ORO lo épico en estado puro ¡Qué pasada de película! Estreno 10 de noviembre
Por muchos siglos que pasen el ser humano no ha cambiado mucho, sigue huyendo del hambre, de la guerra y nuestros mayores enemigos somos nosotros mismos. Señoras y señores literalmente, para los amantes de lo épico en estado puro ¡Qué pasada de película! Con unos artistas de élite entre los que se encuentran mis entrevistados, Raúl Arévalo y Óscar Jaenada y con una magnífica dirección de Agustín Díaz Yanes que ha sabido aunar a actores con brava y carismática personalidad en el crecento y desenlace de la aventura del Dorado, con José Coronado, Bárbara Lennie, Antonio Dechent, José Manuel Cervino, Luis Callejo, Juan José Ballesta, Andrés Gertrúdix, Diego París, Anna Castillo y Juan Carlos Aduviri y con la colaboración especial de Juan Diego. El Festival de Cine Antonio Ferrandis y Cines Kinepolis Paterna apuestan por los grandes directores del cine español.
C.S. – ¿Qué busca Gorriamendi a finales del s. XVI y qué Óscar Jaenada en el s. XXI?
O.J. – Trabajo y tiempo para estar con mi chaval. Lo demás lo tengo todo. Gorriamendi era un tipo que buscaba oro y que llegaran los máximos hombres posibles al final (no porque se preocupara por ellos), para poder realizar la misión y traer el oro a las arcas.
C.S. – Martín Dávila busca otra cosa, conocer mundo ¿Te pareces a él, conociendo el mundo y que sientas la vida?
R.A. – Martín Dávila, aparte de que también busca oro tiene el matiz de que es un tío leído, es un tío que quiere conocer otras gentes, otras culturas, otras tierras y como tú preguntabas, Raúl, en el s. XXI sí que me encanta viajar, me encanta conocer gente, me encanta conocer otras culturas, es algo que me gusta mucho, pero a día de hoy lo que más busco es estar en mi casa porque por suerte he estado viajando mucho, pero ahora me apetece mucho estar en casa.
C.S. – Por muchos siglos que pasen el ser humano no ha cambiado mucho, sigue huyendo del hambre, de la guerra. ¿No os parece?
R.A. – Exactamente, es lo que decía el director, porque el ser humano por muchos pasos de gigante que hayamos dado en muchos aspectos no ha cambiado tanto y en determinadas cosas, que son inherentes a nosotros, estaban en el s. XVI y están todavía ahora.
C.S. – ¿Y que nosotros mismos somos nuestros mayores enemigos?
O.J. – El miedo paraliza y el miedo te hace reaccionar de una forma que sin miedo reaccionarías de otra forma. Estos tipos que tenían el miedo tan presente, que estaban en un lugar que desconocían por completo, sin ningún tipo de registro ni de animales, ni de fauna, ni de nada. Antes que preguntar mataban, ni arriesgaban, eran tipos que estaban rodeados de miedo…
C.S. – No tenían nada que perder y mucho que ganar, buena reflexión para nuestro siglo.
R.A. – En aquella época la muerte y la vida tenían otro valor.
C.S. – La esperanza de vida era 40-45 años.
R.A. – Aparte que morían muy jóvenes, el aceptar la muerte. Había un honor militar que también es más propio de otra época. El guión está muy bien escrito y transmitía muy bien esto y que es muy interesante interpretar. Aunque no hayamos cambiado, en cuanto al miedo, a la violencia, a cómo te enfrentas a cosas que no conoces, eso no ha cambiado en el ser humano, en otros aspectos como este de la aceptación de la muerte, por lo menos nosotros, occidentales del s. XXI, es un poquito diferente.
C.S. – Oro está ambientada en la conquista pero no trata sobre la conquista.
O. J. – La conquista es el decorado pero la base está en esos hombres, en esas dos mujeres que ven sus vidas pasar en un sitio rodeado de lo desconocido, con hombres que saben que cada uno de ellos va a dejar su vida porque no tienen nada que perder.
C.S. – Y de Director a Director, Raúl Arévalo ¿Qué ha aprendido de Agustín Díaz Yanes?
R.A. – Más que aprender he podido admirar su calma, su templanza, su tranquilidad. Yo soy tan nervioso que ojalá pudiera tener un poco más de su calma. Todo eso está bien saber verlo para poder evolucionar hacia ahí, pero trabajo con un director que tiene una cualidad que admiro mucho más que aprender, es como que lo admiro e intento absorberlo un poquito pero aceptando también lo que soy.
C.S. – Maravillosos compañeros/as ¿A quién queréis destacar?
O.J. – ¡A todos! Pero tengo debilidad por Ballesta, una debilidad desde hace un montón de años, será siempre uno de los grandes actores por ese rostro, esas miradas y ese carisma que tiene Juanjo.
C.S. – ¡Cuánto carisma hay en esta película!
O.J. – El ojo del director y de Apache arriesgó mucho con Cervino, con Dechent, conmigo, con Raúl, con Callejo, con Gertrúdix, con una serie de actores buenísimos y más, pero que todo ese conjunto de tíos que nos sentamos en la última fila pues ha hecho una unión muy bonita.
C.S. – Una hermosa simbiosis, te lo puedo asegurar.
O.J. – Gracias. Se respira.
C.S. – Cuéntanos el símil de la saeta renacentista.
O.J. – Había un ritmo que era el paso militar pero le añadíamos la intranquilidad, sin saber lo que podía pasar en cualquier momento. Teníamos un perro que nos alertaba, un indio que también nos alertaba pero aun así habían cosas que pasaban, que se nos escapaban de entender de todas todas, creando esa tensión, esa saeta, ese sufrimiento al andar y al estar medio muerto en cierta manera.
C.S. – Creo que Óscar Jaenada ama el cine de autor y Raúl Arévalo, a mi modo de ver, el cine de identidad. ¿Por qué aceptasteis hacer sendos papeles en Oro?
R.A. – Me encantaba trabajar con Tano y trabajar con todo el reparto y en concreto con Óscar, me atraía mucho y luego cuando leí la primera página del guión y vi que el personaje se revolcaba entre el barro, que iba vestido con una armadura, con una espada, pues eso mola mucho como actor; luego evidentemente leí el guión y me encantó, desde la primera página ya estaba volcado.
O.J. – Tano es Tano, el aprendizaje lo llevamos en la sangre, de ver sus películas. Tano es llamar e intentar coordinar fechas, hablé con él, para su anterior película, hace ya ocho años y por fechas no pudo ser.
C.S. – ¿Por qué invitarías a que el público viera Oro?
R.A. – Mi generación, es una generación un poco engañada en los libros de historia. Se nos habla del descubrimiento cuando ya había gente allí. Esto añade un poco de verdad a este tema, a esta conquista, y si quieres podemos matizar a qué tipo de conquista. Esa conquista no fue un descubrimiento y es algo que a mí me gusta que se vea también. Hoy en día cuesta aun decir las cosas por su nombre. ¡No sé qué pasa en este país!
C.S. – ¡Ojala hubiera más Óscars y más Raules, en cierta manera! Y lo local, entonces ¿Se puede convertir en universal?
R.A. – Creo que sí. Cuando cuentas algo de lo que sabes si está bien contado. Este tópico de lo local se puede convertir en universal, es así, si hablas de seres humanos hablas de cosas y hablas de verdad, haces que a Almodóvar lo entienda en todo el mundo o que podamos entender una película coreana aunque no hayamos conocido esa cultura.
C.S. – ¿Ha habido una reconciliación del público con el cine español?
R.A. – Es una pregunta que para contestar rápido no se decirte, si saco mi lado positivo te diría que hay que pensar que hay determinado público, de ese público peleado con el cine español, con ese público de los boicots absurdos que poco a poco se va reconciliado, en los últimos años, con el cine español. Pues quiero pensar que sí. Intento pensar en positivo simplemente por no entrar en más en conflicto que ya en bastante en conflicto estoy con todo lo que pasa.
O. J. – El cine está politizado. Nosotros estamos haciendo una película para Antena3, ayer, dónde vas a un programa, y no se puede hablar del trabajo que estás haciendo en Telecinco. Pues esas cosas. Me parece curioso que hasta nos riamos de esto. Si está politizado y partimos de esa base, que la televisión es la hija mal criada del cine, que respeto mucho la tele, pero la tele es la tele. El cine es independencia pura y absoluta o que haya dos tipos de cine, pero hemos llegado a un tipo de cine que pasamos por televisión y eso nos obliga, aunque no queramos y por mucha libertad que tengan cuatro en hacer su película en que luego solo se publicite en su canal.
R.A. – ¡Totalmente!
O.J. – Pues eso hace que el cine esté politizado
C.S. – Pues intentemos que no sea así.
Fotos realizadas por J. Félix Gimeno.
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