso es una buena señal y los chavales se lo pasan muy bien y hay que ver los comentarios que hacen en twitter y en redes sociales y algunos son muy buenos: ¡Pues a mí me ha encantado esta mierda! (más risas) Es que es muy bueno, el chaval diría: ¿Teatro clásico? A ver… ¿En verso? y luego lo descubre.
C.S. – Entonces es otra manera de atraer al público juvenil y es una manera de decirles que el teatro clásico “llega” y os llega a vosotros.
R.C. – Esos son los clásicos, pasa el tiempo y están ahí, a todos nos toca y a todos nos mueve y de repente nos descubren cosas, nos revelan…
C.S. – ¿Cómo cuáles?
R.C. – Aquí vemos partes del alma humana y caracteres de seres humanos que en algún lado te reconoces, o a alguien, o te revela esa parte del carácter del ser humano, te hace reflexionar o te pone el espejo, que decía Hamlet, te pone el espejo enfrente para ver tu propia realidad, creo que es lo que tiene que hacer el teatro; era una época que el teatro se hacía mucho para y por el público, escribían mucho y las obras aguantaban poco en el cartel, esto es lo bueno de estos grandes autores como Lope de Vega, como Calderón que son eternos.
C.S. - ¿La gira es hasta diciembre?
R.C. – Estrenamos en Madrid en octubre del año pasado y terminamos en Almagro. El 6 de julio estrenamos la Dama Duende en el Festival de Almagro y el 18 de julio El Perro del Hortelano, 10 funciones, luego paramos y en diciembre vamos al Teatro Nacional de Cataluña que vamos hacer tres semanas allí, en enero del 2018 se repone en Madrid un mes, luego en Bilbao y probablemente en el Festival de Nápoles porque la obra se desarrolla en Nápoles, es una obra que gusta mucho a los italianos.
C.S. – Me ha llamado mucho una crítica que te han hecho: “Respira el verso como si lo inventara”. Otra crítica: “Naturalidad y fluidez”. ¿Cómo puedes llegar a dominar el verso?
R.C. – Con la práctica.
C.S. – ¿Cuál es tu secreto?
R.C. – Trabajo el personaje como si estuviera trabajando cualquier personaje, esté haciendo Strindberg, Lorca, etc. La acción del texto, el carácter del personaje lo trabajo igual, pero también es verdad que ahora nos vienen estos textos en verso con mucha poética que no son cotidianos.
C.S. – ¿Pero conseguir la rapidez y la fluidez?
R.C. – Intentando tener una tipo de interpretación moderno con mucho sentido de verdad es como aunar todo este tipo de cosas, no es salir y decirlo bien sino realmente meterte en profundidad con los conflictos, con los temas y con el carácter del personaje. También tengo mucho oído musical, ahora estoy estudiando piano y eso también ayuda. Para nosotros es un reto también, para el actor es una fiesta, es un pozo que no se agota.
C.S. – Tú vienes de un linaje teatral familiar, aprovecho para hacer un homenaje a tu padre.
R.C. – Mi padre empezó a trabajar en radio Alicante a los 17 años y luego zarzuela, revista, cantaba, mi madre también, mi hermano también, mi hermana bailarina ahora coreógrafa. A ellos les debo todo, el amor por el teatro.
C.S. – ¿Qué consejo te dio tu padre?
R.C. – Lo primero es apoyar, ellos desde el principio, conociendo la dureza de esta profesión porque mis padres pasaron mucha hambre, esfuerzos y penurias, porque en una época en la que el teatro no era fácil, hacían muchas giras por Sudamérica, estaban mucho tiempo fuera de casa y encima criando a los niños. No se ganaban grandes sueldos y sabiendo todo eso me apoyaron. Desde pequeñito, en las compañías de las zarzuelas, siempre que había un personaje de niño decían: El niño de Castejón y con cuatro años ya estaba en el escenario. Me comía la merienda con los técnicos, dormía la siesta en las cestas de la ropa y siempre de gira con ellos.
C.S. – ¿Qué “sello” tiene Helena Pimenta como directora y primera mujer de la Compañía Nacional de Teatro Clásico?
R.C. – Helena tiene muchas cosas, primera directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, con unas cifras espectaculares de ocupación, de recaudación, de críticas. Cinco años espectaculares, siempre lo digo en las ruedas de prensa, no dejo de asombrarme que encadene un éxito tras otro y además tan diferentes como “la Vida es Sueño”, “el Alcalde de Zalamea”, etc. realmente es marciano, ella tiene una capacidad de trabajo brutal que algunas veces creo que puede con nosotros en el sentido de energía y tiene una sensibilidad especial.
C.S. – Es meritorio Álvaro Tato que es el autor de esta versión como Vicente Fuentes que es el asesor de verso, porque es muy difícil hacer un verso dinámico y moderno.
R.C. – Ahí entras en que queremos acercar más a la gente, quitar esas palabras que no tengan que buscar en el diccionario, pero por otro lado esas palabras tienen su “cosa”, su sabor, como tú dices, pero es que la historia se entiende muy bien y la gente la puede seguir muy bien.
C.S. – Respecto a tus compañeros, el verso es muy fluido, dinámico y tenéis que ir muy en comandita porque si no se notaría hasta la más pequeña sutileza.
R.C. – Hay un gran trabajo de equipo, por ejemplo, Joaquín lleva 15 años en la Compañía, el núcleo que está aquí nos conocemos tanto, tanto, trabajamos muy bien y el trabajo en equipo lo fomenta Helena Pimenta.
C.S. – En el año 2002 comienzas en el cine con el Alquimista Impaciente de Patricia Ferreira...
R.C. – Durante una temporada muy larga hice mucha televisión y ahora que llevo cinco años en la Compañía, es verdad, que combinar es complicado porque son muchas horas de ensayo, las funciones...
C.S. – ¿El actor tiene vida?
R.C. – ¡Madre mía, pregunta difícil! Cuando estoy metido en un montaje, estoy las 24 horas del día con el montaje en la cabeza, es bastante complicado, duermes poco aunque intentas descansar, intentas desconectar haciendo ejercicio pero estas con el “run run” y con la función aquí (señala hacía su cabeza). Luego, una vez que se estrena es otro tipo de proceso, se sigue trabajando pero sigues ahí, sí sí.
C.S. – Has trabajado en televisión, cine y teatro. ¿El teatro supone un mayor reto, es más sincero?
R.C. – Siempre dicen que el cine es el espacio del director y el teatro es el espacio del actor, a mí me parece que es el espacio natural del actor.
C.S. – ¿Algún reto qué cumplir?
R.C. – He tenido mucha suerte porque he ido cumpliendo sueños que he tenido como trabajar en el Festival de Mérida, en el Teatro Romano o en el Festival de Almagro o estar aquí en el Clásico; recuerdo que en 1999 o 2000 mi padre y mi hermano estaban haciendo “Entre bobos anda el juego” y al ver las fotos dije: Yo quiero trabajar en esta compañía y mira, ya llevo cinco años. Aquí estoy haciendo personajes estupendos y gracias a Helena Pimenta por la oportunidad de dármelos. Una espinita: Hamlet.
C.S. – ¿La crítica te trata bien?
R.C. – Grandes críticos como Javier Villán, Vallejo y Marcos Ordóñez que siempre me tratan muy bien. Mi padre me dijo que era mucho mejor actor que él.
C.S. – Hay que ser realista, poca gente vive de actor ¿Dónde tendrían que formarse? Y ¿Tú los invitarías que siguieran esa vocación?
R.C. – Si quieren ser actor o actriz, les diría que se pusieran a ello pero para mí, la formación ha sido muy importante.
C.S. – ¿Cómo Juan Carlos Corazza que también ha sido director tuyo?
R.C. – Es uno de los mejores directores y maestro de actores del panorama nacional e internacional. Javier Bardem decía: El bailarín está entrenando todo el día, el atleta de élite entrena todo el día pero los actores estamos entrenando cuando estamos trabajando. Cuando dejamos de trabajar no hacemos nada y se necesita hacer algo con este material; por eso, es importante entrenar y entonces, que mejor entrenador para mí que Juan Carlos Corazza.
C.S. – ¿Cómo definirías tu carrera de actor?
R.C. – Como carrera de fondo pero es lo que decías antes, me siento privilegiado porque desde el 89 que soy profesional no he hecho otra cosa que actuar, me considero un minero del teatro de la actuación.
Foto de cabecera realizada por J. Félix Gimeno. Fotos cedidas por Kurandaweb.com
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