1941, el año el que tuvo lugar la primera Ofrenda a la Virgen de los Desamparados
Tenemos que remontarnos hasta el año 1941 para ver la primera Ofrenda, un acto que con los años ha ido adquiriendo un papel importantísimo en la programación fallera y muy emotivo para muchos falleros y falleras cuando llegan a la Plaza de la Virgen y ven el enorme busto de la Virgen.
Dicho año, unas clavariesas decidieron depositar en la Basílica de la Catedral ramos de flores en honor a la Virgen. Un acto que no pasó desapercibido para la gente que las observaba y unas chicas vestidas de labradoras y cubiertas con mantilla decidieron hacer lo mismo, honrar la imagen de la Virgen de los Desamparados con flores. Y como más gente, llama a más gente este acto sin organización, ni con ninguna entidad detrás empezó a ser más y más popular.
En los años venideros algunas comisiones falleras copiaron el acto de estas mujeres y también le llevaron flores a la Virgen. Un acto espontáneo se convirtió en una costumbre y debido al gran éxito, este homenaje floral tuvo que trasladarse al exterior de la Basílica donde para no entorpecer el paso de los viandantes se decidió construir bastidores con listones de madera para depositar en ellos los ramos de flores. Y sí, las comisiones falleras fueron sumándose en masa en los años 50 formando larguísimas colas para depositar los ramos a los que se unieron las bandas de música que les acompañaban.
En los años 60 se decidió oficializar y reglamentar dicho acto. Hubieron fallas que hacían impresionantes tapices de flores, como en la actualidad. Y ya en 1964 se acordó que solo podrían desfilar aquellas personas que fuesen con trajes regionales de valencianas. Fue en 1965 ante la avalancha de gente cuando se decidió que para acortar los tiempos dividir esta Ofrenda floral en dos días, las tardes del 17 y 18 de marzo siendo un día para las comisiones infantiles y el otro para las adultas.
En los años 70, se sumaron a la Ofrenda autoridades, personajes públicos… reuniendo más de 25.000 niños y 30.000 adultos pero el caos seguía siendo parte de este desfile que con los años seguía adquiriendo mayor relevancia y espectacularidad y se decidió que las comisiones falleras (se unieron prácticamente todas), saliesen desde dos puntos diferentes: unas partirían desde la Glorieta y otras desde la Avenida del Oeste uniéndose ambos en la Plaza Zaragoza junto a la Catedral pero un año después el desfile volvió de nuevo a llegar hasta la Plaza de la Virgen como es habitual.
Ah y como curiosidad, el actual busto de la Virgen y el niño Jesús de 15 metros de altura no se creó hasta 1987 de la mano de José Azpeita.