Montoliu, el torero tras el Monumento que guarda la Plaza de Toros
La figura de Montoliu observa Valencia las 24 horas del día. Inmóvil contempla cada día el ir y venir de miles de personas que se dirigen a sus casas, a sus puestos de trabajo, a coger el tren a la estación del Norte, a ir de compras por la calle Colón e incluso muchos turistas se fotografían junto a él, eso sí siempre y cuando no esté manchado de pintura debido a los continuos actos vandálicos que sufre cada día.
Manolo Montoliu fue un torero de técnica cuidada, elegante, sobrado de facultades en el ruedo y está considerado uno de los más genuinos representantes de la gran escuela valenciana de banderilleros. Nació en Valencia en Valencia, un 5 de enero de 1954 pero su vida fue corta, murió toreando el 1 de mayo de 1992 en una de las plazas más insignes de España, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Su muerte incluso pudo verse en directo por TVE y fue la primera de esta índole retransmitida en directo.
Su padre era el picador Manuel Calvo "Montolíu", del cual decidió coger su nombre y heredar su afición por los toros. Y llegó a ser una figura clave de la cuadrilla del maestro José María Manzanares. Debutó en Benicassim en 1970 y con picadores en el 73 en San Feliu de Guixols (Gerona). Entre los años 1980 y 1985 formó parte de cuadrilla de otros toreros como Vicente Ruíz "El Soro", Guillermo Ciscar "Chavalo", Paco Ojeda y Antoñete. Hasta que finalmente tomó la alternativa en 1986 en la plaza de toros de Castellón confirmando la alternativa el 11 de mayo de 1986 en Las Ventas (Madrid),
Sin embargo la vida de Montoliu terminó pronto, en 1992 en el festejo número 13 de la Feria de Abril cuando el toro Cubatisto de la ganadería de Atanasio Fernández le empitonó en el tórax tras colocar un par de banderillas, sufriendo una destacada rotura cardiaca lo que le produjo la muerte de forma casi instantánea. Poco tiempo después, el Ayuntamiento de Valencia de la época decidió homenajearle y colocar un monumento con su figura en la calle Xátiva, a pocos metros de las taquillas de la Plaza de Toros de la ciudad en un lugar de gran tránsito para recordar la insigne figura del que podría haber sido uno de los mejores toreros de todos los tiempos.