Santiago Posteguillo: 'En política siempre sale el gladiador que llevamos dentro cuando se tuercen las cosas'
El escritor Santiago Posteguillo hablará el próximo 13 de febrero sobre la importancia de las mujeres en la novela histórica en el Club de Encuentro Manuel Broseta (C/ Sorni, 34) a las 20 horas. El autor de ‘La traición de Roma’ nos habla en esta entrevista por qué le gusta la Antigua Roma para ambientar su novela y compara los duelos políticos actuales con las peleas de gladiadores del Circo Máximo.
¿Qué contará en su conferencia “Lo femenino y lo imprevisto en la
novela histórica”?
Explicaré cómo, por un lado, que la mujer ha quedado habitualmente relegada a un segundo plano en los libros de historia y luego, por extensión, en las novelas históricas. Comentaré también cómo se puede revertir esto en busca de un mayor equilibrio de géneros en el relato histórico, pero pondré énfasis en las dificultades para establecer ese equilibrio pues, por lo general, las fuentes históricas son, en mayor o menor medida según el autor, sexistas. Complementariamente, describiré cómo lo sorprendente, lo inesperado funciona muy bien como recurso narrativo para mantener la atención de los lectores.
¿Han sido más importantes en la historia las mujeres o los hombres?
Yo creo que han sido igual de importantes porque incluso cuando se piensa que la mujer ha estado en una posición secundaria, las esposas de grandes personajes históricos ha influido de forma sustantiva en las acciones de sus cónyuges. Además hay personajes femeninos sobresaliente, como Cleopatra en Egipto, la poetisa Safo de Lesbos o Zenobia de Palmira, por mencionar sólo algunos ejemplos. Y, finalmente, no todas las culturas ni todas las épocas han proscrito a la mujer a un segundo plano: las guerreras sármatas, las emperatrices chinas de la dinastía Han, las monjas budistas del imperio Kushan son algunas muestras de sociedades y momentos de la historia donde la mujer estaba en posiciones muy relevantes.
¿Se les da la importancia necesaria?
No. Aún no. Hay ahora bastantes escritoras en el género de la novela histórica y por ahí se ha iniciado una recuperación de personajes históricos femeninos muy interesantes. También escritores, como los novelistas históricos José Luis Corral o José Luis Calvo Poyato, han centrado algunas de sus últimas novelas en personajes femeninos del pasado como la mencionada reina Zenobia de Palmira o María Pineda. Pero queda camino por recorrer. Y será muy interesante recorrerlo todos juntos, escritoras y escritores, lectoras y lectores.
¿Qué tiene la antigua Roma para que le haya dedicado tantos libros y
escritos?
Es nuestro pasado, nuestro origen como sociedad actual y, además, novelísticamente proporciona al escritor una panoplia muy variada de recursos dramáticos para conformar relatos apasionantes: fieras en el Anfiteatro Flavio, batallas, guerras, legiones, magnicidios, carreras de cuadrigas, luchas de gladiadores, de gladiadoras… es difícil resistirse a investigar, a relatar y a leer sobre esta época.
¿La política de hoy en día podría compararse con un espectáculo de
gladiadores y fieras en el Circo Máximo?
Ferraz, Vistalegre… yo creo que sí. Y por la derecha no crea que las rencillas son menores. Mantener el gobierno es un bálsamo siempre en un partido político, pero a la mínima que las cosas se tuerzan sale el gladiador que todos llevamos dentro. Unos más que otros, claro.
Ahora que Frankenstein se ha leído el Quijote ¿qué otro libro debería
leerse?
Muy bien traída la pregunta. Bueno, podría leerse la novela Patria de Fernando Aramburu o la novela Crematorio de Rafael Chirbes. Ambas obras muy necesarias en estos tiempos que corren.
Hace poco apareció en los medios que el 40% de los españoles no lee y
las bibliotecas compran tres veces menos libros ¿Vamos hacia atrás o hay
otras maneras de culturizarse?
Vamos hacia atrás, aunque es cierto que hay otras formas de adquirir cultura, pero no compensan esas malas cifras en índices de lectura de la población. Es evidente que hay magníficos canales de documentales sobre naturaleza, historia y otros ámbitos en las nuevas televisiones por cable o plataformas digitales, pero no son lo más visto (aunque más de lo que uno imaginaría). Luego hay una gran brecha: existe ese elevado porcentaje de personas que no lee nada, pero también hay otro sustantivo porcentaje de personas (no tan abundante, eso es cierto) que lee mucho. Muchos se sorprenderían al saber que el libro infantil y juvenil (en físico) sigue muy potente. Hay niños y jóvenes que leen mucho.
Hay que proporcionarles más posibilidades de lectura a estos y recuperar a buena parte de los que no leen. Y lo de las bibliotecas no es que tengan menos libros porque la gente decida leer menos, sino porque en este país en cuanto hay crisis lo primero que se corta es el dinero para investigación y para cultura. Si les recortan los presupuestos, las bibliotecas, lógicamente, adquieren menos libros. Los que nos gobiernan deberían reflexionar, a no ser que todo sea un plan bien diseñado para adocenar a la gente. Si ese es el objetivo, van bien. Pero escritores y lectores tenemos que seguir haciendo ese gran acto de rebelión que siempre temen los poderosos: leer. Mandela admitía que en los primeros años en prisión a punto estuvo de desdecirse de sus ideas en público para que lo liberaran. Aguantó, sin embargo, 10.000 días en prisión, unos 27 años. Siempre explicaba que lo consiguió porque sus carceleros sólo cometieron un error con él: le dejaron leer. Luego salió de la cárcel, sin rencor, y cambió su país, influyó en el mundo entero. Por leer.