Esta es la historia de l´Antiga de Campanar, la ganadora del 1º premio de la Sección Especial
Eclipsada durante la última década por la comisión de Nou Campanar, parecía que l´Antiga de Campanar estaba condenada a categorías inferiores que le impedían ese relumbrón de otras épocas que tanto añoraban sus falleros. Sin embargo en los últimos años l´Antiga ha dado un golpe en la mesa volviendo a ser considerada una de las fallas más importantes de Valencia. Ganó el primer premio en 2017 y ha vuelto a hacerlo en 2019.
L´Antiga de Campanar, cuyo denominación oficial es Falla Monestir de Poblet - Aparicio Albiñana - General Avilés se fundó en una de las décadas de mayor explosión de comisiones falleras de Valencia, la de los 70, al calor del boom inmobiliario y del auge de los barrios del hasta entonces extrarradio de la capital del Turia. Concretamente lo hizo en 1971.
En sus primeros años fue una falla humilde, donde aún las grandes fallas y los monumentos más importantes se concentraban en la zona centro. Sin embargo el final de la década de los años 80 supuso un punto y aparte en la historia de L´Antiga. En 1989 entró por primera vez en Sección Especial, la máxima sección fallera de la que raramente se ha apeado pese a unos años 2000 algo complicados.
La Falla ganadora de 2019
La mejor falla de Valencia ha vuelto a ser este año cosa de l´Antiga de Campanar. Se titula Juga, juga... i voràs (Juega, Juega... y verás) y se trata de un rebosante taller de juguetes rotos ideado por el artista Carlos Carsí.
Cuenta con un presupuesto de 170.000 euros, una altura de veinte metros y medio centenar de figuras. Este año l´Antiga nos invita a reflexionar sobre el mal uso de los juguetes, sobre el exceso de juego o por la utilización de materiales defectuosos, entre otros temas. Entre sus figuras destacan la de dos ancianos artesanos que intentan arreglar esos juguetes, de todo tipo y origen y con posturas imposibles.
Una manera excelente de cumplir su 30 aniversario y sumar su 4º gran premio. Y es que L'Antiga contaba ya con tres primeros premios en la máxima categoría: el primero fue en 1989 con Ramón Espinosa y la falla 'Eroticrónica'. El segundo lo logró en 1991, también de la mano de Espinosa con 'Cuentos chinos' y en 2017 recuperó los máximos honores con Julio Monterrubio y el lema de 'Eterna seducción'.